De la mano de editorial Planeta, Gonzalo Giner nos brinda una nueva novela histórica en la que, con su ya habitual habilidad narrativa, reproduce atractivos episodios históricos alrededor de Saladino, el legendario sultán de Egipto que llegó a ser admirado tanto por musulmanes como por cristianos y que profesaba un enorme amor por la yegua con la que logró gran parte de sus conquistas, y nos transportará a algunas de las más míticas y desconocidas ciudades de Oriente que gozaron de gran esplendor, junto al glamour del París del siglo XXI o de un emirato bañado en dinero gracias al petróleo
Resulta imposible sumergirse en esta historia sin conocer de manera simultánea las vicisitudes de Saladino, también conocido como «brazo guerrero de Alá», un gobernador capaz de unificar por primera vez el islam y cuya admiración por los caballos va más allá de la obligación para el «buen creyente»: Saladino consideraba que la energía de los animales pasaba también por su propio cuerpo. Así que este relato también es un reflejo del fiel amor que puede llegar a establecerse entre un jinete y su caballo, la mítica Shujae, a la altura de otros nombres igual de memorables como Marengo o Bucéfalo.
Sarah Ludwig es una empleada de la lujosa tienda de Hermès en París y nadie sospecha que lleva una segunda vida en la que, gracias a los trucos de ilusionismo heredados de su abuelo, es capaz de hacerse con algunas de las obras de arte más valoradas internacionalmente, dando el «cambiazo» en los museos.
Ella es el punto de partida de La sombra de los sueños, una historia coral en la que el anhelo del emir de Fuyarja de recuperar el esplendor de los tiempos de Saladino le llevará a reunir un equipo de eminentes científicos como nunca antes se había podido imaginar. Sarah es reclutada por el emir Jalid bin Ayub para una misión que necesita de mucha habilidad «ilusionista»; también ha contratado a Amina, una brillante zooarqueóloga que deberá encontrar los restos de la yegua del héroe islámico, y se ha propuesto ayudar a escapar de prisión a Mao Zhao Yang, un científico detenido en su país por haber sobrepasado con sus experimentos los límites de la ética, para que le ayude en sus planes junto al reputado veterinario Pawel Zalewski.
Todos ellos trabajarán para el emir sin saber exactamente cuál es la labor del otro, pero con unos medios a su alcance que solo una potencia exportadora de petróleo como es Fuyarja puede financiar. El objetivo: convertir en realidad los sueños de Jalid; revivir, gracias a la ciencia, a Shujae. Pero, hay algo más… Jalid se aprovecha de su capacidad económica para atraer a estos trabajadores en un momento difícil de sus vidas, cuando son vulnerables, y además no dejará pasar la ocasión de seducir a Sarah.
La novela viaja también al pasado de Sarah, marcado primero por su abuelo Jacob Ludwig. Jacob fue un famoso ilusionista de la resistencia judía contra la Alemania nazi, capaz de idear un plan durante una actuación en la fortaleza Kaiserburg, con Hitler y toda la cúpula de las SS presentes, en el que sustrajo la conocida como Lanza de Longinos. El abuelo de Sarah se hará cargo de la educación de su nieta, debido al enfrentamiento que mantienen sus progenitores. Isaac Ludwig, agente del Mosad, y Dalila Rut iniciaron una relación marcada por las diferencias de sus lugares de origen, uno israelí y la otra kurda. Pese a superar las reticencias de sus familias con un matrimonio prácticamente secreto, el ascenso de Isaac a los servicios secretos de su país pondrá contra las cuerdas la relación y terminará con la renuncia de Dalila a una vida en las sombras y el regreso a su país. Sarah nunca sabrá la verdad de lo ocurrido y crecerá con el recelo de la ausencia materna y un padre superado por su trabajo.
La figura de Saladino y el poder de atracción que ejerce sobre el emir es uno de los temas centrales de la novela. Gonzalo Giner nos transporta a 1181 cuando Saladino, el gran Sultán de Egipto, consigue lo que parecía imposible, la unificación por primera vez del islam en lo que se vendría a llamar la Guerra Santa contra los cristianos. Esta obra permite conocer aún mejor esta figura histórica del siglo XII y la preocupación que arrastra respecto a la percepción que tendrá su pueblo de él, su amor por los caballos o la generosidad con sus enemigos, siempre que estos muestren un alma valiente, en una época en que las matanzas se justificaban en nombre de Dios. Conquistador de ciudades como El Cairo y Damasco, Saladino es la persona en la que se fija Jalid para recuperar el esplendor de una época a través de un dirigente que demostró en numerosas ocasiones el respeto hacia sus rivales. Por ejemplo, en el cruento enfrentamiento con Ricardo Corazón de León, el por entonces rey de Inglaterra, decidido a reconquistar la ciudad santa durante la cruzada de los reinos cristianos. Las únicas lágrimas que derramará Saladino serán por su fiel acompañante Shujae, una yegua siempre presente en sus más importantes victorias. Consciente del mucho tiempo que les separaba de la definitiva conquista, Saladino decidió dar gusto a Shujae y se apartó de sus generales para tomar un sendero que conducía a la vecina tumba de los profetas Zacarías y Malaquías. En realidad, no era la tumba lo que quería visitar. Quería tener un rato de reflexión con su yegua; disfrutarla
EL AUTOR
Gonzalo Giner, veterinario de profesión, logró el éxito literario con El sanador de caballos, en 2008, que alcanzó cotas de crítica y público muy elevadas. Con su siguiente novela, El jinete del silencio (2011), nos descubrió los antecedentes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo XVI. En Pacto de lealtad (2014), en cambio, el autor dio un salto en su producción literaria. Pergeñó una novela minuciosamente documentada para narrar, por vez primera, la participación de los perros en dos de las guerras más sangrientas del pasado siglo XX: la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil. Ha publicado también Las ventanas del cielo (2017) y fue ganador del Premio de Novela Fernando Lara 2020 con La bruma verde. También se ha adentrado en el campo de la no ficción con uno de sus trabajos más personales, un anecdotario colectivo sobre lo que supone el ser veterinario.