Si alguien puede hablar con propiedad de uno de los grandes iconos del misterio, el gran investigador, escritor y psiquiatra Fernando Jiménez del Oso, ése es su hijo Fernando. El legado del Oso (Luciérnaga, 2020) es un homenaje al mayor cazador de misterios de nuestro país que se publica cuando se conmemoran 15 años de su muerte. Con Fernando han colaborado amigos y compañeros de su padre como Javier Sierra, Juan José Benítez, Nacho Ares, Lorenzo Fernández Bueno, Jesús Callejo, Silvia Casasola o Pedro Amorós. En palabras de Javier Sierra: «No es una novela, pero tampoco un ensayo. Es el emocionante relato de un hijo que busca la verdad que su padre esconde».
Jiménez del Oso era un hombre aparentemente muy serio. El reto estaba en ver si su hijo (escritor y biólogo, autor de El templo de la Luna, premio Minotauro de literatura fantástica, entre otras obras de ficción o ensayo) se atrevía a arriesgarse con este test a medio camino entre lo íntimo y el humor. Lo hemos conseguido.
ANIKA LILLO. Anika Entre Libros. www.anikaentrelibros.com
1. ¿Por qué es escritor?
Una noche levanté los ojos del teclado y me dije, sorprendido: «¡Pero si soy escritor!» Estaba escribiendo mi segunda novela, mi cuarto libro. Llevaba más de treinta años muy preocupado preguntándome qué iba a ser en la vida.
2. ¿Tiene algún ritual para escribir?
Poco, más allá de la mesa ordenada y una botella de agua a mano. Lo único preocupante es que para escribir, tengo que «estar en fase». Es como un estado mental. Una capacidad de sintonizar o no con la historia, con las escenas. Al principio de un libro tardo más de una semana en entrar en ese estado: días interminables sentados al ordenador en los que no saco nada en claro. Luego, cualquier interrupción la pago cara: me cuesta al menos tres días volver a entrar en situación.
3. ¿Cómo encaja las críticas?
No suelo tener malas críticas: a las cinco o seis personas que leen mis libros, les suelen gustar.
4. ¿Qué libro/s está leyendo?
Tengo un par de novelas a medias, El último Hammett, de Juan Sasturain, y Esta bruma insensata, de Enrique Vila-Matas. Sé que son fantásticas, pero toda la angustia por el coronavirus me está impidiendo disfrutar de ellas. Así que las he puesto en cuarentena.
5. ¿Qué tiene para usted más importancia a la hora de vender un libro, la portada, el nombre del autor o el título?
El autor, al menos en el mercado español. Eso para venderlo. A mí, personalmente, los libros me enganchan a través de las reseñas y de los textos de la contraportada.
6. Dígame tres cosas que sean mejores que un libro.
Cada cosa en su momento, yo para dormir necesito un libro, pero… Un buen paseo en bicicleta, una carretera de montaña en mi Opel GT, y… una conversación inspirada con la persona adecuada.
7. El libro que le hubiera gustado escribir y escribió otro…
Cualquiera de las novelas protagonizadas por Philip Marlowe. Claro que a cambio me quedó el placer de leerlas.
8. ¿Qué libro no ha leído ni piensa hacerlo?
Pienso que cada libro tiene su momento; otra cosa es que ese momento llegue o no.
9. ¿Existen los libros o autores malditos?
Supongo que eso se cataloga a posteriori. Esas historias que terminan mal. La de John Kennedy Toole, autor de La conjura de los necios, me parece paradigmática. El hecho de escribir y escribir sin alcanzar «el éxito», desgraciadamente, no es una maldición, sino la norma en este oficio.
10. Si sufre la «página en blanco», ¿cómo se reactiva para volver inspirado a las teclas?
Es cosa de tesón: el primer día de vacío no sale nada, pero las ocho o diez horas las paso ahí sentado, frente al ordenador. Al segundo día, igual. Pero al tercero… es como si la pared de una presa se rompiera: los dedos no teclean a la suficiente velocidad. Eso es una gozada.
11. ¿Cuántos libros lee al año?
No los cuento, la lectura es algo que no me gusta medir «al peso».
12. De quién es fan? (literariamente hablando)
¡Uy! De Raymond Chandler. Por los demás que me gustan siento solo devoción y/o envidia, pero con Chandler no puedo ser crítico: de él me gusta leer hasta una lista de la compra.
13. ¿En qué libro «entraría» como personaje para vivir la historia in situ con los protagonistas?
¡Hombre, ya puestos, en una buena novela erótica!
14. ¿Puede elegir entre Oscar Wilde, Cervantes, Shakespeare, Virginia Woolf, Jane Austen, Poe y Lovecraft?
Sí.
15. Si tuviera una ouija ¿con qué autor o autora conectaría y qué le preguntaría?
Pues fíjese que creo que con ninguno. Usaría la bala con otra clase de persona. Supongo que lo que tiene que decir un escritor, lo deja dicho en sus libros… Lo demás atañe al hombre, más que al autor.
16. Viaja al pasado y puede pasar un día con alguien ¿dónde y con quién?
Me haría ilusión viajar al pasado como un muchacho, y hacerme amigo de mi padre sin revelar mi identidad.
17. ¿Su leyenda urbana favorita?
No deja de sorprenderme la matraca con los chemtrails de los aviones. Aunque quizá al decirlo haya perdido un par de lectores.
18. Cuénteme una metedura de pata sonada.
Hubo una vez uno que dijo «Viva Honduras» para arengar a soldados de El Salvador, pero el hecho fue recibido con bastante simpatía.
19. ¿Suelta tacos?
El capitán Haddock es una monja clarisa a mi lado, si me inspiro.
20. ¿Qué tal su sexto sentido?
Pues mire, ¡me funciona! Soy una persona bastante intuitiva.
21. ¿Ha visto un ovni, un fantasma, algo raro…?
Más que verlos, creo que me las he visto con fantasmas en un par de ocasiones. He visto sus efectos, pero a ellos no.
22. ¿Le avergüenza que le hagan preguntas de este tipo?
No, lo único es que a veces me tienta inventarme respuestas a la altura de las expectativas.
23. ¿Qué le hace reír y qué le hace llorar?
¿Al mismo tiempo, y posiblemente a lo largo de una misma frase? Nuestros políticos, sin duda.
24. ¿En qué se parece a su padre?
Luenga cabellera, misma caída de ojos…, y tal vez una parecida clase de humor.
25. ¿Si fuera Presidente del Gobierno cuál sería la primera medida que tomaría?
No lo sé, supongo que sobrevolaría en dirigible toda la nación, arrojando billetes por la ventanilla, como enloquecido. Eso, y una cohorte de majorettes, que me precederían en cada acto. Creo que sería un presidente muy popular.
26. ¿Sabe qué es -sin mirar en google- shojo, yaoi y yuri? (ya le adelanto que muchos adolescentes suelen reconocer el significado de estas palabras)
¿Alguna clase de sushi? ¿Personajes de un manga? Espere, que voy a mirarlo… Sí, eran unos cortes de sushi, mire qué bien.
27. ¿Qué le daba miedo de niño y qué le da miedo de adulto?
Observo con recelo a los niños. Hacía eso cuando era uno de ellos, y lo sigo haciendo ahora. Esos ojillos inescrutables, esas manitas tan pequeñas, esas boquitas llenas de dientecitos…
28. La pesadilla que aún recuerda…
Me caía por el hueco del ascensor mientras este subía. Llegué a habituarme tanto al sueño que, antes de impactar, me recordaba a mí mismo las cosas importantes que tenía que hacer ese día.
29. Sus manías son…
Secretas. Y vergonzosas.
30. De niña me comía a escondidas pastillas de avecrem ¿hacía usted algo parecido?
Cielo santo, ¡no! El avecrem hay que machacarlo y esnifarlo. Eso es lo correcto.
31. ¿Cuál es la pregunta más rara que le han hecho?
La anterior es fina.
32. ¿Cuál es el libro más espectacular, especial o raro que posee?
Sin duda, mi ejemplar autografiado del Quijote, de Pierre Menard.
33. ¿Sufre alguna fobia?
Me asusta hablar ante un auditorio amplio, digamos miles de personas. Por eso prefiero escribir.
34. Dígame un personaje de dibujos animados en el que podría reconocerse.
El demonio de Tasmania, cuando yo era más joven. Ahora he devenido en una especie de inspector Clouseau.
35. ¿Cuál es la pregunta que siempre espera o desea que le hagan y nunca le hacen? (hágasela y contéstela, por favor)
¿Lo desea en efectivo?
En billetes grandes, por favor. Métalos en este maletín. Y recuerde que le estoy apuntando.
36. ¿A qué es adicto?
A mis neurosis. Es agotador.
37. ¿Y de qué es usted friki?
Mis gustos son corrientes: bicicletas de montaña de titanio de los años noventa, cuchillos de caza forjados a mano, huevos de Fabergé… Cosas así.
38. ¿Su filosofía o lema de vida?
No soy amigo de eslóganes, y menos para algo tan complejo como la vida… Igual es que no soy tan sabio como esos que los producen a cientos.
39. ¿Le gusta disfrazarse?
Simple y llanamente, no.
40. ¿Quién es su amor platónico?
Me enamoré de Brooke Shields cuando era un muchacho. Cuando yo era un muchacho, quiero decir. Claro que si la hubiera tenido a mi alcance igual no habría sido solo platónico…
41. ¿Qué cree que fue usted en su vida anterior?
¡Lo supe! Pero se me ha olvidado.
42. ¿Qué palabra, no admitida en la RAE, incluiría usted?
«Mirusted». Dicho así, en una sola palabra, hay que reconocer que impone.
43. ¿Qué cree que hay después de la muerte?
Sin bromas: otra clase de vida.
44. ¿Recuerda alguna borrachera mítica?
¡Uf! Las borracheras me parecen horribles. Otra cosa es ser capaz de beber como un surfista cabalgando una ola etílica, sin dejar que te arrolle, erguido en la tabla a toda velocidad, disfrutando justo en el límite, sin perder la elegancia –de tenerla-. De esas hay alguna que otra en mi memoria.
45. ¿Tiene algún vicio inconfesable?
Sí.
46. ¿Alguna vez ha sospechado tener doble personalidad?
Bueno, sospecho que soy un poco ciclotímico… ¿Eso cuenta?
47. ¿Entraría en un reality show de escritores?
Solo para prenderle fuego.
48. Veamos su percepción de la belleza física… ¿Quién es más feo: Aznar, Rajoy o Quasimodo?
Son todos como flores de cerezo: perfectos en sí mismos.
49. ¿Chupachups, chicles, pipas, revistas…? Defínase ante un kiosko.
Esta es fácil: gominolas.
50. ¿Se ha divertido con esta entrevista-test o le hubiera gustado más atrevida?
Podríamos haberla hecho dentro de una sauna, pero por la humedad se nos habría corrido la tinta de la pluma. Creo que así está bien…