Manuel Calderón (Peñarroya-Pueblonuevo, Córdoba, 1957), licenciado en Filosofía por la Universidad Central de Barcelona, lleva consagrando buena parte de su vida al mundo del periodismo, con diferentes cargos en El Noticiero Universal, El Sol, ABC y La Razón, donde dirigió el suplemento de libros Caballo Verde. Asimismo, fue redactor jefe de la revista El Guía, pionera en información sobre arte contemporáneo, editada en Barcelona entre 1989 y 1993, y actualmente es profesor en el Máster de Periodismo Cultural de la Universidad San Pablo-CEU.
En paralelo ha ido desarrollando una reciente pero densa actividad literaria, con las novelas Bach para pobresy El hombre inacabado, a la que se sume ahora El músico del Gulag. Se trata de la historia de Gregori Makarov, que pese a haber tocado el acordeón siendo niño ante Stalin, acabó internado en el campo de trabajo del Kolimá, en la remota Siberia. Aun así sobrevivió a aquel infierno, y su vida fue contada por un periodista, hasta que se descubrió que había sido engañado. De tal modo que el investigador se propone descubrir la verdad de lo narrado, mediante una peripecia obsesiva sobre la vida de Makarov que, a la vez, le llevará a varios lugares que vieron algunos de los acontecimientos que marcaron el devenir del siglo XX.
¿Cuándo empezó a escribir?
En la escuela, siendo niño; a lápiz, primero, y con plumilla, más tarde: aprendí letra inglesa, gótica, redonda y vertical. Fui a un colegio muy disciplinado. Estudié Filosofía, lo que hizo muy correosa mi escritura, pero como he trabajado siempre de periodista, al final se aligeró. Me he ganado la vida escribiendo, lo que ha impedido que me dedicara a «escribir» –o a escribir literariamente–, hasta que las decepciones del oficio me obligaron a reunir 300 folios y ponerles un título.
¿Cuándo y cómo escribe?
Como dependo de los horarios de un periódico, escribo buscando huecos, por la mañana y por la tarde. Cuando estoy libre, lo hago durante todo el día, incluyendo, por supuesto los festivos. Creo que la lectura es una forma de escritura, por lo que todo forma parte de la misma tarea. Y pasear también es escribir.
¿A mano o a máquina? (la escritura, no el lavado)
Mi primera y única máquina de escribir me la regaló una tía. Tenía 17 años. Desde entonces, escribo delante de un teclado, ahora el de un ordenador, aunque he escrito en muchos e incómodos lugares. Suelo tener un cuaderno donde anoto ideas o directamente párrafos. Ahora estoy escribiendo un libro directamente en una libreta porque la historia requiere una cierta lentitud y que no salga un texto muy redicho y retocado.
¿Tiene alguna manía o hábito ante el momento de la escritura?
Me gusta leer antes algo de poesía para limpiar el ruido de fondo o a algún escritor que me gusta especialmente para oír el diapasón.
¿A quién pediría consejo literario?
Vivo: Julian Barnes. Muerto: Nabokov.
Si pudiera reencarnase en algún escritor/es, ¿a quién elegiría?
Nabokov durante la escritura de Lolita. Y en Cervantes.
¿Qué recomendaría a los autores noveles?
Desde la modestia de considerarme un eterno autor novel, que cada página escrita sea inevitable.
EL MÚSICO DEL GULAG
Manuel Calderón
Berenice, 304 pp., 19 €