Javier Marías Franco, nacido en Madrid, el 20 de septiembre de 1951, moría en la misma ciudad el 11 de septiembre, a los setenta años, dejando una impresionante trayectoria narrativa que rebasó las cinco décadas..
La causa fue una neumonía bilateral. Javier Marías murió en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid por unos problemas de salud que le habían mantenido durante varios meses ingresado en el hospital. Venía de una familia ilustre y culta. Él mismo fue miembro de número de la Real Academia Española, donde ocupó el sillón «R», desde el 27 de abril de 2008, tras quedarse la plaza vacante tras la muerte de Fernando Lázaro Carreter. Leyó su discurso de ingreso, titulado «Sobre la dificultad de contar» ese día, al que contestó el profesor Francisco Rico.
Así, Marías perteneció a una familia de abolengo cultural. Fue el cuarto de los cinco hijos del que fuera filósofo y miembro de la Real Academia Española Julián Marías y la escritora Dolores Franco Manera. Asimismo, fue hermano del académico e historiador del arte Fernando Marías, del músico Álvaro Marías y del economista y crítico de cine Miguel Marías. Además, fue sobrino de Jesús Franco y primo del también cineasta Ricardo Franco (colaboró con ellos en su juventud traduciendo o escribiendo guiones, e incluso apareciendo como extra en algún largometraje).
En 1970 escribió su primera novela, Los dominios del lobo, en una época en que conocería a alguien fundamental para su vida personal y literaria, el escritor Juan Benet. En 1972 publicó Travesía del horizonte, y en 1978 El monarca del tiempo. En 1983 vio la luz El siglo. Entre 1983 y 1985 impartió clases de Literatura Española y Teoría de la Traducción en la Universidad de Oxford, de lo que se nutriría su obra Todas las almas (1988). Antes publicó El hombre sentimental, en 1986 y en 1990 su primera recopilación de relatos breves, Mientras ellas duermen y en 1991, la primera de artículos periodísticos, Pasiones pasadas, algo en lo fue tremendamente prolífico.
Más tarde vendrá Corazón tan blanco (1992), Mañana en la batalla piensa en mí (1994), que recibió premios en Europa y América, como el Rómulo Gallego de Venezuela y el Fastenrath, de la Real Academia Española. En 1998, la novela apareció Negra espalda del tiempo, que hace poco disfrutó de una edición crítica por parte de la editorial Cátedra. Era la constatación de que Marías ya se había convertido en todo un clásico.
Traductor, narrador, articulista
Calificada por el autor como «falsa novela», se sitúa en la frontera entre la ficción y la realidad, entre la imaginación y la autobiografía, empezando todo como una revisión de su novela anterior, Todas las almas. De tal modo que se trata de un ejercicio de metaficción, y lo hace a partir de una imagen tomada de La tempestad de Shakespeare. «No soy el primero ni seré el último escritor cuya vida se enriquece o condena por causa de lo que imaginó y escribió», escribía ahí Marías, y un colega del prestigio de Juan Villoro dijo en su momento de esta historia: «Negra espalda del tiempo brinda el impensado reverso de lo que acontece, el sustrato social de la novela, la luz fuera del tiempo, donde perdura lo que ya ha cesado. Fascinante.»
Simbólicamente, el mundo anglosajón también le consideró un clásico en este siglo; el prestigioso sello inglés Penguin decidió incorporar siete de sus libros —cinco novelas, un libro de relatos y otro de ensayos— a su colección de Modern Classics (un acuerdo que se realizó en la Feria del Libro de Frankfurt en 2011); de este modo, pasó a ser el sexto escritor en lengua española incluido en dicha colección, después de Borges,García Lorca, García Márquez, Neruda y Paz.
En este sentido, hay que destacar que, además de narrador y articulista, con quince novelas, cuatro libros de cuentos, multitud de volúmenes que reunían sus artículos en la prensa, seis ensayos, y hasta un cuento infantil, Javier Marías se distinguió por ser un gran traductor de autores clásicos de la literatura inglesa: El brazo marchito y otros relatos, de Thomas Hardy (1974), La vida y las opiniones del caballero Tristram Shandy y Los sermones de Mr. Yorick, de Laurence Sterne (1978), De vuelta del mar, de R. L. Stevenson (1980), El espejo del mar, de Joseph Conrad (1981), Ehrengard, de Isak Dinesen (1984), El violinista ambulante, de Thomas Hardy, El crepúsculo celta, de W. B. Yeats (1985), Religio Medici. Hydriotaphia, de Thomas Browne (1986), Autorretrato en espejo convexo, de John Ashbery (1990), Un poema no escrito, de W. H. Auden (1996), Notas para una ficción suprema, de Wallace Stevens (1996), Si yo amaneciera otra vez, de William Faulkner (1997) y Desde que te vi morir, de Vladimir Nabokov (1999).
El escritor del tiempo
Pues bien, retomando su trayectoria, cabe decir que en el 2002 publicó Tu rostro mañana, más de 1.500 páginas que vieron la luz en tres tomos (Fiebre y lanza, 2002, Baile y sueño, 2004, y Veneno y sombra y adiós, 2007). En 2011 publicó Los enamoramientos, y al año siguiente toda esta andadura tendría un gran reconocimiento: el Premio Nacional de Narrativa, concedido por el Ministerio de Cultura, que rechazó dando las gracias y justificándose así: «Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucional. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo… He rechazado toda remuneración que procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que en el caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno».
En el 2012 apareció Mala índole, y a continuación Las huellas dispersas (2013), Así empieza lo malo (2014) y Berta Isla (2017), Premio de la Crítica, Entre Eternidades. Y otros escritos (2018) y El Quijote de Wellesley: Notas para un curso en 1984 (2016). Pero, de alguna manera, todo empezó para él en un año muy concreto que lo catapultó a la fama y al éxito internacional.
Y es que, ciertamente, hay años que marcan el destino de un autor de forma trascendente. El de Marías fue 1992, cuando disfrutó de un colosal triunfo con Corazón tan blanco; se trataba de su séptima novela, de la cual la editorial Alfaguara presentó una edición conmemorativa por el 25 aniversario. En ella se incluyó, en un estuche, dos volúmenes en pasta dura: la novela y el dosier «No he querido saber», con seis textos del autor sobre su libro, imágenes del manuscrito original, reseñas de la recepción del libro, entrevistas, artículos de especialistas en la obra de Marías y una carta inédita dirigida a él de Juan Benet sobre la obra.
El título del dosier era alusivo al inicio de aquella novela: «No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su propio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados». Admitió en su momento el autor, con un recuerdo borroso, que al mirar la fecha de terminación de la escritura, que pone siempre al final de cada libro, la acabó en octubre de 1991, es decir, a los cuarenta recién cumplidos.
El más blanco corazón
La novela tuvo en sus primeros cuatro años un gran éxito de ventas y ha alcanzado los 2.300.000 ejemplares vendidos en todo el mundo, muy en especial gracias al empujón publicitario del que disfrutó en Alemania, debido al programa de televisión El cuarteto literario, emitido el 13 de junio de 1996, a una reseña de Paul Ingendaay en el Frankfurter Allgemeine Zeitung y a los parabienes del crítico literario germano más popular, Marcel Reich-Ranicki. Semejantes elogios acabarían por materializarse en un éxito de ventas hasta alcanzar el número uno en las listas de los más vendidos en Alemania.
Los números son de vértigo: Corazón tan blanco se ha traducido a 37 idiomas con presencia en 44 países. Ha tenido más de veintidós ediciones en el formato habitual de la colección Narrativas Hispánicas de la editorial Anagrama. Más adelante, en la edición en 2006 en la colección DeBolsillo, de Random House Mondadori, se añadió un prólogo de Elide Pittarello, en el que explicó los orígenes de la novela, relacionando «su primer latido» con la visualización en televisión de la película Macbeth, de Orson Welles, de uno de cuyos diálogos toma el título: «My hands are of your colour; but I shame to wear a heart so white» («Mis manos son de tu color; pero me avergüenzo de llevar un corazón tan blanco»).
El protagonista y narrador de la novela, Juan Ranz, traductor e intérprete de profesión, en su viaje de novios en La Habana, asomado al balcón, es confundido por una desconocida que espera en la calle, y sin querer escucha una conversación de hotel. A partir de entonces «presentimientos de desastre» envolverán su matrimonio. Y como trasfondo aparece el pasado del protagonista, aludiendo a que su padre hubo de casarse tres veces para que él pudiera nacer. Un argumento este que mereció el Premio de la Crítica, el Prix l’Oeil et la Lettre y el IMPAC International Dublin Literary Award 1997.
Su última novela
Estos agasajos de lectores y críticos literarios llegan hasta el día de hoy, hasta la reciente novela Berta Isla, que también recibió el Premio Dulce Chacón de Narrativa Española y el Premio Lettura 2018 de Il Corriere della Sera (Italia). La obra contaba cómo desde muy jóvenes se conocieron estos personajes: Berta Isla y Tomás Nevinson en Madrid, que muy pronto deciden convivir. Hacia el final del libro, por cierto, aparecía una cita de Charles Dickens hablando de que «cada corazón palpitante es un secreto para el corazón más próximo, el que dormita y late a su lado». Otro corazón, treinta años después.
Tomás es medio español y medio inglés, y por diversos asuntos que tienen que ver con su profesión hace que la Corona se fije en él, lo que provocará que sobrevenga una situación desgraciada en que se incluye una desaparición. «Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido. A veces creía que sí, a veces creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él, o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. Pero también ella se había hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó», leíamos en aquella ocasión.
Poco después aparecía una suerte de continuación con Tomás Nevinson, que gozó de una impresionante acogida por parte de la crítica especializada, que la tildó de su mejor obra. «Una excelente recreación de ambientes y el sólido desarrollo de la historia completan la excelencia de esta conseguida novela. Una obra de cuidada estructura y prosa», escribió por ejemplo Jesús Ferrer desde el suplemento de libros del periódico La Razón.
La obra cuenta la peripecia de dos hombres, uno en la ficción y otro en la realidad, que tuvieron la oportunidad de matar a Hitler antes de que éste desencadenara la Segunda Guerra Mundial. A partir de este hecho, Marías se planteaba la siguiente suposición: si esos hombres quizá debieron disparar contra el Führer, ¿cabe la posibilidad de hacerlo contra alguien más? Como dice el narrador de Tomás Nevinson, «ya se ve que matar no es tan extremo ni tan difícil e injusto si se sabe a quién».
Suspense con sabor a cine
No será la única referencia a tal cosa, pues desde la primera página ya leemos: «Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer. A las mujeres no se las toca, no se les pega, no se les hace daño…» De esta manera, Tomás Nevinson, el marido de la Berta Isla que habíamos conocido cuatro años atrás, cae en la tentación de volver a los Servicios Secretos tras haber estado fuera; el caso es que se le propone ir a una ciudad del noroeste para identificar a una persona, medio española y medio norirlandesa, que participó en atentados del IRA y de ETA diez años atrás. El encargo procede de su ambiguo exjefe Bertram Tupra, que ya, mediante un engaño, había condicionado su vida anterior.
Toni Montesinos