Texto: Reyes Salvador.
© fotografía cedida por Páginas de Espuma.
En poquísimas ocasiones el título de una obra se ajusta tan milimétricamente a su contenido. Visceral es una de esas raras excepciones. Un texto intimista pero que grita al exterior, triste pero rebosante de energía y, ante todo, eso: visceral.
La obra de María Fernanda Ampuero viene avalada por sus obras Pelea de gallos (2018) y Sacrificios humanos (2021) que la han erigido como una de las voces más interesantes del panorama iberoamericano. Pero Visceral es otra cosa, o tal vez no. No es una relación de cuentos ni es un ensayo filosófico: es un abrirse en carne viva y mostrarse, sin aparente pudor –algo que sin duda ha debido tener un alto coste emocional– tal cual es. Si María Fernanda en lugar de nacer en Guayaquil hubiera nacido en Chipiona la consideraríamos la letrista de Rocío Jurado (con todos los respetos para Manuel Alejandro) y en sus horas de alegría la invitaríamos a «romperse la camisa» como Camarón de la Isla.
Porque estas páginas hablan de ella y para ellas. Para encontrar (que se encuentra) reconocimiento, empatía, complicidad. Ese dolor compartido que tantas han sufrido y sufren pero que solo ella ha podido poner en letras de molde. Porque es difícil hablar de complejos, gordura, borracheras tristes, desengaños, escarnios, abusos y deseos de ser madre sin caer en el tremendismo, en el victimismo, en la denuncia.
«Yo y mis circunstancias» parece decirnos, pero es que ante sucesos tan vergonzantes como son los abusos (nótese que apunto vergonzantes porque desgraciadamente la vergüenza la siguen pasando las victimas), el escarnio público por los kilos de más, la imposibilidad de concebir cuando el útero te pide feto y la depresión profunda que te imposibilita para la vida María Fernanda Ampuero escribe.
No diremos que se ha ahorrado un psicólogo porque en estas páginas también encontramos si no la denuncia de que pocos se pueden permitir un especialista y de que todavía hoy la salud mental es un estigma si la constatación de que pocas familias pueden sobrellevar un largo tratamiento médico. Sin embargo, el texto de Ampuero es pura terapia, confesión. Pasar a limpio para pasar página, sacar la pus de la heridas para poder cicatrizar.
No es un libro para llevarse a la playa, a pesar de que su tamaño y lo sucinto y concreto de sus capítulos lo hagan apto para llevarlo en la mochila. No es alegre, pero al mismo tiempo rezuma esperanza. Tal vez su lectura es ideal para estar en un prado, con el sol calentando nuestra espalda y mirando al cielo (algo muy recomendado por los terapeutas para espantar la tristeza). Y es que cuando se conoce a María Fernanda (he tenido la suerte) lo que vemos es una persona disfrutona, como solo lo pueden ser los que han sufrido lo indecible; burbujeante, alegre y cariñosamente carnal.
Se pueden leer y releer lo capítulos uno y otra vez cayendo en la tentación de subrayar frases y párrafos enteros y cuando se llega al FIN constatar que una mujer nos ha hablado, interpelado, abierto y mostrado de una manera visceral.
De MARÍA FERNANDA AMPUERO se ha escrito:
«Por su formación como cronista, la autora consigue que sus relatos estén siempre adheridos a esa membrana gelatinosa que llamamos realidad. Por su pulso de narradora, los textos son puntualmente poéticos, con fuerza simbólica, tensos, a veces incluso nerviosos.»
JORGE CARRIÓN, The New York Times [en español]
«Las imágenes de Ampuero crean un estado de malestar que, por acumulación, podría dejar de oírse; sin embargo, el cúmulo de devastaciones, narradas con espeluznante eficacia, llegan a provocar una respuesta ética en ese lector que no se tapa los ojos ante las violencias de capitalismo y patriarcado en sociedades cada día más vulnerables a la pobreza y el miedo.»
MARTA SANZ, Babelia, El País.
«Sus personajes son mujeres rotas y violentadas, y hombres desesperados y hundidos. Monstruos todos. Monstruos sensibles que se friccionan, viven y matan impulsados por el poder incontestable de saberse, a la vez, víctimas y verdugos.» ANTONIO ORTUÑO, Tales.
VISCERAL
María Fernanda Ampuero
Páginas de Espuma, 176 pp., 16 €