«La escritora observa el mundo que gira frenéticamente y donde la fuga sigue siendo el ansia, y la esperanza es la noche que comienza con un Martini entre los labios».
Hasta ahora, lo único que conocíamos de Mercedes de Acosta era su leyenda. Por fortuna, Ediciones Torremozas nos facilita la única edición en España de su obra y la más completa en español de entre las escasas publicaciones que circulan en nuestra lengua.
Mercedes de Acosta es de esos personajes cuyas vidas constituyen la pulsión de su mito, lo cual es ya suficiente para quienes perseguimos existencias únicas y singulares.
En su caso, contamos también con una escritora notable, una intelectual y activista feminista que anduvo por el camino de las personas libres. Su testimonio poético se tradujo en tres libros, escritos entre 1919 y 1922, de los que Imposeída -título acertadísimo- es una selección bilingüe de sus mejores textos.
Neoyorquina de nacimiento, su origen hispano -cubano y español- la marcó culturalmente, por lo que Mercedes de Acosta se mantuvo en equilibrio entre la urbanidad efervescente del Nueva York de la alta sociedad y la nostalgia cálida de sus reminiscencias latinas. Todo ello la condujo a beberse a sorbos su deseo.
Las múltiples relaciones que mantuvo con algunas de las estrellas más importantes del siglo XX, cuyos nombres bastan para evocarlas -Garbo, Marlene, Isadora-, resultan muestra de su poderoso hechizo, pues supo conquistar a las hechiceras mayores. Su propia evolución personal, al ser educada como varón y luego decidir su expresión de género confesadamente andrógina, la adelantan a su modernidad porque, insistimos, el único camino que anduvo fue su libertad.
La poesía de Mercedes de Acosta es clara y directa, su discurso es un grito en la ventana de un rascacielos. La escritora observa el mundo que gira frenéticamente y donde la fuga sigue siendo el ansia, y la esperanza es la noche que comienza con un Martini entre los labios. No se escabulle de sus sentimientos, no ignora la fuerza poderosa de los ojos que la miran y la escudriñan, esos ojos que se preguntan a quién tienen enfrente. Tampoco ignora las desgracias e injusticias que conviven en la urbe, y denuncia, señala, se compadece.
Mercedes de Acosta nos llega ahora, que todo vuelve a cuestionarse cuando ya desbordamos con creces la era de la ciencia ficción, para brindar por su mirada desprejuiciada, su guiño simpático y su soledad íntima. Porque todos volvemos a casa para desprendernos de otras pieles y quedarnos a solas con nuestra ventana, ese rectángulo desde el que observamos el mundo, y lo odiamos, lo amamos, lo compartimos.
Al leer a Mercedes de Acosta logramos ponerle voz a su leyenda y descubrir a la intelectual que abrazó a los mitos, que escribió para el teatro de su tiempo, que desenmascaró la hipocresía de sus coetáneos en sus memorias tituladas Here Lies the Heart -rogamos su traducción al español-, que exigió el derecho al voto de las mujeres y que nunca vio dormir a la Gran Manzana porque, como ella, rodeada de todos, siempre fue imposeída.
Daniel María
Imposeída, Mercedes de Acosta,Ediciones Torremozas
192 pp.,16 €