El 28 de diciembre de 1872 nacía, en San Sebastián, Pío Baroja, del cual Alianza y Cátedra relanzan tanto un par de libros en prosa como la sorpresa de un poemario.
«Algún día se tendrá que decir la verdad sobre Baroja», escribió Josep Pla, uno de sus más entregados lectores. Su vida, ampliamente descrita a lo largo de las propias memorias del escritor vasco, Desde la última vuelta del camino, aún despierta sombras, polémicas, dudas; para muchos, en realidad, son insuficientes pese a su gran extensión, hasta para el ampurdanés: «Son energúmenas, horribles por su ligereza y sus despropósitos. Me aburro», aunque, en otro arranque contradictorio, diga de él que hubiera podido ser el mejor memorialista de la historia en España y no se canse de destacar la sencillez técnica de su escritura, su antibarroquismo, su calidad como paisajista y retratista más que como un constructor de novelas.
Así, ya fuera en su misma época, ya sea a seis décadas desde su muerte, la personalidad del narrador de San Sebastián es sinónimo de controversia, de bandos. Unos lo apreciaron –Marañón, Azorín, Camilo José Cela– y a otros, como Valle-Inclán, Eugenio d’Ors o Manuel Azaña, les inspiró desprecio.
Sus declaraciones contundentes, su ideología o la falta de ella, su germanofilia durante la Gran Guerra, sus críticas al sistema político o a sus compañeros de profesión, su misoginia, sus «prejuicios caprichosos e inexplicables» –en palabras de Pla de nuevo– formaron una imagen de Baroja que aún hace correr ríos de tinta. Por ejemplo, fue el caso de un libro reciente de Francisco Fuster, Baroja y España. Un amor imposible (Fórcola, 2014).
Baroja contra su tiempo
Precisamente Fuster, a modo de conclusión de este estudio que se irá concretando en torno a la novela El árbol de la ciencia y su relación con la crisis de fin de siglo que vivió España –cuya más llamativa circunstancia es la pérdida de las colonias en 1998–, recurrirá al Pla que habla de sí mismo en El cuaderno gris para definir a Baroja; así, éste también será, más que un «producto de su tiempo», un «producto contra su tiempo».
Bastan unas palabras preliminares de Justo Serna y Anaclet Pons, para obtener un perfil social de Baroja sin ambigüedades: «Baroja deplora los nacionalismos, la política de escaso vuelo, la sociedad inerme y paralizada, la España sucia. Y todas esas críticas y derogaciones las expresa rotundamente, sin atemperarlas». Los prologuistas recuerdan «la fama de escritor áspero y sincero» que tenía Baroja, cuyo deseo fue «convertir España en un país verdaderamente constitucional y jurídicamente europeo, sin casticismos clericales, sin ventajistas o logreros de la política. Un país con derechos individuales y respetados. Con gentes cultas y deferentes. Sin fanáticos».
La semilla del pesimismo
Lo que anheló Baroja no podía contrastar más con la realidad que le rodeaba: decepcionante y gris, llena de desidia y cinismo; una España caduca, resignada, analfabeta. Y tal vez como en ninguna otra de sus numerosísimas novelas, esta impresión que le causaba la España de entonces no se perciba tan agudamente como en El árbol de la ciencia, que empezó a escribir en un París donde también estaban en aquellos momentos otras dos figuras de la literatura en lengua española, Antonio Machado y Rubén Darío.
En concreto, Eduardo Gil Bera, autor de la biografía no autorizada Baroja y el miedo (Península, 2001), en la que se propuso dilucidar los claroscuros de su objeto de análisis al advertir que no había habido hasta el momento una biografía barojiana completa, cuenta que el escritor vasco «pasó la primavera de 1911 en París, alojado en el hotel Normandie de la Rue Vaugirard, esquina a la de Tournon, junto al Senado y el jardín de Luxemburgo».
Allí nacerán los personajes que han acompañado a varias generaciones de estudiantes de bachillerato: el médico Andrés Hurtado, quien, al perder a su esposa Lulú y con ella al hijo que esperaban, se envenenará con «un frasco de aconitina cristalizada de Duquesnel», y el tío del desgraciado joven, Iturrioz, cuyo lema trascendió para serlo el de la existencia sedentaria pero batalladora del propio Baroja: «La vida es una lucha constante, una cacería cruel en que nos vamos devorando los unos a los otros».
Toni Montesinos
© THE BORZOI 1920
Un narrador poeta
Dentro del Grupo Anaya, tradicionalmente, se ha venido publicando la amplísima obra de Pío Baroja. Y ahora, con los 150 años del nacimiento del autor, se relanza su libro Familia, infancia y juventud, una buena manera de adentrarse de lleno en su vida y en su mundo literario. Un viaje retrospectivo de don Pío a los años de las inquietudes y zozobras juveniles que determinaron su carácter y vocación. Y el retrato de una «extraña» familia de difícil acomodo en la sociedad de la época.
Asimismo, se ofrecen las Canciones del suburbio, el único poemario que publicó Baroja. Un libro singular, con las estéticas y formas del romance narrativo y la literatura de cordel, cuya redacción coincidió tanto con el fin de la Guerra Civil como con la invasión de Francia por parte de la Alemania nazi.
También ha visto la luz una edición ilustrada, por parte de Carlos Caranci, de una de sus novelas más celebradas, La busca, que es la primera entrega de la trilogía de «La lucha por la vida», ciclo de novelas en las que Baroja abordó con un estilo crudo y directo, pero no exento de aventura y lirismo, la vida del lumpen y del proletariado en el Madrid bullicioso a caballo entre los siglos XIX y XX. La novela narra la llegada desde el medio rural a Madrid de Manuel Alcázar, héroe pasivo que aceptando su condición de paria acepta las labores más degradantes para intentar salir adelante, solo para descubrir que le esperan la explotación y la miseria. Consciente de que sus contactos con pícaros, hampones, prostitutas y navajeros, figuras propias del entorno en que vive, le auguran una lenta caída en el mundo de la delincuencia, Manuel decide enfrentarse al destino que le tiene reservado la sociedad para aspirar, a través de su voluntad, a una vida honesta y libre.
FAMILIA, INFANCIA Y JUVENTUD
Pío Baroja
FAMILIA, INFANCIA Y JUVENTUD
Pío Baroja
Cátedra, 472 pp., 21,50 €
https://www.catedra.com/libro/varios/familia-infancia-y-juventud-pio-baroja-9788437645148/
CANCIONES DEL SUBURBIO
Pío Baroja
Cátedra, 392 pp., 17,50 €
https://www.catedra.com/libro/letras-hispanicas/canciones-del-suburbio-pio-baroja-9788437645155/
LA BUSCA
Pío Baroja
Alianza, 224 pp., 21,50 €