IOLANDA BATALLÉ es escritora, editora y directora. Ha estudiado literatura y dirección de empresas. Ha trabajado en cuatro continentes. Ha dirigido editoriales y una institución pública. Ríe, abraza y medita, no siempre en ese orden. Es autora de la colección de cuentos «El límite exacto de nuestros cuerpos» y de dos novelas, La memoria de las hormigas y Haré todo lo que tú quieras, con la que ganó el Premio Prudenci Bertrana 2013. Explica su estimulante y empática manera de liderar equipos en Atrévete a hacer las cosas a tu manera.
¿Qué libro recuerda de su infancia?
De pequeña me encantaban los cuentos de los Pitufos de mi abuelo, que aún conservo encuadernados en unos enormes volúmenes rojos, y los de Madò Cullereta, del noruego Alf Prøysen, una abuelita que adaptaba el tamaño de una cucharilla. Estuve obsesionada con Alicia en el país de las maravillas, con una mezcla de curiosidad y miedo a partes iguales. En general, me gustaban los libros con niñas potentes, Pipi Calzaslargas, Mafalda… A los doce años aproximadamente, mis padres se dejaron en una mesa Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, que devoré. No era un libro adecuado a mi edad, pero marcó un antes y un después y es la obra que me hizo lectora compulsiva.
¿Qué libro no pudo terminar?
No sabría decirle.
¿Qué libro desearía que no se hubiera acabado nunca?
¡Me sucede con tantos libros!
¿Qué libro le gusta regalar?
Cualquiera que me haya apasionado. Con veinte años leí en inglés Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estes (que justo ahora saldrá en catalán en Penguin Random House) y que es un libro que he regalado mucho. Otros títulos que me gusta también regalar son Un lugar seguro, de Wallace Stegner (Libros del Asteroide), los poemarios de Antònia Vicens y Emily Dickinson, La mort i la primavera, de Mercè Rodoreda y novelas de Djuna Barnes.
¿Qué libro no regalaría nunca?
Los que no me han gustado, que además me guían a la hora de editar y escribir.
¿Qué libro le habría gustado escribir?
Libros como El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers, la obra de Salinger, poesía como la Canción de amor de J. Alfred Prufrock, de T.S. Eliot, otra vez La muerte y la primavera, de Mercè Rodoreda…
¿Qué cree que se debería hacer para fomentar la lectura?
Tenemos que hacer que la lectura sea sexy, que surja en niños y jóvenes esta llama que tenemos quienes nos apasiona leer. Compartir la emoción de la lectura y hacerles entender lo divertido que es leer. Otra cosa que he intentado hacer siempre es que el libro esté físicamente presente en lugares donde uno no se lo espera: bares, cafeterías, fiestas, salas espera, grandes superficies, un córner de Ikea, por ejemplo. Que la gente llegue a los libros como sucede con el programa del periodista Xavier Grasset, «Més 324», del canal 3/24. Gente que nunca miraría un programa de libros los tiene presentes en dicho programa.
MASSA DEUTES AMB LES FLORS
Columna, 256 pp., 20,50 €
DEMASIADAS DEUDAS CON LAS FLORES
Traducción de Ana Ciurans Ferrándiz, 224 pp., 20,50 €