Una selección coral de los libros que mejor retratan este estado de las cosas al que llamamos crisis
«Todo empezó el 15 de septiembre de 2008, cuando la compañía global de servicios financieros Lehman Brothers hizo pública su declaración de quiebra. Es el momento que se toma como referencia para el inicio de lo que se llamó la “crisis financiera global”.»
«En la Orilla (Anagrama), de Rafael Chirbes está publicada en plena tormenta, en 2013, y es un golpe a toda esa narrativa oficial que hablaba de la crisis desde datos y macroeconomía, como si toda la porquería y miseria que había detrás no existiera.»
«Miguel Mora: La crisis, o estafa, como se prefiera, ha sido también la crisis del cuerpo de tertulianos e intelectuales del 78.»
«David Becerra: En Nueva Ilustración radical, Marina Garcés señala cómo, a pesar de las crisis y los golpes que de ella recibimos, somos incapaces de imaginar la emancipación y, de este modo, nos hemos quedado viviendo y contemplando un mundo que se está acabando.»
Preguntado a vuelapluma, Carlos Zanón explica así su novela Yo fui Johnny Thunders (RBA): «Es la historia de alguien que ha desobedecido y ha caído y cree que, si hubiera hecho las cosas correctamente, tendría algo. Vuelve al barrio y los obedientes están igual que él: han perdido todo y encima, sumisos. El protagonista ve a su padre pelearse en la puerta de un súper por comida y solo consigue yogures. El padre no le ve a él.
Cuando el protagonista regresa a cenar, su padre no dice nada, está viendo la tele. Y en la mesa tiene uno de los yogures. Padre trayendo comida a casa Modelo Puta Crisis». Si es cierto que la novela no versa sobre la crisis, sí la retrata. Porque este estado de las cosas al que llamamos crisis no solo cuenta con obras destinadas a explicarla, sino que penetra también la narrativa.
Todo empezó el 15 de septiembre de 2008, cuando la compañía global de servicios financieros Lehman Brothers hizo pública su declaración de quiebra. Es el momento que se toma como referencia para el inicio de lo que se llamó la «crisis financiera global». Se cumplen ahora diez años, y esa brutal depresión económica ya nadie diría que es solo financiera. Todo lo ha arañado y ha destrozado aquello que se consideraba el «Estado del bienestar». Si bien hay quien opina que la producción escrita sobre el asunto es mucho menor de lo que cabría esperar, existe una nutrida bibliografía al respecto cuyo repaso ofrece un retrato. Mejor o peor, escaso o suficiente, un retrato.
Dado que nadie ha leído todas las obras donde la crisis ha dejado rozadura, este artículo se propone una guía por acumulación que parte de una pregunta a personas procedentes de diversos ámbitos culturales, económicos, políticos o periodísticos. ¿Qué libro es el que mejor retrata la crisis?
Pepe Álvarez, secretario general de UGT: Indecentes. Crónica de un atraco perfecto (Espasa), de Ernesto Ekaizer, es la crónica de una desfachatez ética y moral. Señala a los autores intelectuales, políticos corruptos, economistas, bancos centrales o empresarios dentro de la crisis de un sistema que se ahoga en su propia basura. Pone de manifiesto que cuando la economía no tiene reglas y está a su propio servicio y no al servicio de las personas, el sistema se cae. En general, todos los análisis críticos que se han hecho por diferentes autores ponen de manifiesto que esta crisis que es de sistema que es global necesita cambios globales pensando en el ser humano.
Marta Sanz, escritora: La mano invisible (Seix Barral), de Isaac Rosa, por su retrato de la espectacularizacion y excepcionalidad de un trabajo que es inherente a la condición humana. Y por la metáfora de esos jefes invisibles capaces de encizañar a una clase obrera que comienza a revolverse. Y desde luego por su proposición de un realismo poco confortable para quienes leen. Un realismo que formula preguntas sobre cómo se plantea la escritura del texto
Gonzalos Bernardos, economista: Destaco dos. En uno no soy objetivo, pues es mío: La gran mentira de la economía (Destino). El otro es La Gran Crisis: causas y consecuencias (Deusto), de Martin Wolf.
Darío Adanti, dibujante y co-fundador de la revista Mongolia. Para mí, Españistán (Glènat), de Aleix Saló, ya es en el mundo de cómic un clásico sobre la crisis, e incluso impuso lo de «españistán» como término popular. Además, la voluntad de Aleix y el formato cómic humorístico en sí mismo permiten que un tema muy complejo se entienda bien y de forma amena. Es a la vez serio y divulgativo y tiene la ventaja de que llega a mucha gente que no tiene por qué ser iniciada en temas económicos. Aleix hace el doble trabajo de explicarlo bien y de que resulte fácil y ameno entender algo tan complejo como la crisis y la estafa que representa.
Silvia Cruz, periodista y escritora: No sé si es el mejor libro que he leído sobre la crisis, pero sí el que demuestra algo muy relevante para mí: que es sistémica y de amplio espectro, pues ha frenado de cuajo vidas y expectativas en todas las clases sociales. Se trata de Volveremos (Libros del KO), de Estefanía S. Vasconcellos y Noemí Lopez Trujillo. Porque no se centra en la miseria material, sino también en la moral y en la negrura que da la falta de expectativas entre una población a la que se promete y da formación y más formación pero que no tendrá trabajo, hijos, ni futuro en su país. Y aún así, quieren volver a casa en cuanto puedan.
Juan Carlos Monedero, politólogo y profesor universitario: El autor de la corrupción es Rafael Chirbes. En cuanto a la crisis en particular, me gustó mucho Postcapitalismo (Paidós Ibérica), de Paul Mason. Es un libro difícil, pero genial. Y Matar al huésped (Capitán Swing), de Michael Hudson.
Argelia Queralt, profesora de Derecho Constitucional en la Universitat de Barcelona (UB): La trilogía de Petros Markaris, dentro de su serie del comisario Jaritos, sobre la crisis griega: Con el agua al cuello (2011), Liquidación final (2012) y Pan, educación y libertad (2013). Todas en Tusquets.
Javier Gallego, periodista, escritor y músico, director de Carne Cruda: El Establishment. La casta al desnudo (Seix Barral), de Owen Jones. Explica de dónde viene todo, del neoliberalismo como monoteísmo, de la liberalización del mercado y la socialización de sus pérdidas, de la lucha de clases que las están ganando los de arriba, o sea, los de siempre, entre otras cosas porque los de abajo no saben que están en guerra y que la están perdiendo.
Daniel Bernabé, periodista y escritor: Yo creo que el más significativo es En la Orilla (Anagrama), de Rafael Chirbes. Está publicada en plena tormenta, en 2013, y es un golpe a toda esa narrativa oficial que hablaba de la crisis desde datos y macroeconomía, como si toda la porquería y miseria que había detrás no existiera.
Paula Susaeta Cucalón, gestora cultural: Probablemente los mejores sean los que no me atreví a leer. Era demasiado para mí leer bien narrado lo que me obligaba a contar los céntimos, y sentir que la cuesta no acaba nunca. En cualquier caso, Clavícula (Anagrama), de Marta Sanz y Quédate este día y esta noche conmigo (Random House), de Belén Gopegui. Hablan del miedo, de claudicar y de esta lucha desigual.
Hablan del cambio profundo, y son mujeres. Nosotras contamos bien este cambio salvaje, brutal.
Fernando Rivarés, periodista, escritor, guionista y editor, hoy concejal de Economía, Hacienda y Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza: Para empezar, Comportarse como adultos (Deusto), de Yanis Varoufakis. Son unas memorias necesarias que suenan como novela negra y que narran cómo los poderosos, los de verdad, deciden el mundo y los demás tragamos en forma de desinformación y banalidad televisada. Además, Algo va a pasar, ya lo verás (Valparaíso ediciones), de Christos Ikonomou. Se trata de un conjunto de descarnados, sobrios y dolorosos relatos en la Grecia de la crisis, y un sistema de ficción que se viene abajo, la realidad cotidiana no televisada y la desesperación, a veces cómplice, detrás de las paredes de las casas. Es una concatenación de historias como hostias en la cara para despertar, para obligarnos a ver a nuestros vecinos y vecinas.
Antonio Maestre, periodista y analista político: Soy más lector de ensayo y disfruto en pequeñas incursiones con retazos de ficción de algunos autores fetiche. Por eso, hablando de la crisis y sus mejores retratos escritos no puede faltar el que es sin duda uno de los mejores autores de nuestra historia reciente, Rafael Chirbes y su En la orilla (Anagrama). Descarnado, duro y sin contemplaciones. Directo a la cabeza. Por eso cuando escribió el discurso que leería al recoger su Premio Nacional de Narrativa por la obra, pero que no pudo leer al fallecer antes de la entrega, apuntó a los responsables de que los comedores sociales estuvieran llenos. A los que le entregaban el premio. Pero como ser que habita la periferia tengo que mencionar un libro de los bordes. De un autor con nombre inventado del que se desconoce todo. Panfleto para seguir viviendo, un libro editado por la Oveja Roja y escrito por un tal Fernando Díaz, del que no se sabe nada, que narra las vicisitudes de un espécimen de la clase obrera de Fuenlabrada, un elemento de los suburbios que vive gracias al lexatin y no sabe lo que es la estabilidad ni la dignidad laboral y que conocía la precariedad antes de la crisis porque en esos barrios para los de su clase es endémica.
Estas lecturas sirven para apretar los dientes. Para comprender, me quedo con varias lecturas de un mismo autor. La obra del filósofo alemán de origen coreano Byung Chul Han es imprescindible para entender cómo el nuevo orden neoliberal marca las dialécticas mediáticas que han cambiado el paradigma del enfrentamiento laboral y cómo han logrado cambiar el enemigo a la clase trabajadora. Antes, el responsable de su situación precaria era el sistema y el burgués, el empleador, el causante de su explotación era el patrón. Ahora, la cultura del esfuerzo y las dinámicas del emprendimiento han logrado inculcar en el trabajador la culpa, han cambiado la conflictividad laboral por el daño autoinfligido y la depresión. Para entenderlo, sus libros Psicopolítica, En el enjambre y La Sociedad del cansancio (todas en Herder).
Noemí López Trujillo, periodista y escritora: Quién quiere ser madre (Alfaguara), de Silvia Nanclares. Habla de la imposibilidad de decidir cuándo y cómo ser madre. Y de cómo la crisis golpeó especialmente a las mujeres desplazando sus decisiones vitales por la precariedad, la imposibilidad de encontrar un alquiler decente. Para mí la crisis no se puede entender si ese contexto.
José Carlos Suárez, Profesor universitario y crítico de arte: La vida cotidiana del dibujante underground (Anagrama), de Nazario. Porque las crisis no surgen de manera espontánea, sino que se van gestando lentamente, y porque la crisis no es solo económica. Las grandes crisis son de valores y culturales. El libro refleja un tiempo pasado (los años setenta y primeros ochenta) del que paradójicamente estamos a años luz. El precio es una falta de libertad de la que se deriva todo lo demás.
Lara Carrasco, abogada, presidenta de la asociación contra la corrupción Corruptil: Mi respuesta es muy poco ortodoxa, me temo. Para mí, los libros que mejor retratan la crisis son obras como La voz de tu alma, de Lain García Calvo, o similares. Son esos libros que muestran la necesidad de una sociedad en busca del ser, hastiados del capitalismo salvaje. Un volver a la esencia. De los libros que hacen un análisis «económico» de la crisis, todos salvo uno obvian la corrupción, con lo que no me los creo. Ese uno es Ibex35. Una historia herética del poder en España (Capitán Swing), de Rubén Juste.
David Becerra, Crítico literario e investigador en la Universidad de Lovaina: En el ámbito del ensayo, destacaría Nueva ilustración radical (Cuadernos Anagrama), de Marina Garcés. Un brevísimo ensayo de filosofía que se interroga sobre el mundo en crisis en el que vivimos. Según Garcés, hemos dejado atrás la posmodernidad y nos hemos instalado en los «tiempos póstumos»; si en la posmodernidad no había futuro, solo celebración del presente eterno y continuo, basado en el hiperconsumo, donde parecía que nunca nada se iba a acabar —ni los recursos, ni una forma de vida holgada, etc.—, habitamos ahora un tiempo donde la celebración posmoderna ha concluido, pero el futuro sigue sin aparecer en el horizonte: ahora, porque, a pesar de las crisis y los golpes que de ella recibimos, somos incapaces de imaginar la emancipación y, de este modo, nos hemos quedado viviendo y contemplando un mundo que se está acabando. Nuestra actitud no es otra que la de contar los días que nos quedan en él. Frente a eso, Garcés nos invita a pensar de nuevo la relación entre saber y emancipación, a construir un pensamiento crítico capaz de superar esa actitud póstuma para edificar un nuevo horizonte de emancipación. ¿Cómo hacer eso? Garcés pone un ejemplo muy claro: se trata de mostrar que no nos estamos extinguiendo, más bien nos están asesinando.
Magda Bandera, directora de La Marea: Sobre los libros de la crisis, yo recomendaría la novela ilustrada Aquí vivió: Historia de un desahucio (Nube de tinta), de Isaac Rosa. Pero en el fondo todos los últimos libros de este autor, como La mano invisible (Seix Barral), y los cuentos publicados en La Marea, de los cuales el último es Welcome.
Miguel Mora, director de la revista CTXT: La crisis, o estafa, como se prefiera, ha sido también la crisis del cuerpo de tertulianos e intelectuales del 78. Los errores de los editores de prensa, empeñados en superar las dificultades del cambio de modelo echando a los mejores periodistas a la calle en vez de haciendo mejor periodismo, ha favorecido la aparición de nuevos medios y voces nuevas, democratizando y haciendo más horizontal y menos jerárquica la opinión publicada. Al arrojarse en brazos del poder financiero y político para sobrevivir, los grandes medios perdieron la credibilidad y dejaron de ser referencia única. Y los medios pequeños, las editoriales alternativas han ido proponiendo nuevas firmas y miradas distintas que impugnan con datos, garra y calidad el relato hegemónico del partido único de la Transición. Entre estas voces, me toca destacar, por ser fundador de CTXT, uno de esos nuevos medios, a periodistas como Guillem Martinez, tuiteros y analistas como Gerardo Tecé y ensayistas como Ignacio Sánchez-Cuenca que han irrumpido en el complaciente panorama mediático y editorial con una potencia y una libertad asombrosas. Entre otros, 57 días en Piolín, de Martínez y La desfachatez intelectual, de Sánchez Cuenca.
Javier Pintor, profesor de literatura y dinamizador cultural: La crueldad de abril (Akal), de Diego Ameixeiras, editorial, 2018. La muerte de dos personas sintecho en una casa abandonada le permite al autor retratar la amarga realidad de nuestro tiempo y la miseria moral y la falta de justicia en nuestra sociedad.
Enrique Murillo, editor: El crash del 2010 (Los libros del Lince), de Santiago Niño-Becerra fue profético porque intuyó lo mucho que duraría y como iba a cambiar bestialmente el mundo. Ann Pettifor (La producción del dinero) ya lo había predicho, pero no por escrito.