Esta nueva obra, Prix Renaudot 2021, de la siempre iconoclasta Amélie Nothomb, vuelve a indagar en el poso familiar y en avatares con trasfondo biográfico.
¿Se ha casado Amélie Nothomb en secreto?, se preguntaba una publicación dedicada a la vida de los famosos. Tal es uno de los alicientes en torno a esta escritora que suele aparecer en la portada de sus propios libros, aunque sean novelas, a veces con su inseparable sombrero, y que al parecer tiene una vida privada que despierta interés en Bélgica y Francia. Esa información, en concreto, decía que fuentes del Bruselas Daily News corroboraron el 30 de enero del 2023 que la autora había contraído matrimonio con un hombre con el que llevaba un tiempo siendo pareja, todo parece indicar en una ceremonia íntima, en un lugar prácticamente secreto.
Sea esto o no cierto, el caso es que un detalle como este ya habla de la dimensión social o popular de Nothomb, de 55 años. Asimismo, en otra reciente noticia, se decía que se trata de uno de los escritores mejor pagados del mundo, como indicaba la lista anual que elabora People With Money. En concreto, ella estaría en el número uno de las 10 novelistas mejor pagadas del año pasado, con unas ganancias totales estimadas de 75 millones de dólares. También se dice que la narradora belga tiene un patrimonio de unos 215 millones de dólares, entre acciones, bienes inmobiliarios, réditos publicitarios y la posesión de restaurantes en Bruselas, de un equipo de fútbol americano y su propia marca de vodka y otros negocios relacionados con los perfumes y la moda, de tal modo que estos supuestos ingresos estarían muy lejos de estar vinculados meramente a su actividad intelectual.
De hecho, es una mujer de alta alcurnia, toda una baronesa, llamada Fabienne Claire Nothomb, que nació en Kōbe, Japón, el 9 de julio de 1966 debido a la profesión de diplomático de su padre; de tal modo que vivió En Japón, para luego trasladarse en 1972 por los mismos motivos a China, los Estados Unidos, Laos, Birmania y Bangladés. De hecho, esta experiencia internacional le llevó a aprender diferentes idiomas y a ejercer de intérprete en Tokio gracias a sus conocimientos de japonés. Luego vendría su traslado a Bélgica y sus estudios de filología románica en la Universidad Libre de Bruselas. Tras licenciarse, regresaría a Tokio, donde trabajó en una empresa japonesa, para luego regresar a Bruselas y convertir de cada una de estas etapas en material literario, con una primera novela, de 1992, titulada Higiene del asesino (Hygiène de l’assassin).
Narrativa autobiográfica
En realidad, su vida es el punto de partida de prácticamente todas sus obras, como su biografía novelada Diccionario de nombres propios –que fue catalogado por parte de la editorial Anagrama, que edita todas sus obras–, en torno a la vuelta de tuerca sobre sus obsesiones de siempre, «una especie de bellísimo y sangriento cuento de hadas. La seducción y el asesinato, la belleza como peligro mortal, el talento individual como parte maldita, para decirlo con palabras de Bataille, son las constantes en la obra de Nothomb desde su sorprendente primera novela». Escritura fragmentaria, femenina, ambigua, se afirmaba, certeramente.
En aquella obra aparecía una niña llamada Plectrude, nacida en prisión de una madre de diecinueve años que asesinó a su marido, y padre de la niña, semanas antes de dar a luz. Criada con la familia de una tía, destaca por su talento para la danza y por sus dotes de seducción, en un relato que, como casi siempre, es breve, pues Nothomb prefiere las distancias cortas y un estilo sintético para desarrollar sus argumentos. Al publicar la versión original de esta novela, la autora declaró: «Para un escritor no existe mayor tentación que la de escribir la biografía de su asesino».
Entre sus libros autobiográficos, por supuesto destacan los que reflejan la vida japonesa, en especial Estupor y temblores (1999), que remite al modo en que el emperador nipón exigía que sus súbditos se presentaran ante él. Considerando este contexto tradicional, el lector podía ver un Japón actual, aún muy jerarquizado, en el cual la protagonista era doblemente marginada por su condición de persona occidental y mujer. Eso se vinculaba, además, con un fondo kafkiano lleno de labores rutinarias, cuando no absurdas, y maltrato por parte de los superiores hacia los subordinados. Y todo para contar el modo en que la joven va a ir descendiendo en la escala laboral, desde tareas como administrativa hasta ocuparse de la limpieza de los lavabos masculinos.
La sed corriente de Cristo
Metafísica de los tubos (2000), Ni de Eva ni de Adán (2007), El sabotaje amoroso (1993) y Biografía del hambre (2004) son títulos en los que Nothomb explora su propia trayectoria, desde la infancia a sus años de madurez aún en Asia o Estados Unidos. Pero, con todo, la autora ha sido capaz de separarse de lo autobiográfico también y lanzar propuestas tan singulares como la muy reciente Sed, con la que intentó una suerte de reelaboración de la Historia Sagrada, dando voz al protagonista, el mismísimo Jesús, que en estas páginas narraba su Pasión.
Aparecían en esta breve novela personajes como Poncio Pilatos, los discípulos de Cristo, el traidor Judas o María Magdalena, más algunos de los elementos jesuíticos más preponderantes: los milagros, la crucifixión, la muerte y resurrección, las conversaciones de Jesús con su padre divino… Con todo ello, Nothomb conseguía ofrecer una mirada renovada de Cristo, en un texto no exento de humor. Jesús quedaba humanizado a través de una voz mundana a la vez que trascendental, visionaria y reflexiva, que expresaba sentimientos tan normales como el amor, el deseo, la fe, el dolor, la decepción y la duda.
Por supuesto, simplemente con el enfoque que la autora concibió para esta obra, se ganó la animadversión de ciertas esferas religiosas. No en balde, se nos proporcionaba una imagen de Jesús alejado de mistificaciones. «El Hijo de Dios que imagina Amélie Nothomb no es un Jesucristo Superstar… Tiene deseos, comete errores, le gusta dormir, no le gusta el matrimonio, le duelen los desprecios y descubre el miedo», escribió Natalia Wysocka en La Presse. Era, pues, un Jesús normal y corriente, más que el hijo de Dios, el que aparecía ahí, a lo largo de un monólogo en que se describían sus últimas veinticuatro horas de Jesús.
Según unas declaraciones que recogió la Agencia Efe, Nothomb dijo: «Yo propongo mi visión de Jesús, y soy consciente de que no poseo la verdad». Su verdadera intención fue abordar la aceptación del dolor, y en ello hacía una profunda exploración del amor entre Jesús y María Magdalena y del sufrimiento a la hora de verse crucificado y a las puertas de la muerte. Sed, según la autora, no buscaba la provocación ni el escándalo, pero la Iglesia consideró la novela como algo blasfemo. «Mi libro no es religioso, pero ha hecho enfadar católicos por la carnalidad de Cristo, y a ateos por la temática religiosa de la novela», explicó.
Pelotón de fusilamiento
Pues bien, esta Nothomb que bucea en su propio pasado pero dotada de una pulsión imaginativa a la hora de crear nuevos argumentos narrativos que vayan más allá de lo establecido, acaba de publicar una novela que, a inicios de febrero, presentó en Madrid y Barcelona y que vino precedida de estos comentarios entre la prensa francesa, que siempre dedica todo tipo de parabienes a la escritora: «El libro que ningún lector de Amélie Nothomb había leído jamás. El libro que todos los lectores de Amélie Nothomb esperaban. El libro clave» (François Busnel, La Grande Librairie); «Amélie Nothomb dando lo mejor de sí misma: cruel, tierna, divertida» (Nathalie Crom, Télérama); «Con la sensibilidad mágica y el humor lleno de tacto que la distinguen» (Jean Birnbaum, Le Monde)…
Una historia muy cercana y a la vez muy lejana, pues no en vano narra la historia de su padre antes de que naciera ella. Primera sangre, su novela número treinta, fue galardonada con el Premio Renaudot en el año 2021 y, con ella, Nothomb rinde tributo a su padre, que acababa de fallecer cuando emprendió la escritura de esta obra. De este modo, su propósito fue reconstruir el origen de su familia antes de que ella apareciera en este mundo. Y su mismo inicio no puede ser más impactante, tras un epígrafe genial de Sacha Guitry: «Mi padre es un niño grande al que tuve cuando yo era muy pequeño».
Y es que ya en la primera página encontramos a un hombre frente a un pelotón de fusilamiento. La acción se sitúa en el Congo, en 1964. Ese hombre, secuestrado por los rebeldes junto con otros mil quinientos occidentales, es el joven cónsul belga en Stanleyville. Se llama Patrick Nothomb y es el futuro padre de la escritora: «El tiempo se estira, cada segundo dura un siglo más que el anterior. Tengo veintiocho años», dice la víctima. «Frente a mí, la muerte tiene el rostro de los doce ejecutantes. La costumbre exige que, de entre todas las armas repartidas, una esté cargada con balas de fogueo. Así cada uno de ellos puede considerarse inocente del asesinato que está a punto de perpetrarse. Dudo que esta tradición se haya respetado hoy. Ninguno de esos hombres parece necesitar una posibilidad de inocencia».
Toni Montesinos
© de la fotografía de la autora: G. Garitain
© de la fotografía de Patrick Nothomb: Olnnu
© de la fotografía de portada: Patrick Swirc
PRIMERA SANGRE
Amélie Nothomb
Anagrama, traducción de Sergi Pàmies, 152 pp., 18,90 €