Jacobo Armero (Madrid, 1969) es arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y, en paralelo al ejercicio de su profesión, fundó una empresa familiar de gestión cultural dedicada a la edición y al comisariado, montaje y producción de exposiciones. Ha recibido diversos premios relacionados con el ámbito de la arquitectura y el urbanismo, y también por su labor inmobiliaria. Y es que desde el año 2013 se dedica a un campo que le ha proporcionado suficiente experiencia como para inspirarle una novela, con la que debuta en el terreno literario, Historias de un agente inmobiliario, que mezcla autoficción, paseos por Madrid y un manual de instrucciones para vender o comprar una vivienda, a partir de la vida de un hombre imprevisible y lleno de sentido del humor que intenta lidiar con los obstáculos que le salen al paso.
1. ¿Cuándo empezó a escribir?
Mi primer «éxito» literario fue una redacción en el colegio -no tendría más de 10 o 12 años-, en la que contaba una aventura que me había pasado durante unas vacaciones de Navidad. La profesora se partía de risa cuando me la entregó, y me puso muy buena nota. Siempre me ha escamado mucho que mis escritos sean graciosos, porque nunca he pretendido serlo. Luego ya empecé a escribir más en serio, artículos en periódicos sobre todo, y a mis 50 años ha llegado mi primera novela.
2. ¿Cuándo y cómo escribe?
El trabajo de fondo suelo hacerlo por las mañanas, en solitario, por supuesto, pero el más productivo surge muchas veces en momentos imprevistos: una tarde que no tienes nada que hacer y de repente te sientas a escribir sin haberlo planeado suele dar resultados mucho más interesantes.
3. ¿A mano o a máquina? (la escritura, no el lavado).
En el teclado del ordenador, a mano ya casi no soy capaz.
4. ¿Tiene alguna manía o hábito ante el momento de la escritura?
Nada especial. Lo único que necesito es no sentirme observado. Por lo demás, puede ser casi en cualquier circunstancia o lugar.
5. ¿A quién pediría consejo literario?
Creo que en el fondo no se puede pedir consejo literario a nadie. Cuando lo he pedido no me ha valido de mucho. Si acaso me ha servido alguna vez para saber cómo no quería que fuera, lo cual, por otro lado, puede ser de gran ayuda. Escribir es un hecho esencialmente solitario.
6. Si pudiera reencarnarse en algún escritor/es, ¿a quién elegiría?
Creo que en Salinger. Una sola y mítica obra, la renuncia total a la fama y a la vida pública… sería lo ideal. Y quizás también en Balzac, esa escritura a tumba abierta, esa curiosidad, esa pasión por la humanidad en su totalidad…
7. ¿Qué recomendaría a los autores noveles?
Que escriban desde dentro. Lo que vale al final es lo original, lo verdadero.
Historias de un agente inmobiliario, Jacobo Armero, Lumen, 232 pp., 17,90 €