DEMOCRACIAS EN PELIGRO (Y EXPERIMENTOS ALTERNATIVOS)
«Están apareciendo ensayos sobre la destrucción de las democracias pero, especialmente, recogiendo testimonios sobre la experiencia fallida de los modelos alternativos».
Son tiempos ciertamente convulsos en los que el acoso y derribo a las libertades conseguidas, en numerosos ámbitos, producto de siglos de luchas, confrontaciones y revoluciones parece extenderse por buena parte de la comunidad internacional.
Populismos, nacionalismos xenófobos y movimientos políticos e ideológicos que abogan abiertamente por la destrucción de los sistemas democráticos -en los Estados y también en las organizaciones internacionales, como en la Unión Europea- están sabiendo canalizar el descontento y la frustración popular de numerosas capas sociales.
En este entorno, están apareciendo numerosos trabajos editoriales que abordan el tema desde múltiples perspectivas: ensayos sobre la destrucción de las democracias pero, especialmente, recogiendo testimonios sobre la experiencia fallida de los modelos alternativos que, durante el pasado siglo XX, se presentaron como las opciones idóneas a los Estados de derecho. Pasemos revista a alguno de ellos.
Dos profesores de Harvard, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, acaban de publicar Cómo mueren las democracias (Ariel). Una de las premisas esenciales -que deberíamos aplicar- se resume en una de sus frases: «Para poder mantener a raya a las personas autoritarias, en primer lugar hay que saber reconocerlas. Por desgracia, no existe ningún sistema de alerta anticipada infalible. Muchas personas autoritarias pueden ser identificadas fácilmente antes de llegar al poder… ahora bien, los políticos no siempre revelan la magnitud de su autoritarismo antes de ascender al poder». El análisis de numerosos ejemplos históricos contemporáneos permite a los autores concluir cómo no es necesario, en ocasiones, un golpe violento para acabar con un sistema democrático: un mero deslizamiento paulatino y gradual hacia el autoritarismo puede ser mucho más efectivo y práctico. En ese escenario nos encontramos, por ejemplo, en democracias tan consagradas como la estadounidense en la que, a juicio de los autores, valores como la igualdad, el civismo, la sensación de libertad y el objetivo compartido están claramente en peligro en una sociedad diversa, pero cada vez menos inclusiva.
Un clásico, inasequible al desaliento a pesar de sus 90 años, es Noam Chomsky. En dos recientes trabajos nos traslada los principales desafíos a los que se enfrentan los regímenes democráticos en un entorno cada vez más complejo y hostil. En Malestar Global (Sexto Piso), bajo el formato de conversaciones/entrevista repasa asuntos tan candentes como desaparecidos de los medios de comunicación, una vez que son quemados por la vorágine de la inmediatez y la falta de reflexión en torno a los mismos: el espionaje estatal, alentado por lo sistemas de poder que utilizan las tecnologías para el dominio y control social; los riesgos evidentes del cambio climático y el coste económico que tienen las inevitables medidas que habría que acometer, que hacen que la Unión Europea las ralentice para poder competir con economías productivas poco respetuosas, desde el punto de vista medioambiental, como la china y la estadounidense; la situación en llamas de Oriente Medio, desde Libia hasta Iraq, como consecuencia de una política exterior de Estados Unidos que abonó el terreno a la creación de Estado Islámico; las raíces de los conflictos, las políticas de alianzas de las grandes potencias, la crisis endémica del sistema económico capitalista, el ninguneo al Derecho Internacional por parte de aquellos Estados que están al frente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y un largo número de factores que amenazan la democracia global. Para completar el cuadro en Réquiem por el sueño americano (Sexto piso) argumenta cómo la llegada del populismo trumpiano a la Casa Blanca ha elevado exponencialmente el nivel de riesgo de involución democrática general.
En ocasiones la ruptura democrática se produce a través de un episodio violento que provoca un conflicto civil cuyo resultado deviene en una larga etapa dictatorial.
Enrique Moradiellos fue Premio Nacional de Historia 2017 por un ensayo (Historia mínima de la Guerra Civil española) y acaba de publicar Franco. Anatomía de un dictador (Turner). En este ensayo biográfico, el catedrático de Historia Contemporánea disecciona la evolución de un personaje gris que, sin embargo, fue una figura omnipresente durante cuarenta años y que, tras su muerte, pasó al olvido con bastante celeridad propiciando el retorno a la democracia -cuya transición está viéndose tan denostada por algunos-. Afirma Moradiellos que el carácter dictatorial de aquella solución política provisional era incontestable y reconocido: «La única constante definitoria y configurativa del franquismo fue la presencia del general Franco como omnímodo dictador militar bonapartista de juicio inapelable y magistratura vitalicia, solo responsable ante Dios y ante la historia».
Se cumple en estas horas el centenario del nacimiento de Alexander Sholzhenitsyn, uno de los autores más relevantes y controvertido -en su momento- que se atrevió a denunciar los horrores del Gulag, creado y llevado a su máxima expresión por parte del sovietismo estalinista. Precisamente acaba de publicarse bajo la fórmula de literatura de viajes un excelente trabajo de un periodista polaco, Jacek Hugo-Bader, que toma el título del clásico de Varlam Shalámov, Diarios de Kolimá (La Caja Books). Fruto del recorrido de los 2025 kilómetros de la autopista M56, también llamada la Carretera de los Huesos, nos retrata un submundo que pervive en la región más remota y fría de Rusia. Construida por los presos de Kolimá, conecta las ciudades de Magadán y Yakutsk y fue concluida en 1953 -año de la muerte de Stalin-. Aunque apenas tiene tráfico actualmente, en su pavimento están enterrados miles de fallecidos durante sus obras, cuyos restos sirven para dar consistencia a la carretera. Por las páginas del libro van desfilando protagonistas del fracaso de la utopía socialista, que se convirtió en un infierno en esta inhóspita región: Sasha el alpinista, Dima el chequista, la abuela Tania, el doctor Vlad, el catedrático Etlis, Natasha la niña número 144, Yuri el blatnoy… También localidades apenas conocidas en este auténtico fin del mundo: el arroyo del Chamán, Cherkioj, Ust-Nera, Miáundzha, Susumán, Yágodnoye. Imprescindible relato de un universo remoto pero no extinto que, a la manera del fallecido maestro Kapuscinski, nos recuerda los peligros que acechan tras las experiencias fallidas de regímenes que proponen el paraíso en la tierra, arrumbrando las experiencias democráticas.
El Gulag fue, sin duda, una de las aberraciones más notables del estalinismo. Anne Applebaum, ganadora del Premio Pulitzer por su ensayo Gulag -que se reedita estos días- acaba de publicar en español Hambruna Roja (Debate). En este monumental trabajo rescata un episodio histórico escasamente conocido, el aniquilamiento de más de cinco millones de personas -de las cuales cuatro eran ucranianas- en el período de la colectivización agraria realizado en la URSS entre 1931 y 1934. Sostiene la autora que el proceso deliberado de eliminación física poco tenía que ver con criterios económicos y mucho con el objetivo político de eliminar el nacionalismo ucraniano, opuesto al experimento de integrase en el Estado soviético. Un libro fundamental en estas horas de conflicto entre Rusia y Ucrania.
Las experiencias y los testimonios de numerosos visitantes a la Unión Soviética, ávidos por ver de primera mano la realidad del paraíso soviético, se tradujo en la publicación de diversos escritos de corte memorístico. Algunos, deslumbrados ante lo que consideraron la antesala de una revolución a escala mundial; los más, escépticos -cuando no abiertamente defraudados y sumamente críticos- con lo que consideraron como una traición a los ideales comunistas que habían abrazado. Acaba de publicarse Mi fe se perdió en Moscú (Espuela de Plata) de Enrique Castro. Personaje muy criticado con posterioridad por sus antiguas camaradas del PCE fue responsable del 5º Regimiento de las Milicias Populares durante la Guerra Civil española. Exiliado en 1939 en la Unión Soviética fue testigo directo de la perversión de un sistema político que se tradujo en una feroz dictadura en manos de Stalin. Secretario de José Díaz, máximo dirigente del PCE, acabó saliendo del país en 1945 tras una feroz purga y represión del régimen, al que denuncia sistemáticamente en esta obra. En una línea similar están el testimonio de Ángel Pestaña, Setenta días en Rusia. Lo que yo vi y Setenta días en Rusia. Lo que yo pienso (Almuzara). Secretario General de la CNT, fue un líder admirado por Lenin, al que conoció en 1920 cuando viajó a Moscú para adherir al sindicato anarquista a la Internacional Comunista. Absolutamente desencantado con lo que presenció, pasó a engrosar la nómina de los críticos con los resultados prácticos de la revolución -como Rosa Luxemburgo, cuyo centenario se celebra estos días-. En una dirección bien diferente están los recuerdos en forma de escritos y artículos de María Teresa León y su cónyuge, Rafael Alberti, recogidos en El viaje a Rusia de 1934 (Renacimiento). En su segundo viaje, que se extendió más de tres meses, y que tuvo por objeto la presencia en el Congreso de Escritores Soviéticos, ambos muestran su deslumbramiento y elogio por la instauración del modelo comunista. Valoran muy positivamente los efectos de la colectivización y rinden pleitesía a Gorki pero, en especial, a Stalin. En la descripción de la entrevista personal que tuvieron con él señala: «Estábamos frente a uno de los seres más extraordinarios del mundo». Es una lectura esencial con la distancia cronológica y la perspectiva histórica actual.
Por último, en el sesenta aniversario de la revolución cubana, que coincide con el inicio del año actual, se publica Cuba. Viaje al fin de la revolución (Debate) de Patricio Fernández. Planteado como un trabajo fruto de experiencias personales con personajes variados de la sociedad cubana, cuya gente enamoró al autor. Con el deshielo de las relaciones entre Washington y La Habana intuyó el fin definitivo de la revolución y planteó el presente libro «como un retrato de lo que ha quedado de ella: lo bueno, lo malo y lo inclasificable de uno de los proyectos sociales más ambiciosos de la historia humana, llevado a cabo en esta pequeña isla que hoy habita en compás de espera, aunque sin esperanza». Es, en definitiva, el retrato de los habitantes «de una iglesia donde la fe ha muerto».
QL
LA PROFÉTICA RUSIA DEL SIGLO XIX
Repudiado tanto por los zaristas como por los bolcheviques, este libro fue tremendamente popular en vida del autor que, tras su recuperación durante la Guerra Fría, se convirtió en un documento fundamental para comprender el presente.
Una maravillosa obra de la literatura de viajes con vívidas descripciones de San Petersburgo y Moscú, de la vida en la corte y a pie de calle, así como de la empobrecida comunidad rural. Esta travesía realizada en 1939 constituye un profético análisis de uno de los países más fascinantes y turbulentos del mundo.
CARTAS DE RUSIA
Marqués de Custine
Acantilado, edición de Pierre Nora, traducción de José Ramón Monreal, 432 pp.,25 €
José Ángel López es profesor de Derecho Internacional Público en ICADE/Comillas y autor de varios ensayos sobre Rusia.