AMOS OZ (Jerusalén, 1939-Tel-Aviv, 2018)
A punto de despedirse, 2018 nos gastó una cruel inocentada con la mala noticia de la muerte del novelista y periodista israelí Amos Oz, fallecido el pasado 28 de diciembre a los 79 años de edad.
Oz fue uno de los más importantes autores en lengua hebrea y merecedor de diversos galardones como Premio Israel de Literatura (1988), el Premio Goethe de Literatura (2005) o el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2007). Se le resistió el Nobel de literatura, al que fue candidato durante varios años.
Según recordaba Mario Vargas Llosa en El País el 6 de enero de este año, «Cuando uno sigue la obra de un escritor como Amos Oz a medida que se va produciendo, se advierte la importancia de que la literatura se alimente de lo que son las preocupaciones y angustias —y también exaltaciones y alegrías por supuesto— de la gente común, aquella que lee los libros y se reconoce en ellos, y, al mismo tiempo, ellos le permiten tomar distancia con ese mundo y encararlo desde una perspectiva de más alcance y más profunda. Eso es lo que ha sido siempre la gran literatura: una manera mejor de comprender todo aquello que constituye la vida, enriquecer la perspectiva de los hechos más íntimos y personales, y, también, por supuesto, de los colectivos, y la manera más efectiva de reemplazar los estereotipos, prejuicios y lugares comunes por ideas».
Descendiente de inmigrantes lituanos y ucranianos, creció en una familia muy apegada a la cultura y los libros. A los 15 años ingresó en un kibbutz, donde conoció a su mujer y tuvo a sus hijos. Este periodo marcó profundamente sus primeras obras y su participación en el frente de la Guerra de los Seis Días (1967) y en la Guerra de Yom Kipur (1973) acabó de moldear sus convicciones a favor de una solución de un Estado de Israel en pacífica convivencia con un Estado palestino. En 1978 fundó la organización Paz Ahora y su obra es esencial para entender uno de los conflictos más cruentos del siglo XX, así como la historia y mentalidad israelíes.
Entre sus novelas destacan Tierra de Chacales, La caja negra, Mi querido Mijael, Tocar el agua, tocar el viento, Fima, No digas noche, Versos de vida y muerte, Entre amigos, Una historia de amor y oscuridad y Judas. En cuanto a los ensayos, algunos títulos destacables son En la tierra de Israel, La cuesta del Líbano, Israel, Palestina y la Paz, Toda nuestra esperanza y Contra el fanatismo. La mayor parte de su obra en nuestro país ha sido publicada por Siruela.
En sus propias palabras, «Nunca lucharía -prefiero ir a prisión- por más territorios. Nunca lucharía por un dormitorio de más para la nación. Nunca lucharía por lugares sagrados o por vistas a los santos lugares. Nunca lucharía por supuestos intereses nacionales. Pero lucharía y lucho como un demonio por la vida y la libertad. Por nada más.»
Descanse en paz, esa merecida paz por la que tanto luchó.