La editorial Alma lanza cuatro libros de un autor famoso en su tiempo y que en nuestro siglo ha tenido una enorme revitalización: Stefan Zweig.
En un trabajo sobre el autor, Stefan Zweig, un aristócrata judío en el corazón de Europa, de 1999, título que en la versión española fue modificado para poner el énfasis en una de las obras del austríaco —El candelabro enterrado, sobre el robo del candelabro de siete brazos del Templo de Salomón en plena caída de Roma—, hasta nombrarlo Zweig y el candelabro. Destino y judaísmo, Jean-Jacques Lafaye estudiaba la condición judía como un destino irremisible: el del mismo Zweig y el de tantos otros que se vieron obligados a exiliarse o a sufrir el acoso y la muerte a manos de los nazis.
El ensayista francés califica a Zweig de «poeta-fundador de nuestra Europa al que le tenemos una deuda infinita», de «una mente excepcional, una conciencia para la humanidad», de «ideal de escritor psicólogo», de «poeta-historiador del alma humana», de «maestro de la compasión», de «cazador de almas», en suma, «un gran escritor, a la vez que un guía moral y profeta, que captaba las vibraciones más sutiles del mundo, las comprendía y se anticipaba. Su sensibilidad era ofrecida a los demás».
El lector habitual de Zweig puede comprobar tal cosa recordando lecturas tan apasionantes como La piedad peligrosa, novela publicada en 1937 que nace en la imaginación del autor durante un viaje por Sudamérica, donde los hombres lo reciben como a un héroe y las mujeres le hacen regalos como agradecimiento por su romántico relato Carta de una desconocida. Pero el escritor no puede detenerse en su imagen pública; vive para escribir y, a la vuelta, trabaja sin cesar antes de volcarse en la novela citada: escribe Magallanes en Francia en cuestión de semanas, mientras recopila la información para su libro sobre Balzac, que será el último de los suyos, en una realidad prebélica y sintiéndose presionado ante los acontecimientos que afectan a su ánimo, cada vez más depresivo.
Nuevas ediciones
El autor de obras tan conmovedoras e impactantes como Veinticuatro horas en la vida de una mujero Los ojos del hermano muerto, el que pudo huir de los nazis y decidió quitarse la vida en 1942, a los sesenta años, en la localidad brasileña de Petrópolis, junto a su segunda mujer, Lotte, está más presente que nunca en las librerías al haber quedado su obra libre de derechos.
Así, se han multiplicado nuevas traducciones en estos últimos meses. Por ejemplo, Hermida Editores, que ya había lanzado la poesía completa del autor, publica Amok. Novelas de pasión. Alianza edita cuatro títulos, dos de narraciones, sus memorias y un ensayo. Y Renacimiento recupera sus textos sobre literatura e historia: Los creadores, El genio de una noche y otras narraciones históricas, El misterio de la creación artística y El pensamiento vivo de Tolstói.
A todo ello se añaden los Cuentos completos que publicó Páginas de Espuma (cuarenta y dos textos, entre cuentos y novelas cortas: desde «Sueños olvidados», aparecido en una revista berlinesa en 1900, hasta «Wondrak. Un fragmento», unas páginas inacabadas que redondeó el editor del escritor austriaco a partir de unas notas en que esbozaba el desenlace). Y, también, cuatro libros que edita Alma, con su habitual factura estética impecablemente elegante, gracias en buena parte a los ilustradores que adornan cada libro que ve la luz en su catálogo.
Las profundidades del alma
Por un lado, tenemos Novela de ajedrez, en que surge el Zweig que despliega su talento para hacer que las dudas y anhelos más recónditos de los personajes lleguen al lector con un estilo fluido y un argumento siempre subyugante. En este caso tenemos un crucero que cubre la ruta de Nueva York a Buenos Aires y donde sucede una singular partida de ajedrez. Por otro lado, Carta de una desconocida, que narra la forma en que un escritor de éxito recibe un sobre el día de su cumpleaños que contiene el testimonio de una mujer que se enamoró de él hasta años atrás, siendo muy joven, si bien él no es capaz de recordarla.
Estas dos novelas cortas aparecen junto con un cuento y un libro de ensayos. En cierta manera, el mundo que Zweig veía hundirse puede comprenderse por medio de este relato, Mendel, el de los libros, acerca del ostracismo que sufre un viejo librero, lo cual ejemplifica la Europa conflictiva que surgía con la Gran Guerra.
En este sentido, el cuento muestra muy bien cómo el café era un lugar donde pasar tardes enteras, hacer vida vecinal e incluso política y cultural; todo un símbolo del ritmo vital y de la paz que se respiraba antes de la Primera Guerra Mundial. El personaje casi vivía en el Café Gluck de Viena, y tal cosa era, más que una molestia, todo un honor para ese local. Pero el mundo cambió con la contienda, y el inofensivo librero pasó a ser sospechoso de cartearse con el enemigo, un colega parisino. Fue el fin de Mendel, y en paralelo el de un modo de entender la vida en los cafés.
La historia estelar
Por último, quedaría mencionar Momentos estelares de la humanidad, que deja bien claro que Zweig fue autor de páginas que abarcan todo tipo de materias: literatura (poesía, cuento, novela, teatro), psicologismo, historia, filosofía, memorias. Zweig, se adentró con delicadeza y humanidad en la mente y en las emociones de los personajes estudiados: unas cualidades que se palpan en las obras sobre la trayectoria vital y artística de algunos de sus autores predilectos, como en Tres poetas en sus vidas. Casanova. Stendhal. Tolstói, de 1932, que acaba de reeditar Acantilado.
Por su parte, las «catorce miniaturas históricas» que conforman Momentos estelares de la humanidad oscilan entre el relato narrativo y el manual de historia, sin que se requiera notas a pie de página o apuntes bibliográficos. En el libro encontramos episodios señeros protagonizados por grandes personalidades de diferentes ámbitos, como Cicerón, Dostoievski o Napoleón, pero destaquemos otra figura tremendamente querida para Zweig a lo largo de toda su vida: Goethe, en un particular trance de su vida.
Se trata del momento en que escribe La elegía de Marienbad, poetización del amor tardío que el ya viudo, en 1823, sintió por una chica de diecinueve, Ulrike von Levetzow —cuya madre, tres lustros atrás, también despertó el amor del mismo—, aunque la joven rechazaría su propuesta de matrimonio. Todo sucedido en un momento de «rejuvenecimiento interior», como dice el autor austríaco. Como rejuvenecimiento es lo que vive el propio Zweig año tras año, y este más que nunca.
Toni Montesinos
© Fundo Correio da Manhã.
Momentos estelares de la humanidad
Stefan Zweig
Alma, traducción de Claudia Toda, 256 pp., 16,95 €
Stefan Zweig
Alma, traducción de Itziar Hernández, 96 pp., 11,95 €
Stefan Zweig
Alma, traducción de Itziar Hernández, 64 pp., 9,95 €
Stefan Zweig
Alma, traducción de Itziar Hernández, 80 pp., 10,95 €