La revolución trans ocupa necesarios espacios en las librerías y en la literatura actual. La ficción, el testimonio, el ensayo… La palabra escrita, en su inmensa capacidad de representación y alusión, crea un discurso imparable, que arrambla con las fobias, al tiempo que las expone, y que edifica espacios inclusivos y diversos.
Daniel María
La revolución trans deja en evidencia los privilegios, pone en jaque al sistema sexo-género y su control sobre los cuerpos y las identidades y, por ende, sobre las economías. Y, como consecuencia, sobre las libertades. Los viejos discursos de los viejos feminismos se desmontan con las realidades de las personas trans que, en la amplitud del término, ponen rostros, voces y cuerpos a multitudes de presencias vivas, ciudadanías sin derechos, amenazadas diariamente por el hecho de habitar el planeta desde la autodeterminación.
Todo se cuestiona: los modos de supervivencia, las expresiones, los pronombres, los lenguajes, las apariencias. Todo lo que haga tambalear la cisnormatividad es considerado como un ataque a la decencia, a la paz, a la seguridad del resto. De las mujeres en el caso de las mujeres. De los hombres en el caso de los hombres. De las infancias en el caso de las infancias. No digamos ya cuando hablamos de identidades no binarias. Entonces estalla la violenta insensatez de la exclusión y la condena.
Este acoso mediático, jurídico, político, administrativo, médico, social y cultural origina un tsunami de violencias que no cesan de generar olas de maltratos, vejaciones, intimidaciones, asesinatos, desigualdades e injusticias, de manera constante y creciente. Esta corriente de dolor desemboca en depresiones y suicidios, también en casos de mendicidad y delincuencia.
Por ello, la mayoría de los textos que abordan las realidades trans no son textos amables. No pueden serlo porque la carga de dolor les impide ignorar el sufrimiento. Sí son, con todo, textos luminosos, honestos, descarnados, líricos y potentes.
Para esbozar el panorama actual en el que se desarrolla la literatura disidente que refleja realidades trans, podríamos aludir escenarios que se contraponen, como por ejemplo la aprobación de la Ley Trans de Canarias, el 26 de mayo de este año, con la unanimidad del Parlamento canario, incluida la representación de la derecha, frente a la discusión en el seno de las izquierdas para llevar adelante una Ley Trans Estatal.
Sirvan también de ejemplo los numerosos casos protagonizados por la ultraderecha española, con su incomprensible (y sin embargo legalizada) representación en los foros municipales, autonómicos y estatales. Episodios como el del diputado de VOX en la Asamblea de Madrid que se dirigió en masculino a la activista, y por aquel entonces también diputada de la Asamblea, Carla Antonelli.
Y, más recientemente, la medida «cautelar» de una jueza de Castellón que ordenó el secuestro de los libros de temática LGBTIQ+ que fueron adquiridos por el consistorio municipal para las bibliotecas de los centros escolares, a petición de la organización ultraconservadora Abogados Cristianos. De las muchas insensateces que argumentaban, destacaron especialmente que estos libros contienen «ideología de género». He ahí la cuestión. Las vueltas con el género y la resistencia a abolir esta principal fuente de control.
La resistencia de las fuerzas disidentes se manifiesta, entre otros lenguajes y formatos, en una bibliografía especializada, cada vez más presente en las librerías y los medios de comunicación, cada vez mejor impulsada por las editoriales y las autorías que las hacen posible y con más público lector que demanda y apoya su publicación. Estas son siete nuevas muestras, además de las que reseñamos habitualmente en la sección «Qué Leer en diversidad LGBTIQ+».
Sasha Masha de Agnes Borinsky (Kakao Books, traducción de Diana Gutiérrez, 216 pp., 16,90€)
La literatura de la diversidad dirigida al público juvenil es una de las líneas que mayor demanda originan en la actualidad. La mayoría de la literatura disidente está dirigida a un público adulto y se echa en falta títulos adaptados a los niveles de lectura y comprensión del público joven, aunque cada vez nos encontramos con mayor presencia de títutos especializados. Precisamente, esta novela, escrita por la autora trans Agnes Borinsky, es una entrega pensada para un público adolescente que empatice o comparta directamente la experiencia de su protagonista. De Álex a Sasha Masha, del interior de sus preguntas a la respuesta contundente de su cuerpo y su expresión. Como siempre decimos, es sumamente importante que existan las personas referentes, porque necesitamos sentir nuestro reflejo en otras experiencias. Por ello, destacamos la lista de «ancestras» que cita Sasha al final del libro. Una oportunidad de ir en su busca al acabar la historia y descubrir identidades y realidades diversas donde también somos y nos encontramos.
(h)amor 6 trans de VV.AA. (Continta me tienes, 252 pp., 13,85€)
Esta antología es un retrato de multitudes, una entrega muy diversa de trece textos que corresponden con sendas autorías trans/no binarias, todas ellas hispanohablantes y todas ellas dispuestas a compartir realidades y experiencias sobre los afectos, los amores y los encuentros sexuales. «Un tío sin polla hablando de follar. Sobre la potencia política del deseo y lo que una mirada trans puede aportar a la educación sexual», de Teo Pardo, y «¿Has probado la leche travesti?», de Iki Yos Piña Narváez Funes, son las que mayor admiración nos han causado, tanto por las realidades que exponen como por el nervio literario con el que han sido escritas. No obstante, nombres clave como Lucas Platero, Alana Portero y Alicia Ramos contribuyen, como siempre, desde el talento y la generosidad. No obstante, destacamos la poesía de Roberta Marrero, que comparte en redes frecuentemente, y que aquí podemos encontrar para nuestro regocijo.
El viaje inútil. Trans / escritura de Camila Sosa Villada (La Uña Rota y DocumentA/Escénicas, 112 pp., 12€)
Camila Sosa Villada fue el grande descubrimiento literario que disfrutamos por estos lares en 2020. Su novela Las malas ocupa uno de los puestos más importantes en la literatura disidente de los últimos años y, ahora, con este librito, cuaderno casi, no solo revalida su enorme talento literario, sino que se muestra más áspera e incisiva. Su escritura es una fisura en la página y en la mirada. Camila articula una expresión revulsiva, vampírica con su propia arteria. En esta crónica, El viaje inútil, se recuerda y se escribe hasta la extenuación del punto final y nos muestra su núcleo familiar y personal sin edulcorantes y sin necesidad de disimulo. Camila Sosa es seguramente la escritora que más necesitamos leer. Porque lo dice todo a las claras. Y su claridad es belleza.
Un año sin nombre de Cyrus Dunham (Egales, traducción de Carlos Valdivia Biedma, 179 pp., 18€)
Este testimonio, crónica prácticamente novelada, de Cyrus Dunham es, probablemente, una de las mejores traducciones de este año en el creciente panorama de las letras disidentes en España. Leer la primera persona del singular con que Cyrus nos relata el periplo personal y complejísimo de su transición es una verdadera fortuna. Porque la dureza del viaje no está exenta en ningún momento de una emoción perenne, y acompañar su palabra, renglón tras renglón, se convierte en una experiencia catártica. No debió ser fácil para Carlos Valdivia Biedma, su traductor, encontrar la huella que mejor encajara con las pisadas de Cyrus, para posibilitarnos su lectura en español. Nada mejor que las palabras de su autor: «No sabía por qué lo estaba haciendo, no sabía por qué estaba entrando en esta identidad incierta sin ningún plan». Lo cierto es que el plan fue imponiéndose: ser feliz, vivir plenamente.
De nombre y hueso. Relatos oscuros trans de VV.AA. (Egales, 298 pp., 20€)
Esta antología reúne doce relatos escritos e ilustrados por autorías trans. Resulta una entrega única, donde aparecen los que serán, en varios casos, nombres del futuro inmediato de las letras de la diversidad. La importancia de este volumen no solo radica en esta nómina de artistas sino en los múltiples caminos que traza en torno a las identidades y las intimidades, sobre todo a través de la siempre iluminadora supernova de la literatura oscura. Relatos de misterio, de terror, de incertidumbre, en los que se teje una compleja muestra de búsquedas y de luchas. Entre las líneas de las tramas, algunas de ellas verdaderamente interesantes, aparecen las huellas del acoso escolar, la represión familiar y vecinal, la supervivencia, los monstruos cotidianos.
Hans Blær: elle de Eiríkur Örn Norðdahl (Hoja de lata, traducción de Enrique Bernárdez, 355 pp., 21,90€)
Esta novela resulta paradigmática en el espacio actual de la literatura disidente que trata realidades trans. Lo es porque plantea un personaje protagonista más complejo de lo habitual (habida cuenta de que todo personaje trans alberga su complejidad particular por lo difícil que es lidiar con el panorama cisnormativo). En este caso, viviremos las 24 horas en las que Hans Blær, huyendo de la policía, se radiografía por entero. Persona trans e intersexual, tror en redes sociales que arremete contra la comunidad LGBTIQ+ al tiempo que experimenta con las hormonas, tanto femeninas como masculinas, y con las intervenciones a las que somete a su cuerpo por decidida y política voluntad. El resultado es una novela muy interesante, pasto de debate, jamás indiferente y potencialmente revulsiva y desacralizadora, sobre todo en el corazón de los diálogos queer, el activismo y la militancia disidente.
Trans. Confesiones de una punk anarquista y vendida de Laura Jane Grace (Altamarea, traducción de Mari Carmen Boy, 312 pp., 20,90€)
La cantante, guitarrista y compositora Laura Jane Grace, alma mater del grupo punk-rock Against Me! desde 1997, escribe un libro de memorias estructurado y de estilo impecable. No solo nos cuenta las vicisitudes de una banda que cumple con las premisas de las carreteras y el rock and roll, sino que expone interesantes reflexiones sobre las tentaciones de la presión comercial, la convivencia entre profesionales de la música, los excesos, el fenómeno fan, el anarquismo y la industria musical. Porque Laura Jane Grace, conocida y tratada como Tom Gabel desde los inicios de la banda, revela en 2012, en una entrevista a la mítica Rolling Stone, cuál es su identidad sentida. Un relato que la ayuda a crecer, que impulsa su música, la relación con su hija Evelyn y su activismo a favor de los derechos de las personas trans. Escuchen ya canciones como True Trans Soul Rebel y Transgender Dysphoria Blues. Una guinda: sus duetos con Miley Cyrus.