J. ERNESTO AYALA-DIP
«Quiero saber cómo aparece el concepto de número imaginario, y que función desarrolla en el conjunto de esta ciencia.»
No tiene nada de funesto que una mañana recibas en tu casa un paquete que esconde un libro sobre los más visitados y célebres cementerios del mundo. Como soy un apasionado de los cementerios, es decir, que me acerco a los de las ciudades que visito por primera vez (algunos los vuelvo a visitar, por ejemplo como me ocurre siempre con Père Lachaise), este libro me alegra la mañana. Se trata de La vuelta al mundo en 80 cementerios, del periodista y escritor Fernando Gómez (Luciérnaga, grupo Planeta). Daré un ejemplo: Siempre que sé que alguien viajará por primera vez a Estocolmo, lo primero que le recomiendo es visitar el cementerio de esa ciudad. Un grandioso parque natural albergando almas, entre ellas, la de la inmortal Greta Garbo, recogida su tumba casi en un rincón, con solo su nombre y una solitaria flor que nunca falta. En este libro utilísimo y bien contado, encuentro cementerios de ciudades que quizás no vaya a visitar jamás. Y otros que he visitado y que me alegra volver a rememorarlos, como el campo santo judío de Praga. También me llega Moriría por ti y otros cuentos perdidos, de Francis Scott Fitzgerald (Anagrama). Vaya por delante que no solo soy un lector de este grande de las letras americanas, soy un relector de su obra. Sobre todo de sus cuentos. Recomiendo fervorosamente leer los siguientes: El extraño caso de Benjamin Button, Berenice se corta el pelo y, sobre todo, Un diamante tan grande como el Ritz.
Cuentos, que si un día se te ocurre practicar este género, enseguida se te van las ganas de hacerlo. O de hacerlo sin grandes aspiraciones. El libro del que ahora les hablo reúne piezas perdidas, inéditas, textos que fueron pensados como bosquejos para llevarlos al cine. Un libro rigurosamente imprescindible. También recomiendo que después o antes de leer o releer al gran Fitzgerald, echen mano de un texto de Siri Hustvedt sobre El gran Gatsby. Lamento no saber en qué título suyo se encuentra este trabajo. Hay traducción castellana, y me parece que fue en Circe, sello que editó por primera vez en España a esta autora. Sigo. Como no podía ser de otra manera, aporto mi cuota de novela negra del mes. Soy aficionado a este indiscutible género (digo indiscutible porque lo pusieron contra las cuerdas ensayistas de fuste, como el norteamericano Edmundo Wilson, y aquí en España lo hizo Carlos Barral). El título que propongo este mes es la nueva novela de Michael Connelly, El lado oscuro del adiós (Alianza editorial). Antes debo hacer una confesión: Soy un adicto a las novelas de Connelly. Tal vez eso me reste credibilidad a la hora de recomendarlo con tanto fervor como lo hago. Pero sólo haré un comentario. El detective de Connelly se llama Bosch (aunque su nombre verdadero es Hieronymus). Ahora es detective privado, pero durante un largo tiempo fue policía en Los Ángeles. La vida de Bosch es una novela muy triste. Fue concebido por una prostituta que hacía su trabajo por el bulevar de Santa Mónica. Un día fue estrangulada y nunca se averiguó la identidad de su asesino (¿les recuerda algo esta historia?). Si les gusta el género negro, invito a que la lean. Y si no, también. Y una última novedad. Se trata de El holocausto, del historiador inglés Laurence Rees (Crítica), un ensayo rigurosísimo en el terreno de la investigación histórica. No es el enésimo libro sobre esta materia. No creo que se pueda escribir algo parecido en un cercano futuro.
Termino este mes con un rescate. Me gustan las matemáticas. Sobre todo las ideas matemáticas. Me gusta saber cómo van apareciendo a lo largo de la historia ciertos conceptos. Por ejemplo, quiero saber cómo aparece el concepto de número imaginario, y que función desarrolla en el conjunto de esta ciencia. Por ello, recomiendo leer una biografía novelada del escritor norteamericano David Leavitt. Se trata de El contable hindú (Anagrama). ¿Conocen la historia del matemático hindú Srinivasa Ramanujan?
Este matemático le gustaba los números y su relación operativa entre ellos. Si le dabas un número que habías leído en una matrícula de un coche, él te decía de qué múltiples operaciones matemáticas era ese número resultado. La novela de Leavitt es una maravilla. Hasta el mes que viene, amigos lectores.