IRENE VALLEJO (Zaragoza, 1979) estudió Filología Clásica y obtuvo el doctorado europeo. En la actualidad se dedica a la divulgación del mundo clásico impartiendo conferencias y a través de su columna semanal en el diario Heraldo de Aragón. De su obra literaria destacan las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015), la antología periodística Alguien habló de nosotros (2017) y los libros infantiles El inventor de viajes (2014) y La leyenda de las mareas mansas (2015).
Ahora presenta en Siruela, El infinito en un junco, un libro sobre la historia de los libros que es también un libro de viajes. Un hilo que une a los clásicos con el vertiginoso mundo contemporáneo, conectándolos con debates actuales: Aristófanes y los procesos judiciales contra humoristas, Safo y la voz literaria de las mujeres, Tito Livio y el fenómeno fan, Séneca y la posverdad…
(c) Santiago Basallo.
1.- ¿Qué libro recuerda de su infancia?
La Odisea, que mi padre me contaba por entregas a la orilla de la cama, antes de dormir. Recuerdo también, en los veranos de mi infancia, los cómics de la biblioteca del parque, una casita de madera con tejado a dos aguas que parecía ella misma extraída de un cuento.
2.-¿Qué libro no pudo terminar?
Recuerdo negarme a leer Juan Salvador Gaviota, de Richard Bach, que era obligatorio en el instituto. Como decía Pennac, entre los derechos del lector figura la negativa, el abandono del libro.
3.-¿Qué libro desearía que no se hubiera acabado nunca?
Me ha sucedido tantas veces… La última, con Middlesex, de Jeffrey Eugenides. El final de un gran libro es como el final de unas vacaciones. De algunas épocas de la vida recuerdo con más nitidez la trama y la atmósfera de mis lecturas que mis propias vivencias.
4.-¿Qué libro le gusta regalar?
Todos nuestros ayeres, de Natalia Ginzburg. Alguien, de Alice McDermott. República luminosa, de Andrés Barba.
5.-¿Qué libro no regalaría nunca?
Ningún libro de autoayuda. Mejor leer a Séneca.
6.-¿Qué libro le habría gustado escribir?
Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Abril quebrado, de Ismail Kadaré. Los poemarios de Wislawa Szymborska.
7.-¿Qué cree que se debería hacer para fomentar la lectura?
Desde las instituciones, fomentar la creatividad de los jóvenes y favorecer los encuentros entre escritores y alumnos de colegios e institutos. A título individual, dejar el móvil a un lado y leer, para que nuestros hijos nos vean y sientan curiosidad por esa pasión sigilosa. Visitar bibliotecas y librerías donde sepan aconsejarnos. Regalar los libros que más amamos, por si el deslumbramiento se repite.