Guillermo Galván (Valencia, 1950) abandonó la ingeniería aeronáutica a favor del periodismo, estando en activo más de 30 años, una buena parte en la agencia EFE. Es autor ve varias novelas como La mirada de Saturno (premio Tiflos), Aislinn-Sinfonía de fantasmas (Premio Río Manzanares), De las cenizas (Premio Felipe Trigo), Llámame Judas (Premio Alfonso VIII), Sombras de mariposa (Hislibris de Novela Histórica) y el relato El aliento del lobo (Premio Felipe Trigo de novela corta). Ahora presenta un thriller, Tiempo de siega, que nos lleva al Madrid de 1941 para vivir la historia de un inspector condenado y convertido en preso político que deberá resolver un crimen si quiere recuperar su libertad.
1. ¿Por qué es escritor?
De niño contaba historias inventadas a los amigos. Luego descubrí que no necesitaba público si me las contaba yo mismo, y las apuntaba para no olvidarlas: pura economía del espacio y del lenguaje. Después, el periodismo sistematizó la práctica.
2. ¿Tiene algún ritual para escribir?
Café y tabaco a mano, aunque últimamente la liturgia resulta algo complicada, porque intento dejar los cigarrillos.
3. ¿Cómo encaja las críticas?
Si son razonadas, con deportividad. Si no lo son, con ironía.
4. ¿Qué libro/s está leyendo?
Entre los muertos, de Ignacio Martínez de Pisón, y Los secretos del franquismo, de Eduardo Martín de Pozuelo.
5. ¿Cree que existe la literatura de mujeres?
¿Existe la música de hombres? Y no me refiero a canciones sexistas. Las artes no tienen género.
6. ¿Hubiera aceptado ser un negro literario?
Estuve a punto de serlo involuntariamente en cierta ocasión. Después de una bronca me quedé en medio negro porque al final apareció mi nombre, aunque más escondido de lo pactado.
7. El libro que le hubiera gustado escribir y escribió otro…
El Génesis. Los derechos de autor serían escalofriantes.
8. ¿Qué libro no ha leído ni piensa hacerlo?
Ningún libro me merece desprecio apriorístico; otra cosa es que lo dejes a las cuarenta páginas porque no te dice nada. También puede suceder con una obra maestra: empecé dos veces el Ulises de Joyce y me quedé dormido, lo que no impide que le pueda dar una tercera oportunidad.
9. ¿Qué tiene para usted más importancia a la hora de vender un libro, la portada o el título?
Ambos son importantes como ventana de presentación, porque entran por los ojos; aunque un título potente no necesita de una imagen: basta con escucharlo o verlo escrito para que te impacte.
10. Como escritor ¿con qué género no se atrevería?
Con la novela romántica. O a lo mejor sí, quién sabe. Espero ofertas.
11. ¿De quién es fan? (literariamente hablando)
Galdós, Baroja, Auster, McEwan, Coe, Padura, Grandes (Almudena), Mesa (Sara). Hay muchas y muchos, cada cual con sus mundos, estilos y cualidades.
12. ¿En qué libro «entraría» como personaje para vivir la historia in situ con los protagonistas?
En Locura de Patrick McGrath, aunque sería muy estresante; como lo sería entrar en Tiempo de siega. También en Sombras de mariposa, con afán historiográfico.
13. ¿Puede elegir entre Oscar Wilde, Cervantes, Shakespeare, Virginia Woolf, Jane Austen, Poe y Lovecraft?
Sin renunciar a los demás, Cervantes, sin duda; pero depende de las sensaciones que uno busque. Me confieso lector apasionado de Lovecraft desde que Alianza lo editó a finales de los sesenta, y ya ha llovido desde entonces.
14. Si tuviera una ouija ¿con qué autor o autora conectaría y qué le preguntaría?
Poco fiable es ese medio de comunicación, la verdad; y tan lento que difícilmente podría realizarse una entrevista jugosa. Pero bueno, ya puestos, hablaría con el tal Juan (evangelista o no) para preguntarle qué se tomaba antes de sentarse a escribir el Apocalipsis.
15. Viaja al pasado y puede pasar un día con alguien ¿dónde y con quién?
Con Pío Baroja en la puerta del Sol de Madrid durante la proclamación de la II República.
16. ¿Su leyenda urbana favorita?
Que van a sacar a Franco del Valle de los Caídos.
17. ¿Si fuera presidente del gobierno cuál sería la primera medida que tomaría?
Firmar mi dimisión. Aparte de mí ese cáliz, por favor.
18. ¿Suelta tacos?
Sí, soy muy mal hablado. Y mis personajes también lo hacen a veces.
19. ¿Qué tal su sexto sentido?
Ahí va, renqueando. Cosas de la edad.
20. ¿Ha visto un ovni, un fantasma, algo raro…?
Ovnis, etimológicamente hablando, he visto. Los fantasmas, basta con sentirlos y además los llevamos todos dentro. Y cosas raras, cada día: lea usted las noticias.
21. ¿Le avergüenza que le hagan preguntas de este tipo?
Fíjese: ahora mismo tengo la cara como un tomate maduro.
22. ¿Sobre qué le incomoda que le pregunten?
Sobre la transcendencia humana, la cocina hopi y los positrones indolentes. En fin, cosas que no controlo en absoluto.
23. ¿Qué le asustaba de niño y qué le da miedo ahora?
No recuerdo haber sido un niño especialmente miedoso, aparte de un respeto muy genérico a la oscuridad. Ahora me asusta que cualquiera de mis seres queridos pueda sufrir alguna desgracia.
24. La pesadilla que aún recuerda…
Que tengo que volver a examinarme de Matemáticas de tercero de Bachillerato. Es más que extraña, porque me pusieron un sobresaliente; así que algo raro se mueve por ahí dentro.
25. Cuénteme una metedura de pata sonada…
Desde el punto de vista metafórico, no recuerdo ninguna destacable: siempre he sido tímido y discreto, y eso me ha salvado de no pocas situaciones incómodas. Pero sí le cuento una literal: con diez u once años pisé un falso techo en un granero y me di una costalada muy seria desde tres metros y pico de altura.
26. ¿Recuerda alguna gamberrada infantil?
Cosas veniales. Cierta noche, con otros compañeros del cole, hicimos un gran muñeco de nieve en medio de una calzada estrecha. Se hizo hielo, y por la mañana tuvieron que venir los empleados municipales para serrarlo porque se organizó un atascazo de aúpa.
27. ¿Es fetichista?
¿Qué es eso?
28. ¿Cuál ha sido la locura más atrevida de su vida?
Hacerme escritor.
29. Sus manías son…
Como escritor, una sobre todas: la corrección del texto. No avanzo hasta el capítulo siguiente hasta que el actual recibe el visto bueno de mi censor interno. Es un proceso más lento de escritura, pero me da cierta seguridad. En lo personal, supongo que muchas, pero ninguna más allá de la neurosis típica del mundo contemporáneo.
30. ¿Con qué le cabrean?
Con la hipocresía, con la corrupción, con la mentira institucionalizada. Con el uso de banderas y símbolos colectivos aparentemente respetables para defender los intereses particulares de una minoría codiciosa y rapaz.
31. ¿Qué admira en los demás que usted no tiene?
Muchas cosas, lo que significa que tengo muchas carencias.
32. Dígame tres calificativos que lo definan.
Ético, pelético, pelambrético.
33. ¿Sufre alguna fobia?
Que yo sepa, no. A menos que detestar la injusticia se considere fobia.
34. ¿Sabe qué significan palabras como ectoplasma, sinestesia, pareidolia o fantasmogénesis? (ya le advierto que las dos últimas no existen en la rae)
¿Qué insinúa? ¿Me está llamando tío raro?
35. A mí me pierde el chocolate ¿qué le pierde a usted?
El chocolate, por supuesto, siempre que sea negro; y los buenos libros, la buena música, las buenas películas y series, el buen vino, la buena conversación, las buenas personas… Ya sabe que todo lo bueno es pecado.
36. ¿Cuál es la pregunta que siempre espera o desea que le hagan y nunca le hacen?
Es una pegunta inteligente, pero mi respuesta podría resultar un tanto incorrecta, así que en este caso me ahorro la correspondiente dosis de sinceridad.
37. ¿Con qué animal se identifica?
Literariamente, con los pájaros. Un buen pájaro de cuenta es un filón para una novela negra.
38. ¿Su filosofía o lema de vida?
Disfruta más de lo que eres y no sufras tanto por lo que no tienes.
39. Dígame tres cosas que sean mejores que un libro.
Con una es suficiente: la vida misma.
40. ¿Ha tenido algún amor platónico?
¿Y quién no? Hasta que llegó Descartes.
41. ¿Cuál es la pregunta más extraña que le han hecho?
«¿Qué esperas de la vida?» Recibida a los catorce de boca de una chica, te deja un poco sonado.
42. ¿A quién le tiene más cariño, a Leovigildo, el rey visigodo de su libro Sombras de mariposa o a Carlos Lombardi, su protagonista de Tiempo de siega?
Ambos son hijos de mi esfuerzo y paridos con similar dolor. Leovigildo fue de carne y hueso, así que prefiero a Wilya, el verdadero protagonista de la primera. Y con Lombardi tengo un duradero pacto de lealtad, porque no se agota con esta novela y se quedará conmigo todavía durante un tiempo.
43. ¿Qué cree que hay después de la muerte?
De niño tuve una experiencia más o menos cercana a la muerte. Y en aquel momento sentí que me encontraba ante una situación completamente absurda. Supongo que lo que sigue, si es que hay algo, es una prolongación de ese sinsentido.
44. ¿Qué cree que hace mucha gente y a usted le parece perder el tiempo?
Tragar telebasura o dar más valor al móvil que a las relaciones interpersonales. Pero bueno, ellos pensarán que yo también pierdo el tiempo con un libro entre las manos o escribiendo cosas que nunca leerán.
45. ¿Qué es más interesante, un lápiz, una tribu indígena o un gato?
Depende del interés: una tribu para aprender, un gato para observar, y un lápiz para relatar ambas experiencias.
46. ¿Qué palabra, no admitida en la RAE, incluiría usted?
Fildurcio. Una creación del gran Forges que merece ser reivindicada.
47. ¿De qué es usted friki?
Oiga, haga el favor de no insultar. Que me gusten las sagas, el mundo medieval, la novela negra, la fantasía, los juegos de estrategia, no es para que me llame eso. ¿O sí?
48. ¿Beatles, Rolling Stones, David Bowie o Queen?
¿Por qué renunciar a alguno si todos te ofrecen placer?
49. ¿Chupachups, chicles, pipas, revistas…? Defínase ante un kiosko.
De pequeñito compraba altramuces, torrados y tebeos del Capitán Trueno y El Jabato. Luego, la oferta quiosquera se hizo demasiado abrumadora. Desde que soy abuelo, solo me acerco a comprar cromos.
50. ¿Se ha divertido con esta entrevista-test o le hubiera gustado más atrevida?
Un poco corta, pero qué le vamos a hacer.
© Wilma Lorenzo.
ANIKA LILLO. Anika Entre Libros. www.anikaentrelibros.com
Tiempo de siega
Guillermo Galván
HarperCollins Ibérica, 477 pp., 18,90 €