«La gente corriente no lidera las manifestaciones, no es parte de los relatos épicos, y casi no se le da voz en los medios de comunicación, pero es una parte importante de nuestra sociedad»
Yo escribo para quienes no pueden leerme.
Los de abajo, los que esperan desde hace
siglos en la cola de la historia, no saben leer
o no tienen con qué
Eduardo Galeano
Con esta cita de Eduardo Galeano arranca ¿Cómo somos? Un retrato robot de la gente corriente. Y en ella se sintetiza el objetivo del libro: hablar de los que casi nadie habla, de la mayoría silenciosa. En los últimos años, no hay análisis político o mediático que no se haya centrado un grupo muy concreto: los millennials, la generación X, la casta o los pensionistas. Todos estos colectivos han tenido nuestra atención y han liderado protestas, algunas con mucho eco. No es que sean irrelevantes, ni mucho menos. Pero hay una mayoría de ciudadanos y ciudadanas, lo que denomino la gente corriente, que ha estado ausente del debate público: ausente por omnipresente. Es la gente corriente, la que trabaja todos los días en empleos de remuneración media y media-baja, que no tiene una gran cualificación y que lo pasa mal para desarrollar su proyecto de vida. Es gente tan normal, que nos hemos olvidado que también son especiales.
El libro de ¿Cómo somos? pone cara y ojos a toda esta gente. Habla de quiénes son, dónde viven, cuánto ganan o qué les preocupa. Es un texto que pretende no solo describir y analizar a toda esta gente corriente con la que convivimos, sino que además persigue situarles en el centro del debate público: ¿por qué? Considero que hay tres razones.
En primer lugar, toda esta ciudadanía o ha estado ausente de nuestras preocupaciones, o ha sido estigmatizada por las producciones culturales. Son muy pocos los libros, las películas o las series de televisión que nos muestran un rostro amable de esta gente. En muchas ocasiones, son ridiculizados o estigmatizados y cada vez que un trabajador o trabajadora protagoniza una serie de televisión, el género que más se utiliza es la comedia. En cambio, cuando son las clases altas las protagonistas, ellas son poderosas, tienen dinero y además se enamoran con mucha frecuencia. Son roles que se asignan y que nos ayudan a construir estereotipos. Pero, ¿es realmente así? ¿Alguien que trabaja todos los días por 1.000 euros al mes vive permanentemente en una comedia? Por ello, era necesario contar algo más de ellos y hacerlo con datos. Es decir, mostrar la realidad de esos obreros cualificados que son la mayoría social de una forma rigurosa.
En segundo lugar, puesto que son tantos, son más decisivos de lo que creemos en los cambios sociales. Son la mayoría social y no las clases medias. Ellos son más protagonistas de lo que muchas veces reflejan las reflexiones y los análisis. No tienen un relato épico como tuvieron los jóvenes con el 15-M o en mayo del 68, pero sin ellos muchas mayorías sociales no son posibles. Cuando ellos deciden optar por una opción, lo más probable es que la sociedad acabe decantándose en esa dirección. No tienen la épica, pero sí la capacidad de cambiar las cosas. De hecho, en muchas democracias como Estados Unidos, Francia o Reino Unido están detrás de los movimientos conservadores y reaccionarios actuales. Son ellos los que están apoyando las opciones más populistas y conservadoras, tal y como muestran innumerables estudios recientes. Donald Trump, el Frente Nacional o el Brexit no se entienden sin esos ciudadanos y ciudadanas corrientes y anónimos.
Afortunadamente para nosotros, en España la ciudadanía normal y corriente todavía no ha optado por los movimientos populistas que cuestionan nuestros marcos de convivencia. De hecho, el libro también se escribió para saber si nosotros también podíamos vivir la situación que se viven en muchas sociedades desarrolladas, donde la extrema derecha está ocupando espacio en las instituciones. La respuesta es que a nosotros no nos está pasando, aunque el libro advierte de algunas señales que podrían explicar en el futuro la posibilidad de que la gente corriente se acerque a estos movimientos reacciones y populistas. Su estado de ánimo se define por el pesimismo, el miedo y la infelicidad, especialmente respecto del futuro. Atender estas emociones es tarea de la política y en este libro se presenta un diagnóstico de advertencia.
En tercer lugar, este grupo socioeconómico ha sido la base de la socialdemocracia. No solo ha sido su base electoral, sino que el proyecto político de la izquierda siempre ha pretendido que estas personas puedan mejorar sus condiciones de vida. En unos tiempos en los que se viene hablando de la crisis de la izquierda, analizar sus bases de apoyo podría ser un ejercicio enriquecedor. El lector verá que siguen vinculados política y emocionalmente a las organizaciones progresistas, pero algunos nubarrones se ven el horizonte. Uno de ellos es la introducción de la identidad como eje vertebrador de las estrategias políticas de la izquierda. Como se advierte en el libro, este es un riesgo a considerar en el futuro. No es una decisión baladí la que han emprendido los progresistas y, como han señalado autores como Mark Lilla, puede explicar algunos de los problemas de los partidos socialdemócratas.
En definitiva, ¿Cómo somos? es el retrato de la gente que nos rodea todos los días y sobre la que no prestamos la suficiente atención. Compartimos colegios, centros de salud, restaurantes…. Incluso muchos de los lectores verán que se habla de ellos en estas páginas. Pero hasta ahora muy pocos analistas y científico sociales se habían detenido en ellos. Este texto pretende ponerles en el espacio público con una mirada positiva y rigurosa. Pero, sobre todo, busca reivindicarles y darles el espacio que se merecen. Sin ellos no entenderíamos la historia más reciente de nuestro país. Ellos han estado arrimando el hombro a la hora de construir nuestra sociedad actual. Su esfuerzo y su sacrificio son parte de la explicación de por qué vivimos en una sociedad moderna y desarrolladas. Desde luego que todos hemos contribuido a ello, pero a veces uno tenía la sensación de que nos estábamos olvidando de poner en el centro del debate a esta gente corriente. No lideran las manifestaciones, no son parte de los relatos épicos, y casi no se les da voz en los medios de comunicación, pero son una parte importante de nuestra sociedad. ¿Cómo somos? muestra a una ciudadanía solidaria pero preocupada. Unida emocionalmente a la izquierda pero con temor a ser abandonados por quienes les han representado. En definitiva, es un texto para comprender un poco más el momento histórico que nos ha tocado vivir.
Ignacio Urquizu es profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
¿CÓMO SOMOS? UN RETRATO ROBOT DE LA GENTE CORRIENTE, Deusto, 176 pp., 17,95 €