Aparece la nueva y extensísima obra de uno de los autores superventas más célebres de las últimas décadas, Ken Follett, en lo que es una precuela de su novela Los pilares de la tierra. Y lo hace a lo grande, con un lanzamiento a escala planetaria y simultánea.
«Sigo envidiando como el primer día la capacidad de Follett para entretener. Sus tramas funcionan siempre y te mantiene pegado a cada página», dijo una vez Juan Gómez Jurado, en las páginas culturales del diario ABC. Y ahora llega otra oportunidad para sus lectores al aparecer su nueva novela, Las tinieblas y el alba, la cual vivió, el pasado 15 de septiembre, un lanzamiento mundial simultáneo. Se trata de la precuela de la saga Los pilares de la Tierra, un fenómeno editorial sin precedentes que ha vendido 43 millones de ejemplares en todo el mundo y que se ha convertido en un auténtico referente del género de la novela histórica. Sin lugar a dudas, estamos ante una de las sagas más leídas y queridas de la literatura contemporánea, desde que se publicara en 1989.
Pues bien, si estamos ante lo que se califica de precuela, es de obligado cumplimiento revisar lo que supuso y en qué consistió aquella historia que se convirtió en tamaño superventas, el épico relato de la construcción de una magnífica catedral medieval en la ciudad de Kingsbridge. En aquel escenario, se entrecruzaban las vidas de distintos personajes en un mundo de reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas, y la trama, además de devenir uno de los libros más vendidos de todo el mundo, se convirtió en una serie televisiva producida por Ridley Scott, que se emitió en 2010.
En 2007 publicó la segunda entrega de esta trilogía: Un mundo sin fin, que naturalmente obtuvo un éxito similar y que se desarrolla en la misma ciudad de Kingsbridge dos siglos después. La catedral y el priorato volvían a ocupar el centro del argumento, con el telón de fondo de la peste negra. Los elementos que habían hecho vibrante su anterior relato, el amor y el odio, el orgullo y la codicia, volvían a entrelazarse en medio de una intriga llena de asesinatos, hambrunas, plagas y guerras.
Un impacto tremendo
Finalmente, Follett regresó a Kingsbridge en 2017 con Una columna de fuego, una historia de espías y agentes secretos que transcurre en el siglo XVI, durante el reinado de Isabel I, contando las andanzas del joven Ned Willard, que regresa a su hogar por Navidad, en 1558. Un año en que se intensifican los odios religiosos que dividen la ciudad, y en que el protagonista se encuentra de pronto en el bando contrario al de la muchacha con quien anhela casarse, Margery Fitzgerald. Entonces, cuando Isabel I llega al trono, toda Europa se vuelve en contra de Inglaterra, y la joven monarca organiza el primer servicio secreto del país para estar avisada ante cualquier indicio de levantamientos o planes de invasión. Todo lo cual conducía al París donde se hallaba María Estuardo, reina de los escoceses y proclamada legítima soberana de Inglaterra, la cual a su vez contaba con sus partidarios, que conspiraban para atacar a Isabel. Follett así recorría siglos de historia europea, haciendo de esta tercera parte una peripecia amorosa que duraba medio siglo turbulento, repleto de extremismos ideológicos y violencia, desde Edimburgo hasta Ginebra.
Según él mismo, como dice en uno de los prólogos de algunas ediciones recientes de este trío novelístico, que se publica sin cesar en diversos formatos: «Me han preguntado muchas veces por qué Los pilares tuvo un impacto tan tremendo. No hay una respuesta sencilla a esa pregunta, porque una novela es algo muy complejo, pero vuelvo una y otra vez a las personas que construyeron las catedrales. Los seres humanos tienen la capacidad de remontar y superar las circunstancias más prosaicas y llegar a tocar la eternidad. De eso trata Los pilares y, al final, creo que tal vez sea esa la razón por la que ha calado de forma tan profunda en los corazones de los lectores durante tantos años».
Era aquella una época en que empezaron a causar furor, de cara al lector, la narrativa de acción y suspense que nos transportaba a la Edad Media, en que se mezclaban reyes, damas, caballeros, pugnas feudales, castillos y ciudades amuralladas. En torno a un tapiz cuyo centro era la construcción de una catedral gótica, todo se iniciaba con el ahorcamiento público de un inocente y finalizaba con la humillación de un rey. Un actor tan experimentado como Donald Sutherland dijo a este respecto: «Ken Follett sabe cómo tejer una historia fascinante, con personajes complejos, que todo actor sueña con interpretar.» Otro escritor de éxito comercial inmenso como Ildefonso Falcones atestiguó: «Me encanta Los pilares de la Tierra, lo recuerdo con mucho cariño […] es uno de aquellos títulos que se quedan grabados…». Uno de los cineastas con más solera de los últimos decenios en Estados Unidos, Ridley Scott, dejó dicho: «En Los pilares de la Tierra, Ken Follett nos presenta a unos personajes que consiguen que la historia cobre vida».
Ataques vikingos
Y sin embargo, esta historia que acabó triunfando en las librerías de medio mundo tuvo un surgimiento bien particular, muy al hilo de lo Follett escribió también sobre su obra bajo el título «Nada ocurre tal como se planea». En él, contaba lo siguiente: «La novela Los pilares de la Tierra sorprendió a mucha gente, incluido yo mismo. Se me conocía como autor de thrillers. En el mundo editorial, cuando uno alcanza el éxito con un libro, lo inteligente es escribir algo en la misma línea una vez al año durante el resto de la vida. Los payasos no deberían tratar de interpretar el papel de Hamlet y las estrellas del pop no deberían componer sinfonías. Y yo no debería haber puesto en peligro mi reputación escribiendo un libro impropio de mí y en exceso ambicioso».
Y seguía diciendo que no creía en Dios, que no se veía como una «persona espiritual» y que, según su agente, su mayor problema como escritor es que «no era un espíritu atormentado. Lo último que cabía esperar de mí era una historia sobre la construcción de una iglesia. Así pues, era poco probable que escribiese un libro como Pilares, y de hecho estuve a punto de no hacerlo. Lo empecé, lo dejé y no volví a mirarlo hasta pasados diez años». Pero entonces encontró la forma y el tono, y ahora de alguna manera Follett ha tenido que ir a aquel comienzo,pues con esta nueva obra, Las tinieblas y el alba, ha concebido la precuela de la saga, que terminará donde comienza Los pilares de la Tierra.
«Con el ocaso del Imperio romano, Britania entró en un periodo de decadencia y retroceso», empieza diciendo en una nota previa Follett en este su seguro éxito inmediato. «A medida que las villas romanas iban desmoronándose, la población construía viviendas de madera de una sola habitación, sin chimeneas. La producción de la cerámica romana –importante para la conservación de los alimentos– se perdió en su mayor parte. La alfabetización sufrió un fuerte declive. En ocasiones se hace alusión a este periodo histórico como la Edad Oscura, y apenas se produjeron avances de ninguna clase de quinientos años. Entonces, por fin, las cosas empezaron a cambiar».
De esta manera, la obra empieza en el año 997 d. C., en una etapa de grandes enfrentamientos en que enseguida aparecerán los planes y sueños de un joven constructor de barcos, que sin embargo están a punto de no llevarse a cabo por culpa de un ataque vikingo en la costa inglesa. El joven se llama Edgar y, a punto de fugarse con la mujer casada a la que ama, descubre que su futuro será muy diferente a lo que había imaginado. Por su parte, Ragna, la hija rebelde de un conde normando, se enamora de modo arriesgado para su vida de un noble inglés; y, por otro lado, tenemos a un idealista monje, Aldred, que está convencido de que ningún poder terrenal puede oponerse a sus sagradas aspiraciones. Pues bien, los destinos de estos tres personajes se irán enlazando y sufrirán cambios traumáticos.
Un trío protagonista contra un tirano
Edgar ve con pesar que el único hogar que conoce es arrasado por los vikingos, obligándole a comenzar de nuevo en una pequeña aldea en la que solo encuentra hostilidad; Ragna acompaña a su marido a una nueva tierra al otro lado del mar, viendo que las costumbres allí son muy distintas, sintiendo que en cualquier momento las gentes que la rodean harán lo que sea con tal de acceder al poder. Y Aldred se empeñará en transformar su humilde abadía en un centro de saber que sea admirado en toda Europa. Al cabo, los tres se tendrán que ver metidos en un peligroso enfrentamiento con un despiadado obispo, Wynstan, obsesionado por aumentar su poder.
Según el propio Follett, eligió el título Las tinieblas y el alba porque «la historia transcurre durante el final de la Edad Oscura y el inicio de la Edad Media, es el momento del anochecer y el inicio de un nuevo día». Asimismo, reconoce que los personajes de Las tinieblas y el alba son antepasados lejanos de los protagonistas de las anteriores novelas de la serie, aunque no se establezca una conexión directa, dado que «el tiempo transcurrido entre las épocas de los dos libros es demasiado largo». Para el autor, ese periodo anglosajón resultaba de lo más atractivo: «Es un tiempo de gran agitación, lo que siempre es fantástico en una novela». Pero, por supuesto, requería un minucioso trabajo de documentación, algo bien complicado porque «los anglosajones no escribían mucho, casi no han dejado pinturas y gran parte de sus construcciones estaban hechas de madera y hace mucho que se acabaron pudriendo».
De hecho, para preparar el trasfondo histórico él mismo visitó la mayoría de las iglesias anglosajonas de Inglaterra, pasó tiempo en el pueblo anglosajón reconstruido de Stow, acudió al Museo de Barcos Vikingos de Oslo y examinó el Tapiz de Bayeux, tanto el original en Bayeux como la réplica del Museo de Reading. Todo ello le ha llevado a concluir que las vidas y problemas de personas que vivieron hace cientos de años, por más que sus vidas fueran muy diferentes a las nuestras, tienen naturalmente aspectos comunes, dado que «ellos también se enamoraron, fueron a la guerra, ansiaron el poder y el dinero y buscaron venganza».
Diversidad de adaptaciones
Tanto Los pilares de la Tierra como Un mundo sin fin han sido llevadas a la pequeña pantalla. Ian McShane, Donald Sutherland, Rufus Sewell, Hayley Atwell y Eddie Redmayne encabezaron el reparto de Los pilares de la Tierra. La serie, coproducida por Ridley Scott, se emitió por primera vez en 2010. La miniserie de Un mundo sin fin, de 2012, incluyó entre sus protagonistas a Cynthia Nixon, Miranda Richardson, Ben Chaplin, Peter Firth, Charlotte Riley y Tom Weston-Jones. Las tres novelas previas han tenido sus versiones de juegos de mesa. Además, se lanzó una adaptación en videojuego de Los pilares de la Tierra. Los productores musicales daneses Høg, Aagaard y Svanekier también han adaptado Los pilares de la Tierra a una versión musical para teatro que se estrenó en 2016, y además el mismo equipo produjo un musical de Una columna de fuego, que se estrenó en Copenhague en 2019. La productora española Versus Creative ha adaptado Los pilares de la Tierra a una obra musical de próximo estreno, con el recurso de proyecciones en 360 grados y el sonido full surround (contará con más de 20 actores sobre el escenario y una orquesta de 20 músicos).
La biografía de un triunfador
Ken Follett nació en Cardiff (Gales) el 5 de junio de 1949. Es hijo de un inspector de Hacienda y, a los diez años su familia se trasladó a Londres. Se licenció en Filosofía en el University College. Comenzó su carrera como periodista en el periódico de su ciudad natal, South Wales Echo, y luego trabajó en el London Evening News. Posteriormente se incorporó a una pequeña editorial, Everest Books, de la que terminó siendo director adjunto. Su primer gran éxito literario llegó en 1978 con la publicación de El ojo de la aguja, un thriller sobre la Segunda Guerra Mundial ambientado en Inglaterra que le valió el galardón Edgar Award de los Mystery Writers of America en 1979.
Se estima que Follett ha vendido 170 millones de ejemplares, sobre todo gracias a la fama de Los pilares de la Tierra, el épico relato de la construcción de una catedral medieval del que se han vendido veintisiete millones de ejemplares. Su continuación, Un mundo sin fin, vio la luz en el año 2007 y en 2017 vio la luz Una columna de fuego, ambientada en la Inglaterra del siglo XVI durante el reinado de Isabel I. Los 32 libros que ha escrito a lo largo de su carrera han visto ediciones en más de 80 países y en 33 idiomas.
Cabe decir, finalmente, que Follett también es un hombre de música, pues es un gran aficionado a tocar el bajo. En la actualidad, vive en Stevenage, Hertfordshire, con su esposa Barbara, exparlamentaria laborista por su circunscripción. Es miembro de numerosas organizaciones que promueven la alfabetización y ejerció como presidente de la asociación Dyslexia Action durante diez años. Fue presidente del Año Nacional de la Lectura, una iniciativa conjunta del gobierno británico y distintas empresas privadas. También participa en muchas asociaciones benéficas de Stevenage y es presidente del Stevenage Community Trust y mecenas de Home-Start Hertfordshire.
Algunas de sus otras obras
Aunque menos conocidas que su obra, su trilogía, más vendida, Follett también ha firmado un buen número de obras que también han aparecido en la editorial Plaza & Janés. Es el caso de La isla de las tormentas (que este año ha tenido una edición en otro sello del mismo grupo Random House Mondadori, la editorial Debolsillo). Se trata de unthriller bélico ambientado en la Segunda Guerra Mundial, que nos lleva al año 1944, cuando los aliados preparan en secreto una de las mayores operaciones militares de la historia: la invasión de la Europa ocupada por los nazis. Así, Henry Faber, espía alemán, descubre que el desembarco se efectuará en Normadía e intenta llevar la noticia al Alto Mando alemán, pero nunca llegará a su destino.
Otra de sus obras tiene ecos actuales. Nos referimos a Notre-Dame, que fue traducida el año pasado y que tuvo este origen: «La imagen de Notre-Dame en llamas me dejó aturdido y profundamente afectado. Me encontraba al borde de las lágrimas. Algo de un valor incalculable estaba muriendo ante nuestros ojos. Era una sensación desconcertante, como si la tierra hubiera comenzado a temblar». Estamos ante un libro breve en que Follett recorre, desde los días de su construcción, los momentos históricos determinantes de un edificio que a través de los siglos ha ejercido una fascinación universal. Y además, rindiendo homenaje a Notre-Dame, revela la influencia que ha tenido en las catedrales de todo el mundo y en la escritura de su más famosa novela, Los pilares de la Tierra.
En La clave está en Rebeca, por otro lado, desarrolló unahistoria de espías entre el desierto de África y El Cairo durante la Segunda Guerra Mundial. De esta manera, las fuerzas alemanas, al mando del mariscal Rommel, se enfrentan a las tropas británicas, mientras que en El Cairo se desarrolla una intriga protagonizada por el servicio secreto británico y el espionaje alemán, en la que se verá implicado un joven oficial. Un argumento que entronca con Vuelo final, dado que mediante este relato de suspense, Follett narra cómo enjunio de 1941, cuando el curso de la guerra es desfavorable a Gran Bretaña, puesto que los alemanes están anticipándose a las incursiones aéreas de los bombarderos británicos, Hermia Mount, una analista británica, empieza a sospechar de la existencia de una estación de radar secreta en la costa de Dinamarca. En Copenhague, el policía colaboracionista con los nazis Peter Flemming intenta descubrir la red la resistencia danesa. Entretanto, Harald Olufsen, un joven estudiante danés, se ve involucrado poco a poco en la investigación de Hermia. Cuando finalmente descubre la verdad, en la isla danesa de Fano, ocupada por los alemanes, no tiene manera de hacer llegar la información a Gran Bretaña.
Y más historias de suspense hay en la trayectoria del autor inglés, como Noche sobre las aguas, en que recibe un gran protagonismo un Boeing 314, también en torno a la época de la Segunda Guerra Mundial, pero en esta ocasión en tiempos iniciales. En septiembre de 1939, Gran Bretaña ha declarado la guerra a Alemania, y aventureros, artistas, hombres de negocios, ciudadanos que huyen de la vejación y la miseria embarcan en el último hidroavión que despega rumbo a Estados Unidos, abandonando un país sobre el que planea la incertidumbre. La noble y fascista familia de los Oxenford huye para evitar la detención del patriarca, y a su vez, Diana Lovesey lo hace para escapar con su amante Mark, mientras su marido Mervyn la persigue junto con Nancy Lenehan, que quiere impedir que su hermano Peter malvenda su empresa.
Por último, tenemos Alto riesgo, novelaprotagonizada por seis mujeres como agentes encubiertos durante la Segunda Guerra Mundial. El lector conocerá cómo el día D se acerca y todavía no se sabe dónde ni cuándo, pero los alemanes están convencidos de que será pronto. Felicity Clariet es una de las agentes más valiosas de la unidad encargada de las operaciones de sabotaje que opera en el norte de Francia. Le consta que el éxito del desembarco aliado depende de que las líneas de comunicación con Berlín no funcionen. Y es en Sainte-Cécile, cerca de Reims, donde se encuentra el mayor centro de comunicaciones de la Francia ocupada, alojado en un antiguo castillo del siglo XVII. En estos momentos ese siniestro castillo constituye el objetivo de mayor importancia estratégica. Cuando ella intenta un asalto directo, la operación fracasa estrepitosamente, su grupo resulta destruido y sus superiores empiezan a dudar de ella. Sólo le resta una última oportunidad para cumplir la misión, y para ello diseña un nuevo plan que requiere un grupo exclusivamente femenino y no profesional, que debe ser reclutado y entrenado en cuestión de días. La idea es intentar infiltrarse en el castillo a la vista de los nazis, aunque hay muchas cosas que la protagonista desconoce, secretos en las filas de los alemanes, entre los miembros de su equipo, secretos que guardan las personas en quienes ella más confía.
Las tinieblas y el alba
Ken Follett
Plaza & Janés, traducción de Anuvela, 930pp., 24,90 €
LES TENEBRES I L´ALBA
Ken Follett
Rosa dels Vents, traducción de Anna Llisterri i Boix e Inmaculada Es, 912 pp., 24,90 €