Antonio Cabanas es autor de los bestsellers El ladrón de tumbas, La conjura del faraón, Los secretos de Osiris, El sueño milenario, El hijo del desierto, El secreto del Nilo y El camino de los dioses, todos ellos en Ediciones B, con los que ha alcanzado un gran éxito entre la crítica y el público. Apasionado de la cultura del Antiguo Egipto dedica gran parte de su tiempo a investigar y escribir acerca de ella. Ha realizado estudios de egiptología, lengua egipcia y escritura jeroglífica, y desde 1990 es miembro de la Asociación Española de Egiptología. Sus obras han sido traducidas a varios idiomas.
Ahora presenta El sueño de Tutankhamón, que nos sumerge en el convulso Egipto del siglo XIV a. con el rigor y el ritmo propios de un gran maestro de la novela histórica. Figuras como Akhenatón, Horemheb o la poderosa Nefertiti desfilan por las páginas de esta obra que también nos descubre las intrigas fraguadas a la sombra del faraón, los secretos guardados en las tumbas, cómo era la vida de quienes las construían y el alcance de las maldiciones de los dioses.
Texto: MB.
Han pasado 100 años desde el descubrimiento de la tumba de Tutankhamón. ¿Cómo ha cambiado la visión que tenemos de este faraón a lo largo de estas diez décadas?
Cuando H. Carter descubrió su tumba en noviembre de 1922, este faraón era prácticamente desconocido. Dicho hallazgo arqueológico, el mayor de todos los tiempos, lo convirtió en un personaje histórico de primera magnitud conocido en cualquier rincón del planeta. Sobre su figura se han escrito multitud de obras que nos han permitido acercarnos a una época fascinante, y las investigaciones llevadas a cabo durante estos 100 años han arrojado una nueva luz sobre este faraón. Sin embargo, cuanto más conocemos acerca de él más misteriosa se muestra una figura que esconde muchos enigmas.
¿Sigue sin resolverse quiénes fueron sus padres y cómo murió? ¿Está claro que su padre fue Akhenatón, el llamado faraón hereje?
La identidad de sus padres sigue creando polémica, aunque después de los últimos estudios de las momias y de sus ADN, Akhenatón sería el padre de Tutankhamón en un 99,9% de posibilidades, y su madre, de nombre desconocido, sería una hermana del llamado faraón hereje rebautizada hoy en día con el apelativo de la «la dama joven», enterrada junto a su abuela, la reina Tiyi, en una cámara de la tumba de Amenhotep II, la KV35.
La muerte de Tutankhamón continua siendo motivo de controversia, aunque la rotura abierta de su fémur izquierdo, debido probablemente a un accidente, y sus secuelas infecciosas, bien pudo ser la causa de su fallecimiento. En la autopsia de su momia también se hallaron pruebas de que el faraón sufrió malaria trópica en su forma más severa, que sin duda pudo producirle la muerte.
Parece ser que la tumba de Tutankhamón estaba destinada originariamente a Nefertiti (algunos sostienen que era su madre) pero que la temprana muerte del emperador hizo que fuera enterrado ahí. ¿Por qué cree que la célebre monarca no lo era?
Hoy se sabe que la madre de Tutankhamón, la conocida como «la dama joven» tenía alrededor de veinte años al morir, algo que invita a descartar a Nefertiti como madre de dicho faraón. Se sabe que Nefertiti no era hermana directa de Akhenatón, pues muy probablemente era hija de Ay, quien posteriormente llegaría a gobernar Egipto. Se tiene constancia de que Nefertiti dio seis hijas a su real esposo y también que sentía una indisimulada animadversión por Tutankhamón, quien se apartó por un tiempo de la corte para librarse de las iras de la famosa reina.
Usted comparte la teoría del egiptólogo Nicholas Reeves de que su tumba forma parte de un complejo mayor en el que se halla también la momia de Nefertiti. En un principio, se consideró una teoría descabellada, pero parece ser que se le está empezando a dar crédito. ¿Cree que hay posibilidades reales de intentar descubrir si hay otra tumba en el muro norte y el lado Oeste del complejo funerario?
En mi opinión no se trata de una teoría descabellada en absoluto. Las exhaustivas investigaciones de Reeves y su resultado invitan a pensar en lo contrario. Las pruebas realizadas en la tumba muestran oquedades en las paredes oeste y norte de la cámara funeraria, y lo que parece ser un pasillo al otro lado de esta pared. Hoy en día no hay autorización para proseguir con las pesquisas en la tumba, pero creo que la investigación se reanudará en un futuro no muy lejano.
En la novela el gran protagonista es un joven humilde, Nehebkau, nombrado el Amigo del Faraón para protegerlo de las serpientes venenosas. ¿Qué podía representar un personaje así en la vida del faraón del país?
El encuentro real con su pueblo; una imagen del verdadero Egipto sobre el que gobernaba; un acercamiento a como era la vida de sus súbditos relatada por uno a quien amaba. Nehebkau dibuja para Tutankhamón un escenario por el que este se siente fascinado.
No es esta su primera novela histórica ambientadada en el Antiguo Egipto. ¿Cómo se documenta con cada nueva obra? ¿Le sigue siendo difícil ponerse en la piel de unos personajes a veces reales, a veces de pura ficción, que vivieron hace miles de años?
La documentación es una parte fundamental a la hora de crear una obra histórica. En mi caso me lleva más tiempo que escribirla. En general acudo in situ a los lugares en los que se desarrolla la acción y visito los enclaves que luego reproduzco en la novela. Templos, tumbas, palacios, pueblos… y toda la documentación rigurosa que exista sobre el tema a tratar, forman parte de mi investigación. La de este libro me llevó un año de pesquisas. Escribirla me resultó más sencillo. Soy un furibundo seguidor del ser humano y me apasiona escribir acerca de él. La época no importa; hemos cambiado muy poco.
Después de este nuevo libro, ¿cuál es la visión global del faraón y su reinado?
Es curioso, pero entre los 5398 objetos que había en la tumba de Tutankhamón no se encontró ningún documento que hiciese referencia a este faraón, a como era, vivió o cual era su verdadera posición en la corte. Solo largos años de investigación, a veces detectivesca, han podido arrojar luz sobre este monarca, y ahora sabemos que ansiaba en convertirse en un gran rey, devolver la prosperidad a su pueblo, que reverenciaba a los faraones guerreros, que era aficionado a la caza y a los caballos; que bajo sus deficiencias físicas se escondía el corazón de un león, y que amaba profundamente a su esposa Ankhesenamón.
¿Qué lee usted en su tiempo libre?
Me gusta la literatura en general, no solo la novela, aunque me confieso un ferviente lector de los autores clásicos. Nuestro siglo de oro, los grandes novelistas del XIX, la generación del 98, la del 27, extraordinarios maestros del arte de la pluma. Quevedo, Dickens, Stevenson, Dumas, Stendhal, Victor Hugo, Baroja, Valle Inclán, Green, Hemingway… y de forma particular Pérez Galdós. Hay mucho que leer.
¿Qué libro o libros le habría gustado escribir?
Fundamentalmente tres: La Divina Comedia, Guerra y Paz y los Episodios Nacionales. Demasiado atrevimiento por mi parte, ja, ja.
¿Tiene en mente su próxima obra?
Siempre surgen nuevas ideas, aunque ahora es preciso descansar.
SUEÑO DE TUTANKHAMÓN
Antonio Cabanas
Ediciones B, 784 pp., 21,90 €