Ruinas de Persépolis
Soplan vientos de guerra en todo el planeta y uno de los puntos más conflictivos sigue siendo el eterno e inacabable conflicto entre Israel y Palestina. Uno de los actores del conflicto es Irán, país que desde la Revolución Islámica que destronó al Sha, ha devenido en estricta teocracia en manos de los ayatolás y que en 2009 descabezó un incipiente levantamiento de una juventud que buscaba cambios sociales y políticos.
Pero cómo olvidar que la civilización persa fue la primera superpotencia de la historia: fundaron el primer gran imperio de la Antigüedad gracias a una política de expansión rápida y exitosa. Durante los primeros reinados consiguieron adherir al imperio territorios tan diversos como Media, Lidia, Mesopotamia, Egipto y Jonia, en la frontera con Grecia. Los gobernadores semiautónomos, los sátrapas, y una política regional que mantenía las tradiciones, lenguas y estructuras políticas de cada territorio, hicieron que su gobernanza fuera por lo general estable y bien recibida por los nuevos súbditos del imperio y que apenas hubiera revueltas importantes.
De la mano del historiador Lloyd Llewellyn-Jones y de las cuidadas ediciones a las que nos tienen acostumbrados, Ático de los Libros nos presenta un impresionante ensayo histórico, Los persas, que nos cuenta el devenir de esta civilización desde la óptica de sus protagonistas; es decir, de los propios persas.
Esta milenaria civilización ha calado en el imaginario colectivo con personajes como Ciro, primer rey del imperio que consiguió reunir bajo su liderazgo a la mayoría de las tribus persas y derrotó a sus principales enemigos del reino de Media, Lidia y Babilonia, estableciendo así establecer los territorios que serían centrales para el imperio persa durante toda su historia. Darío fue el responsable de la conquista de territorios importantes como el norte de la India, Tracia y Chipre, y se alió con los macedonios. Protagonizó la primera guerra médica contra los griegos, que culminó en la Batalla de Maratón, en la que a pesar de la derrota no perdieron territorios en la zona límite con los griegos. Impulsó además construcciones importantes como la ciudad de Persépolis. Jerjes fue el gran impulsor de las guerras médicas contra los griegos y, aunque terminó siendo derrotado, llegó a ocupar Atenas. Destacó por sus reformas que garantizaron la estabilidad del imperio, como la reforma religiosa.
Estos reyes aqueménidas gobernaron un imperio que se extendía desde Libia hasta las estepas de Asia y desde Etiopía hasta el Indo. Bajo las inmensas columnas de la ciudad-palacio de Persépolis, ellos y sus herederos reinaron y mantuvieron la indisputada hegemonía de Persia durante siglos, hasta que las conquistas de Alejandro Magno pusieron fin al imperio de forma abrupta a finales del año 330 a. C.
A lo largo de estas página, el autor narra la épica historia del Imperio persa aqueménida y de su enorme esfera de influencia. A partir de inscripciones iranias, tablillas cuneiformes, restos artísticos y los últimos hallazgos arqueológicos, superaremos los sesgos sobre los persas heredados de sus enemigos descubriremos un Imperio persa bajo una nueva luz, libre de los prejuicios heredados de las fuentes griegas. En estas páginas, cobrará vida un Estado que se convirtió en la primera superpotencia del mundo y se construyó, a pesar de su ambición Imperial, sobre la cooperación y la tolerancia tanto como mediante la violencia y la guerra. Esta es la historia definitiva de un poderoso imperio contada por primera vez desde la óptica de sus protagonistas: los persas. Este brillante ensayo analiza grandes acontecimientos históricos como las guerras médicas o el ascenso de Alejandro Magno desde la inédita perspectiva persa y logra liberarse de los prejuicios de las fuentes griegas.
Una historia de la antigua Persia contada a partir de fuentes auténticas y autóctonas, muy distinta de aquella que nos es más familiar, moldeada a partir de los antiguos relatos griegos. Esta es la versión persa de la historia de Persia. La obra reconstruye la trayectoria de los persas desde sus modestos comienzos como sociedad tribal en el suroeste de Irán hasta convertirse en la primera gran superpotencia de la historia, sentando las bases para otros imperios de la Antigüedad. El autor analiza en detalle cómo vivían, rendían culto, gobernaban y combatían los temidos persas, un imperio multicultural y socialmente sofisticado con grandes intelectuales que supo respetar y ensalzarlas tradiciones de cada región que conquistó, ganándose así su favor. Los reyes persas consiguieron mantener un gobierno absolutista durante siglos gracias apolíticas de alianzas, jerarquías y protocolos que mantenían a la nobleza persa en una cómoda e invisible jaula de oro. La particular y extensa corte persa, formada por esposas, concubinas, eunucos y sátrapas, adquirió especial importancia para el desarrollo del imperio. Desde la conquista de Mesopotamia en el 550 a. C., hasta la conquista de Alejandro Magno en el 332 a. C., ningún enemigo fue rival para esta poderosa civilización.
LA VERSIÓN PERSA DE LA HISTORIA
¿Cómo podemos acceder a la versión persa cuando parece que las fuentes juegan en nuestra contra? Sabemos que los persas no escribieron historia narrativa como los griegos: no existe una versión persa de Heródoto, Tucídides o Jenofonte. ¿Significa esto que los persas no tenían concienciade su pasado o que no contemplaban su lugar en el progreso de la historia? La respuesta es no. De hecho, la ausencia de un relato histórico no equivale a que los persas no comprendieran su historia o no responde-sen a ella. Los persas conocíansu historia, pero eligieron recordarla de otra manera. El pasado persa se transmitía a través de canciones, poesía, fábulas y leyendas. En definitiva, era una historia representada. Una característica de la rica cultura oral del antiguo Oriente Próximo es su aversión a los hechos exactos o las fechas concretas. Tanto los persas como los babilonios y los asirios comprendían su pasado a través de sus mitos, especialmente los relatos de la creación y las grandes leyendas de dioses, héroes y reyes. Para ellos, los dioses impulsaban la historia de su imperio y su búsqueda de territorio tuvo éxito porque Ahura Mazda así lo había ordenado. ¿Podemos entonces encontrar un registro persa fidedigno de su pasado? Sí, pues la versión persa está por todas partes. Aunque los materiales no se encuentren en un formato narrativo continuo, es posible reconstruir la historia interna de Persia a partir de distintas fuentes dispersas. Los historiadores del mundo antiguo han tardado mucho tiempo en darse cuenta de que los per-sus pueden abordarse a partir de sus materiales autóctonos. Y ahora que lo hemos comprendido, los persas están en situación de liberarse de la tradición clásica y la versión distorsionada de los griegos de su historia, que los retrataban como bárbaros. La historia de los persas contada por sospesases un enorme rompecabezas que requiere paciencia para sumergirse en un campo de exploración tremendamente apasionante con una cantidad vertiginosa de fuentes. Faltan algunas piezas y hay lagunas en los bordes, pero en su con-junto la imagen que emerge de la auténtica evidencia persa es realmente esclarecedora
LA MALA IMAGEN DE LOS PERSAS PARA LOS OCCIDENTALES
Los griegos fueron uno de los rivales más importantes y estables del imperio persa y como tales dedicaron gran parte de su extensa producción escrita a construir un retrato distorsionado y difamatorio de los persas. Quien más escribió sobre ellos fue Heródoto, que dedicó gran parte de historias difamar al rey persa Jerjes, atribuyéndole un conjunto de anécdotas en el que quedaba en evidencia como un rey caprichoso, déspota y desubicado. La mayoría de estas historias eran probablemente ficción, ya que Heródoto no tenía forma de conocer las intimidades de la corte persa. Los persas, en cambio, no tenían por costumbre hacer registros escritos de las hazañas de sus reyes y apenas hay testimonios escritos de su conflicto con Grecia. De este modo, durante años las referencias que los occidentales hemos recibido de los persas han venido en su totalidad de los griegos, que tenían interés por construir una imagen del enemigo persa como un pueblo indigno frente al trono griego.
LA IMPORTANCIA DE LA SUCESIÓN PERSA Y EL HARÉN
El imperio persa aseguraba su supervivencia gracias a la continuidad de su linaje dinástico. Para ello, era importante que el rey dejara descendientes de sangre que pudieran ocupar el trono. De este modo, las bodas entre parientes eran habituales para conservar el linaje familiar. El mismo Cambises, hijo de Ciro, se casó con su hermana Atosa, y Artajerjes II se casó con dos de sus hijas. Esta sociedad no consideraba el incesto como un tabú. A su vez, los reyes persas tenían muchas esposas y estas vivían en un harén, un espacio privado reservado las mujeres, hijos y familiares de estas mujeres, al que no tenía acceso nadie que no fuera el rey para proteger el linaje. El prestigio de las esposas del rey residía precisamente en que no podían ser vistas.
LOS PERSAS
Lloyd Llewellyn-Jones
Ático de los Libros, traducción de Joan Eloi Roca, 480 pp., 29,95 €