Santiago Roncagliolo, limeño que vivió su niñez en México y se afincó de adulto en Barcelona, es escritor, dramaturgo, guionista, traductor y periodista. Polémico en sus artículos, con libros premiados en su currículum, ha sufrido la censura, y utilizado las redes sociales para participar en novelas por capítulos o colectivas. Con su personalidad atrevida ha llegado el reto de repetir con la literatura infantil: Matías y los imposibles (Siruela 2019) una novela infantil ilustrada sobre el apoyo y la alegría que pueden darnos nuestros personajes de cuentos favoritos, que en la novela cobrarán vida y junto a los protagonistas vivirán divertidas aventuras. Además, es un perfecto cómplice para el test 50 preguntas. Magnífico en persona, y genial en el test:
(c) Julieta Solincêe.
1. ¿Por qué es escritor?
Por incapacidad. Yo quería ser neurocirujano.
2. ¿Tiene algún ritual para escribir?
Ahora mismo, disfrutarlo. La tecnología permite escribir en un hotel, en un parque, en la playa…
3. ¿Cómo encaja las críticas?
Soy hijo de un político. Sé que no le puedes gustar a todo el mundo. Y no deberías intentarlo.
4. ¿Qué libro/s está leyendo?
Los fantasmas favoritos, de Roald Dahl y Yo, asesino, de Antonio Altarriba y Keko. Ya sabes: no muertos, criminales seriales… Lo de siempre.
5. ¿Qué importancia tiene el título de un libro?
Mucha. Caballos lentos de Mick Herron es una muy buena novela de espías. Pero animarte a leer algo con ese nombre requiere más tiempo, valor y osadía que invadir Afganistán.
6. ¿Y el diseño de portada?
Si el título y el autor no terminan de animarte a comprar un libro, el dibujito de la portada puede ser decisivo.
7. El libro que le hubiera gustado escribir y escribió otro…
Cualquiera de Henning Mankell. Pero es muy difícil ser sueco.
8. ¿Qué libro no ha leído ni piensa hacerlo?
El Ulises de Joyce. Aunque igual puedo hablar de él. Los que dicen haberlo leído, tampoco lo han hecho.
9. ¿Cree en los libros de autoayuda?
No. Hay demasiados títulos de ellos. Si de verdad fueran útiles, bastaría con uno: Cómo ser feliz.
10. ¿Existen los libros o autores malditos?
Yo he maldecido a más de uno…
11. ¿De quién es fan? (literariamente hablando)
Kazuo Ishiguro. Joyce Carol Oates. Me gusta la imaginación. Y la oscuridad.
12. ¿En qué libro «entraría» como personaje para vivir la historia in situ con los protagonistas?
Si tuviese valor, en uno de Stephen King. Pero seguro que me acobardaría. Terminaría cómodamente instalado con una estufita en uno de Jane Austen.
13. ¿Puede elegir entre Oscar Wilde, Cervantes, Shakespeare, Virginia Woolf, Jane Austen, Poe y Lovecraft?
Poe sin duda. Aunque Shakespeare tiene buenos thrillers políticos.
14. Si tuviera una ouija, ¿con qué autor o autora conectaría y qué le preguntaría?
Con Lope de Vega. Le preguntaría: «¿Eres tú el autor del Quijote apócrifo? ¿Le robaste la patente a Cervantes, cabroncete?».
15. Viaja al pasado y puede pasar un día con alguien ¿dónde y con quién?
Hubo un verano en que se ennegreció el cielo. Mary Shelley, Lord Byron y otros amigos dedicaron sus vacaciones a contar historias de terror. De ahí salieron Frankenstein y el vampiro de Polidori. Cuánto daría por estar ahí.
16. ¿Su leyenda urbana favorita?
Cuando yo era chico circulaba una del programa «Sorpresa, sorpresa». Ricky Martin se escondía en el armario de una fan para sorprenderla. Pero la chica llegaba a casa y se masturbaba sin saber que había cámaras, y con Ricky encerrado al lado. También había una variante con un perrito.
17. Roncagliolo Lohmann, ¿le han dicho alguna vez que su primer apellido es difícil de pronunciar y el segundo, difícil de escribir?
¿Sabes lo que es ser niño con esos apellidos? En el colegio, era un imán para bromas y sarcasmos: «Tío, ¿por qué te dicen Roncagliolo? ¿A quién le has hecho tanto daño?»
18. ¿Suelta tacos?
Sin parar. Hace una semana, me sorprendí gritándole a mi hijo: «¡Que no digas tacos, coño!».
19. ¿Qué tal su sexto sentido?
No tengo muy finos ni siquiera el segundo y el quinto.
20. ¿Ha visto un ovni, un fantasma, algo raro…?
Últimamente, veo a Franco en todos los telediarios. Y tengo miedo.
21. ¿Le avergüenza que le hagan preguntas de este tipo?
Son mucho mejores que las habituales: «Señor escritor ¿qué opina del estado de las autonomías?», «señor escritor ¿por quién debo votar?», «señor escritor, ¿qué pasa en la humanidad en general?». Si tuviese esas respuestas, sería presidente.
22. Estudió en el Colegio de la Inmaculada y en la Pontificia Universidad Católica, ¿se le ha pegado algo de los santos?
De hecho, quise meterme a cura en algún momento de mi vida.
23. ¿Cuál ha sido la locura más atrevida de su vida?
¿Querer meterme a cura te parece poco?
24. ¿Recuerda alguna borrachera mítica?
La primera, a los quince años. En mi único recuerdo, tengo la cabeza metida en el váter. Y mi novia la saca de ahí de vez en cuando para decirme «hemos terminado».
25. ¿Tiene alguna obsesión?
El mal. Mis novelas siempre se preguntan cómo, por qué personas comunes hacen cosas brutales contra otras personas.
26. ¿Sufre alguna fobia?
A los nacionalistas. De donde sean. Soy un migrante. Los nacionalistas son para mí como los cazadores para un conejo.
27. Sus manías son…
«¿He cerrado bien la puerta?». Puedo regresar un kilómetro para verificarlo. Creo que no es una manía. Es mi pequeño trastorno obsesivo compulsivo. Y lo atesoro.
28. De pequeño ¿qué quería ser de mayor?
Detective, oceanógrafo, espía, presidente, campeón mundial de ajedrez… Como escritor, puedes ser todo eso si quieres.
29. La pesadilla que aún recuerda…
Tengo una espantosa pesadilla recurrente: pierdo mi SmartPhone. Despierto en un charco de sudor.
30. La pregunta que nunca le hacen y le gustaría que le hicieran.
Al principio de mi carrera, quería que me preguntasen si usaba drogas, para responder que sí y ser provocador. Pero nadie me lo preguntó nunca. Y ahora ya no las uso. Ya nunca podré ser una estrella de rock.
31. ¿Qué no soporta en los demás?
Me desesperan los que creen saberlo todo y nunca preguntan nada. Se les nota más cuando pontifican de política, pero operan en todos los ámbitos.
32. ¿Y de usted? ¿Cuál es peor defecto?
Soy terriblemente impaciente. Y tengo muy mala leche. Mis hijos me dicen a veces: «¿Puedes relajarte? Somos niños, ¿vale? Nos equivocamos». Son más maduros que yo.
33. ¿Alguna vez le pusieron un mote o es usted quien ponía motes a los demás?
¿Bromeas? Me apellido Roncagliolo. Lo he padecido todo.
34. Cuénteme un momento en que se sintió abducido.
Cuando me enamoré de mi esposa. Sigo en ese OVNI.
35. ¿Le han censurado en alguna ocasión?
Sí. Hubo incluso amenazas de muerte. Yo comprendí que no podía ganar esa guerra. Y me rendí. Creo que fue la decisión más sensata. Perdí un libro pero estoy vivo. Me gusta estar vivo.
36. Dígame tres palabras que definan su personalidad…
No tengo paciencia.
37. ¿Está enganchado al móvil, a WhatsApp, redes sociales…?
No. Mi teléfono dice que he reducido el uso a un razonable promedio de solo dos horas y media diarias. Y yo creo a mi teléfono. Es el primero a quien le hablo al despertar. Y el último al acostarme.
38. ¿Su filosofía o lema de vida?
Cállate un poquito y escucha, anda.
39. ¿Entraría en un reality show de escritores?
Sí. Total, no me quitaría mucho tiempo: algo tan aburrido no duraría en antena ni veinte minutos.
40. ¿Quién es su amor platónico?
Carmilla, la vampiresa del relato de Sheridan Le Fanu. No sé qué es más perverso: que sea ficticia o que esté muerta.
41. Vuelve a nacer, no se relaciona con la literatura. ¿Qué sería?
Embajador. Pero sin pasar por toda la carrera anterior. Embajador directamente.
42. ¿Qué palabra, no admitida en la RAE, incluiría usted?
Aleti. Todos los colchoneros nos sentimos discriminados por la ausencia de una palabra tan básica y fundamental del léxico cotidiano.
43. ¿Sobre qué le incomoda que le pregunten?
Aunque parezca mentira, sobre mis libros. Para mí, escribir es como componer canciones. Creas sensaciones. Ofreces un viaje. Forjas una experiencia única. Me cuesta mucho resumir eso en una frase, una moraleja, un eslogan.
44. ¿Con la elegancia se nace?
Lo único claro es que la elegancia no se compra. Hoy en día, puedes comprar una nariz. O una reputación. Pero el buen gusto es anticapitalista.
45. Cuénteme una metedura de pata sonada…
Hace años, conocí en una fiesta a Bianca Jagger. Estaba borracho. Y le pregunté: «¿Cómo está Mick?». No describiré su reacción. Solo sugiero, como servicio público, que nadie le pregunte eso cuando la conozca.
46. ¿Y alguna broma que haya gastado?
Cuando me llama un teleoperador a ofrecerme una enésima tarifa telefónica, le digo: «Sé dónde vives, conozco a tu madre. Voy a hacerle una visita a tu familia. Y me comeré sus intestinos». ¿Cuenta como broma? Por lo menos, no vuelven a llamar.
47. ¿Qué le daba miedo de niño y qué le da miedo de adulto?
Como era un niño rarito, me daban miedo los otros niños. Me sentía más seguro con los personajes de los libros. De eso se trata Matías y los imposibles. En realidad, todas mis novelas tratan del miedo que da la gente. Así que debo seguir igual.
48. ¿Beatles o Rolling Stones?
David Bowie über alles.
49. ¿Chupachups, chicles, pipas, revistas…? Defínase ante un kiosko.
Tres periódicos de diferentes sensibilidades (izquierda, derecha y catalán generalmente), y uno internacional, Financial Times o The Herald Tribune. Fotogramas por la cartelera y porque publico ahí una columna. Alguna revista de estilo para mirar ropa que no voy a comprar ¡Y Qué Leer, obviamente! Por suerte existe Internet.
50. ¿Se ha divertido con esta entrevista-test o le hubiera gustado más atrevida?
Ha estado muy bien ¡Al fin he dicho lo de las drogas!
Matías y los imposibles, Santiago Roncagliolo, Siruela, 132 pp., 15,95 €