«La vida, como el mundo, es redonda. Por lejos que caminemos, por bajo que nos hundamos o por alto que volemos, algún día volveremos al punto de partida», comienza diciendo la nueva novela de Yolanda Guerrero (Toulouse, Francia, 1963), Mariela (Ediciones B). En la primera línea ya surge la introspección de su protagonista, que conduce mientras recita al Quevedo que nos dijo hace siglos que nacer es empezar a morir y vivir es morir viviendo. «El círculo perfecto. Inexorable», insiste, para continuar con la idea de que «el mundo es redondo. Y la vida, también. Esa es la metáfora».
Así habla en primera persona Beatriz Gil Bona, quien dice haberse convertido en otra persona en seis meses: «Otra y varias, hasta volver a ser yo». Con ese tono valiente y emprendedor da inicio una obra que, en verdad, es la epopeya de una mujer audaz como pocas: una enfermera española que llega a París en 1918, durante los meses finales de la Primera Guerra Mundial, y que será testigo de algunos de los horrores más escalofriantes que pudieron verse en las diversas trincheras europeas. Y, por si fuera poco, conviviendo con un peligro que segó la vida a innumerables personas en todo el continente: la gripe española, conocida como la Bestia, al llevarse a tantas víctimas como los ejércitos.
Por todo ello, Mariela también constituye un gran fresco de unos años convulsos del siglo XX y el retrato de un personaje ficticio que, perfectamente, podría ser el reflejo de muchas enfermeras que dieron su tiempo y sus energías, haciendo sacrificios personales increíbles, en pos de ayudar a los necesitados y atender a los heridos y moribundos. Así que la novela también puede verse en clave feminista, pero también idealista por su trasfondo de solidaridad y esfuerzo quimérico. «Loca, española y también del mismo centro de Aragón», como se reconoce ella misma, en un impulso de querer autodefinirse a partir de un origen geográfico que también viene a marcar su poderosa y aguerrida personalidad.
En estas páginas, encontraremos personajes de ficción tanto como mujeres reales que la historia no ha valorado lo suficiente; mujeres revolucionarias para su tiempo que recupera Guerrero al hilo de este pensamiento de Concepción Arenal: «La sociedad no puede prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano». Y las acciones de Beatriz irán orientadas a apoyar semejante aserto, haciendo que conozca a personalidades tan inspiradoras como la escritora y enfermera de guerra Mary Borden, en la Francia bélica, y Gertrude Stein, pionera de la literatura modernista y gran mecenas, más su compañera sentimental Alice B. Toklas.
Luego, en Alemania, se relacionará con Rosa Luxemburgo, que fue asesinada sin poder llevar a cabo su anhelo socialdemócrata, y en la Rusia revolucionaria la enfermera trabará amistad con Alexandra Kollontai, que desde el primer gobierno bolchevique impulsó rompedoras reformas sociales, como el derecho al aborto o la ley de matrimonios civiles. Y asimismo surgirá Clara Zetkin, editora de un periódico de mujeres que quiso homenajear a un grupo de mujeres que murieron practicando su derecho a la huelga.
Yolanda Guerrero estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y vivió dos años en Londres, donde trabajó para el Instituto Internacional de Prensa y sus asambleas en Buenos Aires, Montevideo, Estambul y Berlín. En 1987 entró en El País y desarrolló su carrera en ese diario hasta 2013. En 1997 fue finalista del IX Premio Ana María Matute, de Ediciones Torremozas, y, aunque aún mantiene algún puente activo con el periodismo, ahora ha decidido retomar la ficción. El huracán y la mariposaes su primera novela.
MARIELA, Yolanda Guerrero, Ediciones B, 672 pp., 21,90 €