Un buen guiso debe contener buenos ingredientes, cocinarse a fuego lento y aportar ese toque personal que, tanto madres como reputados chefs, silencian con picardía mientras comprueban cómo los comensales se relamen con deleite. Todo esto -y mucho más- encontramos en La cocinera de Castamar, la primera incursión en la novela de Fernándo J.Múñez. Siéntense a la mesa porque con esta historia se van a chupar los dedos.
Junten en una olla el reinado de Felipe V, un amor desatado interclasista, intrigas de nobles, racismo, machismo y espadachines avezados y seguramente saldrá un engrudo de difícil digestión. Pero la virtud de los grandes escritores, como la de los buenos cocineros, es conseguir que un plato contente todos los paladares y se recuerde posteriormente. El resultado es óptimo, pues el autor ha sabido combinar con maestría el género histórico, romántico y de aventura. Y, como en un libro de cocina, vamos a enumerar los ingredientes y los pasos a seguir de este sustancioso plato.
Ingredientes:
Unos medidos aires de lujuria y maldad de Las amistades peligrosas, cuatro toques de romanticismo de calidad; tres cucharadas soperas de empoderamiento femenino a lo Jane Austen; un cucharon de crítica al racismo, intensos efluvios al estilo de El perfume; cinco puñados generosos de espadachines y muertes violentas y una base de fumet de historia de España.
Preparación:
Clara Belmonte, una damisela del siglo XVIII es dueña de una educación inapropiada para su tiempo y una dedicación por la cocina impropia de su clase. La muerte de su padre la hunde en los peldaños más bajos de la escala social y será su habilidad culinaria el único asidero para su supervivencia. Aquejada de agorafobia, encontrará refugio en la cocinas de Castamar al servicio de un grande de España atormentado por la muerte de su esposa y rodeado de intrigas y envidias. Al estilo de El festín de Babette y Como agua para chocolate, la joven conseguirá transformar con sus platos el viciado ambiente de la mansión y conquistar al señor de la casa.
Cocción:
Un negro ennoblecido repudiado por lo sociedad y solo tolerado por la familia del duque; un marqués poderoso capaz de todo por vengarse; mujeres sometidas al más salvaje machismo que solo pueden sobrevivir por sus encantos; matarifes y prostitutas sin escrúpulos; una gobernanta que maneja la gran casa con mano de hierro y un mayordomo chantajeado por un gran secreto político son el caldo donde se cuece la historia. A fuego lento en ocasiones y a borbotones otras tantas para conseguir un sabor especial.
Mise en place en sala:
El convulso reinado de Felipe V (¿ha habido en nuestro país un reinado que no haya sido turbulento?) es la mantelería en la que los amantes de la novela histórica querrán alargar la sobremesa. Descubrir la organización de una gran casa, los alimentos que se ingerían, las fatigosas preparaciones culinarias y los usos de la época son una maravillosa manera de acercarnos a ese periodo. La escasa higiene, el papel de la mujer y los privilegios de los pudientes frente a las injusticias proporcionan al lector las claves para entender esa época, pero también para reflexionar, con una buena digestión, sobre lo poco (o mucho) que ha cambiado en nuestros días.
El chef
Fernando J.Múñez (Madrid, 1972), licenciado en Filosofía, inició su carrera como realizador publicitario mientras dirigía sus primeros cortometrajes. Completó su formación en cinematografía en Estados Unidos y en 2012 dirigió el largometraje Las nornas. Sus tablas y buen oficio se notan en cada párrafo de esta primera novela.
Domina el lenguaje cinematográfico (no se extrañen si dentro de un tiempo volvemos a revivir esta historia en el cine o la televisión) y si se ha decidido a pergeñar esta entretenida trama es porque quería contentar a su madre, que le demandaba una narración que fuera de su gusto… y la una amplio espectro de lectores ávidos de degustar literatura.
LA COCINERA DE CASTAMAR, Fernando J. Múñez, Planeta, 768 pp., 21,90 €.
Reyes Salvador.
(c) Bodegón con plato de cerezas, ciruela, jarra y queso, Luis Meléndez, Museo del Prado.