Si hay algo que Miguel Salazar (Barcelona, 1968) conoce bien es la cara y la cruz del mundo del libro: el contacto con el futuro lector en el punto de venta y los entresijos que hay detrás de la edición de cada ejemplar.
Formado en periodismo y después de algunos trabajos como becario, decidió trasladarse a Suiza para mejorar su alemán. Vivió casi dos años en Berna, trabajando en una librería, donde se encargó de la sección de libros en español e italiano, tanto para al público que deseaba aprender dichas lenguas como para nativos que vivían en Suiza.
Después de dos años volvió a casa y estuvo en la revista Lateral, al lado de Mihály Dés y, posteriormente, en el departamento de preimpresión de Paidós, editorial puntera en diversos tipos de ensayo. Allí estuvo varios años, en lo que él mismo califica como su «escuela editorial», y pudo curtirse en diversos ámbitos, especialmente en el campo de la traducción. Estuvo un tiempo en la nueva órbita planetaria cuando el gigante editorial absorbió Paidós y se trasladaron a la sede en la Diagonal barcelonesa, hasta que Jordi Nadal, editor y fundador de Plataforma Editorial, le fichó hace ocho años para hacerse cargo de los temas relacionados con preimpresión e imprenta —esos entresijos entre bambalinas que están detrás de la edición de cualquier libro y que apenas son conocidos por al gran público—. En la actualidad ha ampliado su radio de acción en la coordinación de los procesos de producción y en la tarea de editor.
Plataforma celebra este 2017 sus diez primeros años de vida. Miguel Salazar tiene, pues, en su haber el buen conocimiento de la dinámica del librero y el público para intuir —en el mundo del libro la intuición tiene un papel importante— lo que gustará al público y por dónde van las tendencias. A ello le ayuda que, en su tiempo libre, lee tanto ficción como ensayo en varios idiomas y, por supuesto, lo que publica la competencia.