Gabriel Brandariz gerente editorial de literatura infantil y juvenil en SM. Licenciado en humanidades y máster en gestión editorial, tiene los mismos años que El Barco de Vapor y lleva trece en la editorial. Además de como editor, ha trabajado como periodista y profesional en departamentos de comunicación.
Todos los aniversarios en la industria del libro se han de celebrar con optimismo, pero si hay una editorial que se puede vanagloriar de poseer una excelente salud y de realizar una importantísima labor fomentando la lectura, esta es sin duda El Barco de Vapor. Varias generaciones de lectores españoles e iberoamericanos han conseguido no solo disfrutar con la lectura, sino engancharse a ella definitivamente. Los ha convertido, ya de mayores, en voraces lectores.
Para festejar esta onomástica, nada mejor que la publicación de un volumen recopilatorio con los relatos de los autores e ilustradores más representativos y que mayor éxito han cosechado a lo largo de estos años. En Cuarenta cuentos a todo vapor, los más jóvenes y hasta los mayores aquejados de nostalgia podrán deleitarse con narraciones de Laura Gallego, Jordi Sierra i Fabra, Begoña Oro, Puño, Pedro Mañas, Llanos Campos o Mónica Rodríguez. Cuentos en los que el entretenimiento, la diversión y el humor se entretejen sabiamente con valores como la amistad, la solidaridad y la tolerancia.
Para Gabriel Brandariz, director gerente editorial de literatura infantil y juvenil en SM, la colección El Barco de Vapor no es solo un sello editorial. Él, como muchos, creció a la sombra de sus lecturas y no debe de haber una satisfacción profesional más grande que poder dirigir una colección con la que uno disfrutó de niño.
«La editorial SM ya llevaba cuarenta años de vida consagrados al mundo de la educación y la enseñanza, cuando en el departamento de publicaciones generales, el dedicado a los libros que no eran estrictamente de texto, anidó una idea: continuar la labor educativa de niños y jóvenes desde una nueva perspectiva, una colección de libros de literatura infantil y juvenil. Así nacieron hace cuarenta años El Barco de Vapor y Gran Angular, como parte de un proyecto educativo en el aula mucho más grande.
«Ahora, que ya han pasado cuatro décadas y son muchos los años los que llevamos conviviendo con la colección, hay muchas de sus características que damos por hechas y que, hoy, suponen un patrón de esta industria. Pero a finales de los setenta del siglo pasado, fueron rasgos completamente innovadores. Hasta ese momento, al menos en España, la literatura infantil y juvenil no estaba sistematizada. Evidentemente, existían autores y libros, pero publicados de manera dispar, sin una colección que les diera voz en el aula. El Barco de Vapor sistematizó la lectura por edades, creando el famoso código de color hoy archiconocido. En un principio, las series fueron tres: la azul, la naranja y la roja, y luego llegó la blanca para primeros lectores unos años más tarde.
Además de pensar una manera de sistematizar las lecturas, los responsables de la nueva colección nos dieron «una brújula» que, quienes hemos recogido hoy su testigo, seguimos usando como guía a la hora de decidir qué publicamos y qué no. Siempre procuramos que nuestros libros se sustenten sobre tres valores: la calidad literaria y gráfica, el valor formativo (ojo, no confundir con moralinas y collejas) y el atractivo y cercanía con el lector.
Personalmente, sé mucho de esa cercanía que la colección tiene con el lector. A mediados de los ochenta, cuando iba al cole, El Barco de Vapor era omnipresente y lo buscábamos incluso fuera del aula. Nos encantaba leer los libros, más allá de que en clase nos invitaran a hacerlo. En algunos como yo, El Barco de Vapor anidó de una manera especial. Muchos años más tarde, cual Proust ante una magdalena, cuando me encontraba en la entrevista de trabajo con la que me contrataron en SM, recordé que estando en EGB, un compañero y yo montamos “una editorial‟ en clase, con la que nos dedicábamos a escribir y a ilustrar las segundas partes de aquellos libros de la colección que más nos habían gustado.
Está claro que los responsables de SM que a finales de los setenta evocaron su niñez imaginaria, a bordo de los grandes barcos de vapor con los que Mark Twain nos hace cruzar el Mississippi, dieron en el clavo. Cuarenta años y más de 50 millones de libros vendidos después, y Dios sabe con cuántas vocaciones (que van desde la escritura, hasta el diseño, pasando por la ilustración o la edición) descubiertas en sus páginas, tenemos la certeza que El Barco de Vapor no es una colección que pertenece a un pasado nostálgico, sino a un futuro lleno de posibilidades».
A la hora de cerrar estas páginas, SM ha sido galardonada con el Premio El Chupete a la Literatura 2018 de la XIVª edición del Festival Internacional de Comunicación Infantil, por la colección El Barco de Vapor. El Festival El Chupete es una cita independiente promovida por profesionales del mundo de la comunicación y de la educación, que premia los trabajos creativos con valores más sobresalientes, con el fin de distinguir la comunicación responsable dirigida al público infantil. Entre esos valores se encuentran la innovación, el juego, la creatividad, la familia y la amistad, todos ellos fundamentos necesarios para crecer bien.
El certamen premia diversas categorías, como cine, televisión, música, diseño gráfico, eventos infantiles, campañas promocionales, producción, etc.
Reyes Salvador