© Imagen de Dante en la Catedral de Orvieto
Se conmemoran los setecientos años de la muerte del mayor poeta europeo del medievo, Dante Alighieri, el 14 de septiembre de 1321, en Rávena, sobre el que se publican nuevos libros y se hace una muestra en la Biblioteca Nacional.
Se podría decir que la relación entre Dante y la traducción de su obra al español empieza en una isla del Caribe hace más de cincuenta años. Ángel Crespo, una vez establecido en Puerto Rico en 1967 como profesor universitario, junto a su inseparable Pilar Gómez Bedate, y ante la preparación de los dos cursos de los que constaba la materia «Introducción a la cultura occidental», elabora una lista de obras maestras entre las que ha de contar, desde luego, con la Comedia. Es en ese momento cuando las ediciones anteriores en prosa y sin afán poético alguno ―Giovanni Boccaccio la calificó, incorporándose al título, de «divina», y así aparece en su edición veneciana de 1555― se le antojan insuficientes y decide, por fin, enfrentarse a la interpretación de los versos que ha de explicar a sus alumnos.
La labor resulta impresionante: traduce la obra conservando la rima de sus tercetos encadenados y, tras un profundo estudio tanto del contexto literario italiano de la época como del español, adapta el poema. Crespo entiende que, como ocurre con el catalán y con el portugués, el italiano ha evolucionado hacia una flexibilidad de la que no goza el castellano moderno, así que se verá obligado a buscar aquellas referencias lingüísticas más adecuadas para su trabajo. Estas las hallará en obras como la del Marqués de Santillana, situadas entre lo medieval y lo renacentista, y de este modo irá componiendo su versión. Los tres cantos de la Comedia se irán publicando en los años setenta y Crespo iniciará una serie de conferencias por toda Italia, e incluso se celebrará un seminario en Florencia para el estudio de su traducción hasta que, en 1979, publique Dante y su obra.
Más adelante, vendrían otras meritorias versiones, como la de Abilio Echevarría, que mantuvo el metro dantesco, pero un libro infinito como este, cuya escritura se extendería entre los años 1304 y 1321, reclama renovadas lecturas de aquellos que, dedicándose a traducir, estropean las obras de quienes han mejorado nuestra vida, como dice José María Micó en el prólogo de su versión de la Comedia (Acantilado, 2018), encabezado con una dedicatoria justamente a los traductores de Dante, del que no está de más recordar que fue miembro de la burguesía güelfa y desterrado de su ciudad natal en 1302 a consecuencia de las rencillas entre las dos facciones de los güelfos. Así, la humildad y elegancia de este poeta, profesor universitario (catedrático de Literatura Española en la Universidad Pompeu Fabra) y cantautor en estas palabras introductorias no hacen sino acrecentar la admiración que le profesamos; y es que todos los elogios que pudiéramos reunir aquí serían escasos para la labor de este experto insuperable en los versos de Góngora y traductor del Orlando furioso de Ariosto y de la poesía completa de Ausiàs March que alcanzaba otro hito en su andadura, tras cuatro años de trabajo intenso en torno al que él considera el libro más importante de la cultura europea.
La elección más importante tiene que ver con la forma poética. No en vano, en su libro Las razones del poeta (Gredos, 2008), Micó analizó la literatura renacentista y barroca, entre otros asuntos, alrededor de lo que tiene que ver con la «forma poética e historia literaria», poniéndose en la piel del poeta para entender el porqué de una elección métrica concreta. En aquel momento ya abordó, en Breve historia de la rima idéntica, las razones que tuvo Dante para la elección de ciertas palabras-rimas, por ejemplo. Pues bien, el traductor barcelonés advertía: «He decidido traducir en endecasílabos sueltos que presentan asonancias no sistemáticas, respetando la sintaxis y la disposición estrófica de los tercetos y prescindiendo de la rima consonante encadenada». De tal modo que lograba «preservar el sentido literal y reconstruir la condición poética del texto traducido, dando un grado aproximado de legibilidad».
Desterrado y enamorado
Evitaba así Micó el riesgo de, con la intención de mantener la rima de los tercetos encadenados en español, elegir palabras lejanas a la intención original de Dante; y el resultado era extraordinario: una lectura placentera, sencilla, con el texto italiano al pie, en una edición perfecta para entendidos en la materia y para los que ignoran quién fue este florentino que sufrió el destierro ―tras la derrota de su partido político y ocupar varios cargos― y estuvo por siempre enamorado de su mítica Beatrice. El traductor presentaba brevemente y comentaba cada canto, explicaba en el prólogo cómo había solventado diversas dudas y especificaba la alucinante simbología de la obra, relativa, claro está, al número tres. Virgilio lleva al autor a través del Infierno y hasta la cima del purgatorio, Beatriz lo conduce desde el Edén hasta el Empíreo «y San Bernardo lo asiste en la visión divina final». Micó, entonces, sería nuestro cuarto conductor, el barquero que nos facilitaba el disfrute, la comprensión y la belleza de un texto que lleva setecientos años asombrando con sus nueve círculos infernales, con el antepurgatorio, las siete cornisas y el paraíso terrestre del Purgatorio y con sus nueve cielos celestiales.
Todo lo cual puede muy bien inspirar el más profundo miedo, como quería reflejar con buen humor el actor Roberto Benigni en Mi Dante (Confluencias, 2012), aunque el intimidante cartel de bienvenida que presenta el canto III ―«Perded toda esperanza al traspasarme», en la canónica traducción de Crespo― es justo lo contrario de lo que nos transmitía el actor en este libro divertido, fresco y ejemplarmente pedagógico. Penetrar en la Comedia, en sus versos endecasílabos distribuidos en tercetos encadenados, los cuales muestran un caudal de infinitas interpretaciones simbólicas, no es en absoluto tarea sólo para eruditos ni literatos. Es una obra, como demuestra a la perfección el creador de La vida es bella, para todo aquel que quiera conocer la belleza en su más alta dimensión.
«Me quedé pasmado. Cerré el libro encolerizado y dije en voz alta: “¡No! ¡Me ha robado la idea!”», cuenta Benigni al recordar su primera lectura del clásico florentino. En este tono humorístico se desenvolvía el actor en su lectura (la edición aportaba los cantos íntegros que citaba) para, en paralelo, ofrecer una mirada libre de prejuicios, entusiasta y cultísima. Así, Benigni reflexionaba sobre cómo leer a Dante siendo muy cuidadoso con los encabalgamientos, por ejemplo, contextualizaba la escritura de la obra, comentaba diferentes pasajes con astucia y vivacidad… El cómico toscano acompañaba a su amigo Dante como este siguió a Virgilio, y de ello hizo todo un espectáculo recitativo en varias ciudades de Europa y Norteamérica.
Y es que este libro, prologado por Umberto Eco, era la síntesis de las «lecturae Dantis» que Benigni realizó en varias universidades con enorme éxito, lo que le llevó a concebir TuttoDante en 2006, un show dantesco en la plaza Santa Croce de Florencia que tuvo continuación en la televisión y que acercó el poema más grande de todos los tiempos a un público masivo. Iniciativas como estas ―el lenguaje accesible de Micó; el espectáculo callejero de Benigni― son impagables, pues están pensadas para todo tipo de público y ayudan a difundir la idea de que los textos clásicos y antiguos no son solamente para lectores elitistas.
Toni Montesinos
La última novedad dantesca
Dentro de las novedades que aparecerán en torno a Dante destaca este ensayo del prestigioso medievalista italiano Alessandro Barbero, que nos sumerge en la vida del escritor a la luz de la sociedad y la cultura de su tiempo. Gracias a una documentación ingente y analizando las intervenciones del poeta en el gobierno de Florencia, Barbero logra reconstruir circunstancias como el estatus social y económico de los Alighieri, la importancia del matrimonio del poeta y la naturaleza de su compromiso político. Y así nos descubre, más que al escritor encerrado en su estudio, al hombre ambicioso decidido a vivir intensamente la tumultuosa y accidentada vida de las ciudades Estado del medievo, y que el tiempo consagraría como uno de los mayores genios de la literatura universal. Barbero (Turín, 1959) es profesor de Historia Medieval en la Universidad de Piamonte Oriental. Ha publicado numerosos libros, entre los que destacan los ensayos La batalla. Historia de Waterloo (2004) y El día de los bárbaros. La batalla de Adrianópolis, 9 de agosto de 378(2007), así como la novela histórica Diario de Mr. Pybe. Venturas y desventuras de un gentilhombre americano en las guerras napoleónicas (1996), por la que obtuvo el Premio Strega, el máximo galardón literario de Italia.
DANTE
Alessandro Barbero
Acantilado, traducción de Marilena de Chiara, 400 páginas, 24 euros
Dante en la Biblioteca Nacional
Del 1 de julio al 2 de octubre de 2021 se puede ver algo extraordinario. Con ocasión del séptimo centenario de la muerte del poeta, la Biblioteca Nacional de España expone diez manuscritos de la Divina Comedia. Estas obras, que se remontan a los siglos XIV y XV, documentan la extraordinaria historia textual, interpretativa y figurativa del poema medieval más leído y conocido en todo el mundo. En la exposición también se pueden ver grabados e incunables, pertenecientes a los fondos de la BNE.
La exposición que la BNE ha promovido en el marco de las celebraciones del centenario de Dante (en particular, del proyecto «Madrid ciudad dantesca») y en colaboración con el Instituto de Estudios Clásicos Lucio Anneo Séneca de la Universidad Carlos III de Madrid, es precisamente dedicada a la Comedia, su tradición manuscrita, exegética e iconográfica.
Los manuscritos de los fondos de la BNE documentan la necesidad de explicación ante un texto tan rico, a través de comentarios, notas y glosas añadidas en los márgenes. La mayoría de ellas es en latín; pero en el manuscrito MSS 10186, a lado de la columna del texto poético original, se añade otro, con la versión castellana de Enrique de Villena (1384-1434), que fue la primera traducción del poema italiano a otro idioma vernáculo, realizada en los años 1427-1428. En ese mismo manuscrito también intervino la mano del Marqués de Santillana (1398-1458), apasionado lector de Dante, al que se inspiró a la hora de componer El infierno de los enamorados.
La exposición permite entonces a los visitantes y lectores de la BNE descubrir la riqueza de un grupo de códices de origen italiano o castellano perfectamente integrados en la historia cultural, lingüística, filológica y figurativa de la España medieval. Algunos manuscritos sólo contienen «comentarios perpetuos»al poema, en latín o castellano, pero otros transmiten el texto poético acompañado por un importante aparato de imágenes. El comisario de la muestra es Michele Curnis.