Texto: MB.
© Lori Barra.
Desde su nacimiento en 1920, durante la pandemia de la llamada «gripe española», la vida de Violeta del Valle ha estado marcada por acontecimientos extraordinarios. Algunos históricos, fuertemente entrelazados con su destino. Los más, fruto de su apasionada forma de vivir la vida y el amor. Cuando el crack del 29 impactó directamente sobre su familia, Violeta no podía imaginar las consecuencias que tendría este terremoto en su vida y en su futuro. La hasta ahora niña consentida se hará mujer en una región salvaje y remota del país y se convertirá en una mujer carismática, fuerte y, sobre todo, fogosa. Será entonces cuando conozca al primero de una lista de amantes que le dibujarán el más variado paisaje de las relaciones amorosas, desde las más violentas hasta las que fluyen serenas por el querer más pleno.
Escrita como una carta dirigida a la persona a quien más ama del mundo, la novela recorre momentos personales devastadores para la protagonista, también deliciosos y siempre interesantes. Su vida se irá moldeando desgastada por acontecimientos como la dictadura y enriquecida por episodios como los protagonizados por las mujeres batallando por sus derechos. Como principio y final, dos pandemias, en el fondo de corte tan similar que las reflexiones sobre una podrían ser fruto de la que ocurrirá un siglo después.
Vista con los ojos de una mujer poseedora de una determinación y un sentido del humor inolvidables que la sostienen a lo largo de una vida turbulenta, Isabel Allende nos regala, una vez más, una historia épica inspiradora, sensual y profundamente emotiva.
Me ha parecido que es una de las novelas con más elementos autobiográficos, con ecos de otros libros suyos, como las relaciones con los hombres, el poder destructor de la droga, la muerte de un hijo. ¿Es así? ¿Fue difícil imaginar un personaje como Violeta?
Creo que Violeta se parece a mi madre, que era bella, inteligente, irónica, con muchos talentos. Mi madre, sin embargo, nunca pudo ser independiente económicamente, como Violeta, quien puede realizar su destino porque sabe ganarse la vida. Fue fácil imaginar a Violeta, porque tuve a mi madre de modelo. Cuando murió hace tres años, muchas personas me sugirieron que escribiera sobre su vida. No pude. Estaba demasiado cerca de ella, no tenía distancia ni perspectiva para verla como un personaje. No tuvo una vida excepcional, pero vivió casi un siglo, un siglo fascinante de grandes cambios para la humanidad; en la correspondencia que mantuvimos, registró la mayor parte.
A la hora de empezar a escribir, ¿tenía toda la trama en mente o fue surgiendo a medida que escribía?
Nunca tengo toda la trama. Si se trata de una novela histórica, por ejemplo, he investigado la época, el lugar y los acontecimientos del pasado, pero no sé nada de lo que va a suceder ni de los protagonistas. Eso aparece de a poco en la página, casi como un acto de magia. No sabría seguir un guión, escribo de manera orgánica, sin un plan.
La obra empieza con una pandemia, la gripe española de 1918?? y acaba con otra. ¿Qué paralelismos ve usted en ambas situaciones? La historia y la sanidad han dado un vuelco en un siglo pero ¿el miedo sigue siendo el mismo?
Es cierto que la ciencia ha avanzado y que fuimos capaces de producir vacunas en pocos meses para combatir la COVID-19 y que ese no fue el caso con la influenza, pero hay paralelismos inevitables entre ambas pandemias. Las dos son enfermedades respiratorias muy contagiosas, mortales en caso de la gente mayor. En ambas se emplearon métodos similares de control, como las máscaras y la distancia social. Y también en la pandemia de l918-20, como en esta, el virus dividió a la gente, produjo crisis social y económica y un auge de la violencia, especialmente contra la mujer.
Violeta vive hasta los cien años. En su lecho de muerte, aislada por la pandemia, reflexiona, recuerda y le escribe a su nieto. Pensé que sería poético colocar su siglo entre las dos pandemias. Ahora que vivimos bajo la COVID-19, podemos imaginar fácilmente lo que fue la pandemia de influenza hace un siglo. Pasaron muchas cosas en estos años y aquí estamos, en el mismo lugar. ¿No es irónico?
¿Cómo vivió la pandemia? ¿Sufrió algún tipo de temor?
Para mí la pandemia no ha sido traumática, como para la mayor parte de la humanidad, porque me ha dado lo que cualquier creador necesita: tiempo, soledad y silencio. Desde el ático de mi casa he podido producir tres libros en diecinueve meses. Vivo en una casa muy pequeña, con un solo dormitorio, acompañada por mi marido y dos perros. Nos llevamos bien, no hemos tenido problemas. Soy muy sana y no he tenido miedo del virus, pero me cuido, por supuesto. Mi marido es más temeroso que yo.
En el libro, un destino que se ve como un destierro geográfico y vital acaba convertido en un hogar. ¿Cree que los desarraigados, los exiliados, los emigrantes pueden llegar a sentir un hogar lejos de su tierra? ¿Nuestro hogar está donde se encuentren nuestros afectos
La situación del inmigrante es distinta a la del exiliado o refugiado. El primero elije empezar una nueva vida en otra parte, por lo general es joven y está dispuesto a trabajar y a salir adelante con vista al futuro. El refugiado sale escapando para salvar la vida, rara vez se adapta y siempre está mirando hacia el pasado, sufre de incurable nostalgia por lo que ha perdido. En mi caso, he sido una eterna desarraigada, hija de diplomáticos, refugiada política, inmigrante. Mis raíces están en mi hijo, mi marido y mi nuera, en mis libros, en la memoria y en los espíritus que me acompañan.
Ante la modernidad del progreso a lo largo de las décadas, la sabiduría ancestral de la tradición indígena sigue siendo poderosa. ¿Considera que vivimos desconectados de la tierra, que debemos volver a ella?
Sin duda estamos muy desconectados de la naturaleza y hemos ignorado o silenciado las voces de los indígenas y de las culturas indiferentes al consumo desmesurado en que vivimos. Tengo la esperanza de que las generaciones jóvenes, que están muy preocupadas del cambio climático y que aceptan la diversidad humana, puedan salvar lo poco que queda de ese conocimiento y esas tradiciones que hemos ido exterminando.
La protagonista decide trabajar y ganar su propio dinero. ¿Hasta qué punto nos puede cambiar la vida a las mujeres nuestra independencia económica?
Siempre he dicho que no hay feminismo posible si la mujer no puede mantenerse y mantener a sus hijos. La dependencia económica crea sumisión y fomenta el machismo.
Más allá de los hechos históricos, la novela traza un itinerario sentimental del amor y la sexualidad que recorre todas las edades. ¿Cuál de las parejas de Violeta le gusta especialmente?
Me gusta la relación de Violeta con el amante americano, Roy, porque es el amor libre y espontáneo de dos personas que tienen muy poco en común; son compañeros de aventura, sin ataduras, sin complicaciones. Pero el mejor amor de Violeta es el de la vejez, porque es un amor comprometido, en el que ambos se aceptan mutuamente por completo, se respetan, lo pasan bien juntos. Vienen de mundos muy diferentes, pero se complementan perfectamente. Supongo que pude escribir sobre eso porque es lo que me ha ocurrido a mí. Me casé a los 77 años y estoy viviendo un amor tranquilo y contento basado en la confianza y en la gratitud. Sabemos que nos quedan pocos años de vida, que-remos gozar este momento. Estamos muy agra-decidos de este regalo en la vejez, tan inesperado. Cumpliré 80 años en 2022, valoro el amor más que nunca. A menudo me preguntan cómo es amar en esta etapa. Es como enamorarse en nuestra juven-tud, pero con más paciencia, tolerancia, buen hu-mor. Tenemos que disfrutarlo. Eso es lo que hace Violeta en su vejez, cuando se enamora del obser-vador de aves noruego.
En la novela plantea las relaciones tóxicas con hombres maltratadores. ¿Cómo se explica que en pleno siglo XXI aún persistan y que -al menos en España- vuelva a haber casos de acoso, control y maltrato físico y psíquico entre adolescentes?
Existe una guerra no declarada contra la mujer. Esa guerra empezó hace milenios y continúa. Hoy hay más consciencia de ello y en gran parte del mundo tratamos de cambiar la situación, pero es inherente al patriarcado, que da supremacía al hombre. Los adolescentes a menudo se nutren de pornografía en la que las mujeres son tratadas como objeto sexual o víctimas. A menos que reciban una formación ética que se oponga a esos mensajes de violencia de género, van a perpetuar lo que ven en la pantalla y en muchas otras partes. Por suerte las mujeres jóvenes no están dispuestas a aguantar lo que aguantaron sus madres y sus abuelas.
Hasta que no se da el golpe de Estado del 73, la protagonista no es consciente de lo que se está fraguándose en su país. ¿Cree que hubo muchos chilenos que, como ella, permanecieron ciegos a la situación de Chile?
La dictadura en Chile duró 17 años con el apoyo de una parte importante de la población, especialmente la derecha política y económica, que ignoró o negó la brutal represión y las atrocidades que se cometieron. A esa clase pertenecía Violeta, quien no se interesó en los acontecimientos de su país hasta que desapareció su hijo. Acaba de haber una elección presidencial en Chile y Juan Antonio Kast, discípulo ideológico de Pinochet, de ultra derecha, sacó 40% de los votos. Es cierto que la izquierda, representada por Gabriel Boric, un joven de 35 años, ganó por amplia mayoría, pero no podemos olvidar que existe ese otro 40%
¿Cómo ve el hecho de que en España todavía queden tantas fosas con huesos de desaparecido durante la guerra civil, o que todavía no se hayan resuelto todos los casos de bebés robados, que se prolongaron hasta prácticamente los años 90?
Lamentablemente, el caso de España es igual al de varios países de Sudamérica, como Chile, Argentina y otros. En España se trató de una terrible guerra civil entre hermanos. En nuestros países fue el triunfo de los militares, al servicio de la derecha y CIA, sobre la izquierda, en especial los pobres, los intelectuales y cualquiera que se opusiera al regimen.
¿Qué hay de usted en Violeta?
Supongo que hay algo de mí en cada personaje, incluso en los villanos. Sin duda hay experiencias personales que utilicé para Violeta, como la muerte de mi hija, la fundación, el feminismo. Pero creo que Violeta tiene más de mi madre que de mí.
¿Qué diría a todas las Violetas del mundo, a las niñas, las adolescentes, las adultas, las ancianas?
Les diría que estén conectadas entre sí e informadas, que sean vigilantes, porque pueden perder sus derechos en cualquier emergencia, que se ayuden, que se acompañen. Una mujer sola es muy vulnerable. Las mujeres juntas son invencibles.
En este libro -y creo que, por regla general, en todas sus obras-, la sororidad es fundamental en la vida de la protagonistas. ¿Lo ha sido en su propia vida?
No podría haber hecho casi nada de lo que he logrado en mi vida sin las mujeres que me inspiraron y me ayudaron a criar a mis hijos y lanzarme en la escritura. Primero mi madre, mi suegra, una abuela adoptiva, las mujeres que trabajaban en mi casa mientras yo trabajaba afuera. No sería escritora sin mi agente Carmen Balcells, que ya no está con nosotros. Y las mejores lecciones de vida me las dio mi hija Paula, quien me acompaña siempre.
Algunos personajes de este nuevo libro son maravillosos (Miss Josephine, los Rivas, Torito, el tío Bruno, Roy…) ¿Hubo alguno que le haya despertado más simpatía?
Me enamoro de casi todos mis personajes, hasta de los perros, gatos y loros que aparecen casi siempre en mis páginas. En Violeta, los que usted menciona, por supuesto, y además el noruego, ese hombre de alma inocente.
En un momento dado, la voz narrativa distingue entre vejez y ancianidad. ¿Cuáles son, a su juicio, los elementos diferenciadores?
Vejez es la suma de los años, es cuando somos mayores, pero seguimos siendo más o menos los mismos. Ancianidad es cuando dependemos por completo de otros para sobrevivir, incluso para las tareas más básicas. Mis padres fueron viejos mucho tiempo, pero se convirtieron en ancianos cuando necesitaron ayuda para todo, hasta para ir al baño.
Como Violeta, usted ensalza el amor en la vejez. ¿Cree que sigue estando mal visto?
Vivimos en una cultura enfocada en la juventud, la belleza y el éxito. Los viejos están al margen, a nadie le interesan, no son productivos, molestan. Vemos escenas sexuales tan seguido en la pantalla, que ya nada nos llama la atención, pero todavía no nos muestran a una pareja de viejos haciendo el amor. Eso parece ser más chocante que la peor perversión pornográfica. Una lástima, porque la sexualidad es importante siempre.
¿Teme a la muerte? ¿Se prepara para ese tránsito?
No temo a la muerte y no me preparo para ella, pero pienso a menudo en que me queda poco tiempo y quiero que cada día sea lo mejor posible. No puedo darme el lujo de perder ni un solo día.
Dígame alguna obra y obras que haya leído últimamente y le hayan gustado.
He pasado dos años investigando para los libros que he escrito, no he tenido mucho tiempo para leer por placer.
LA AUTORA
Isabel Allende nació en 1942, en Perú. Pasó la primera infancia en Chile y vivió en varios lugares en su adolescencia y juventud. Después del golpe militar de 1973 en Chile se exilió en Venezuela y, desde 1987, vive como inmigrante en California. Se define como «eterna extranjera».
Inició su carrera literaria en el periodismo, en Chile y en Venezuela. En 1982 su primera novela, La casa de los espíritus, se convirtió en uno de los títulos míticos de la literatura latinoamericana. A ella le siguieron otros muchos, todos los cuales han sido éxitos internacionales. Su obra ha sido traducida a cuarenta y dos idiomas y ha vendido más de setenta y cinco millones de ejempla-res, siendo la escritora más vendida en lengua española.
LAS CIFRAS
* Es la autora en español viva más leída del mundo.
* 25 libros traducidos a más de 42 idiomas.
* Más de 75 millones de ejemplares vendidos.
* Primera escritora hispanoamericana premiada con la medalla de honor del National Book Award, en 2018, por su gran aporte al mundo de las letras. También fue merecedora de la Medalla de la Libertad en Estados Unidos, la más alta distinción civil, en 2014.
* Más de 60 premios en más de 15 países, entre ellos el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010, el Premio Hans Christian Andersen en Dinamarca, en 2012, por su trilogía «Memorias del Águila y del Jaguar» y 15 doctorados internacionales.
* 2 producciones cinematográficas, un biopic —Isabel—, inspirado en su vida, y una serie de TV basada en Inés del alma mía. Adaptaciones de sus obras (cine, teatro, ópera, ballet, radio y musicales) en marcha.
* Creadora de la Fundación Isabel Allende que empodera a mujeres y niñas internacionalmente.
VIOLETA
Isabel Allende
Plaza & Janés, 400 pp., 22,90 €