De izquierda a derecha, Nona Escofet, Jimena Tierra y Albahaca Martín Gon, de Tierra editorial.
En el caso de Tierra Editorial, dirigida por tres mujeres, estas la definen como una editorial humana y luchadora en un mundo complejo de grandes multinacionales. Su propósito es apostar por las letras con mensaje y por las librerías de barrio ante la apisonadora de las grandes superficies para promover la vida cultural en los barrios.
Aparte de su catálogo editorial, ofrecen otros servicios como informes de lectura, asesoría literaria y jurídica, corrección de manuscritos, diseño de cubiertas atractivas y comerciales y campañas publicitarias para difundir las obras publicadas. Porque no solo hay que escribir bien, también hay que promocionarse. Los libros están por encima de todo y, conscientes de las dificultades con las que suelen toparse los autores, se encargan de gestionar los problemas que puedan encontrarse en un mundo que muchas veces los escritores noveles no conocen. Asimismo, se ofrecen cursos de escritura creativa, como el que imparte Miguel Ángel Rodríguez Chuliá (La mente de un criminal o la mente de un escritor). También tiene el Club de Lectura Internacional Caleidoscopio, gratuito, dedicado a fomentar la lectura y el debate.
En palabras de su directora, Jimena Tierra, «la característica fundamental de nuestra pequeña editorial es la ruptura de barreras y la adaptación a las nuevas tecnologías: actuamos mediante una plataforma virtual que nos permite realizar talleres o unirnos en un club de lectura mediante videoconferencia, rompiendo barreras geográficas, lingüísticas, temporales o físicas. Llevamos la literatura a la casa de las personas, con independencia de su discapacidad o lugar de residencia, únicamente con un requisito: acceso a Internet.» En cuanto a su catálogo, insiste en difundir los valores sociales en aras del fomento del diálogo, dando preferencia a los libros con mensaje. Aparte de títulos escritos por víctimas de violencia de género o extoxicómanos, la editorial quiere dar gran importancia a la novela negra, como arma de denuncia social, a la poesía y a la literatura infantil y juvenil.
Entre sus novedades para este 2018, destacan el ensayo Trozos de mi piel, de David Puigbó Trevejo, sobre sus tres años desintoxicándose de la droga en un centro catalán, y Las heridas del corazón, de Fernando Pérez Rodríguez, una necesaria oda —en forma narrativa— a la lucha contra la violencia de género, por desgracia de tan rabiosa actualidad.