Nuria Labari (Santander, 1979) es escritora y periodista. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco y Relaciones Internacionales en el Instituto Ortega y Gasset. Su libro de cuentos Los borrachos de mi vida fue ganador del VII Premio de Narrativa de Caja Madrid en 2009. En 2016 publicó su primera novela, Cosas que brillan cuando están rotas, a la que siguieron en 2019 La mejor madre del mundo y en 2022 El último hombre blanco. Ha sido traducida al inglés, al rumano y al sueco. Escribe semanalmente en El País y forma parte del equipo de comunicación de Movistar Plus+.
Ahora presenta No se van a ordenar solas las cosas, un compendio de cuentos donde los personajes luchan por encajar en el relato de sus propias vidas, héroes y fracasados al mismo tiempo.
© Asís G. Ayerbe.
1. ¿Cuándo empezó a escribir?
Mis primeros cuentos, canciones y diarios son de muy pequeña. Creo que tengo diarios desde los ocho o nueve años hasta los 19. Diarios con entradas de concierto pegadas, abonos de autobús, hojas secas, lágrimas, gotas de sangre y envoltorios de chicles. Deseaba preservar el tiempo y viajar a través de él. A los 16 me escribí una carta a mi yo de 45… esa clase de cosas. A los 20 empecé a escribir con ambición literaria.
2. ¿Cuándo y cómo escribe?
Escribo mientras vivo, mientras paseo, trabajo, me embarazo, hago el amor, viajo en metro, voy en coche, me indigno o hago la compra. Me refiero a que la escritura nace para mí de un baile atento y erótico con la realidad. Hay muchas horas de vida, de experiencia y mucha libreta antes de lo que es la pura escritura. Después el momento de escribir el libro, las 130 páginas de este libro de cuentos, puede suceder en cualquier parte. Me encantan las cafeterías, a poder ser con chaflán a la calle. Son mis favoritas. Pero también escribo en trenes, hoteles, casas de amigas o en la mesa de mi cocina. Mi cuarto propio es mi portátil.
3. ¿A mano o a máquina? (la escritura, no el lavado).
Imprescindibles son para mí los cuadernos, como os contaba arriba. Las notas (que a veces son en papel y otras incluso de voz, me estoy viciando mucho con las notas de voz del móvil) y después la escritura propia del manuscrito en máquina. Rosa Montero me descubrió Scrivener, una aplicación que recomiendo a cualquiera que esté escribiendo un libro.
4. ¿Tiene alguna manía o hábito ante el momento de la escritura?
Creo que no. Me cuesta mucho abrir el tiempo de la escritura. La manía sería resistir, no atender al móvil,
5. ¿A quién pediría consejo literario?
A Rosa Montero, que ha leído todos mis manuscritos desde el primer cuento. De todas las personas con las que comparto textos Rosa es la más letal (cuando no le gusta) y la más entusiasta (cuando sí). Nunca es complaciente y tiene una gran intuición literaria que es de gran ayuda. Y por supuesto a Alejandro Gándara, que es todas mis ayudas, no solo la literaria. Pero también a Albert Puigdueta, mi editor y lector de todas mis novelas, o a Juan Casamayor, editor de mis cuentos y excelente consejero literario también… Y a las amigas que me acompañan, por supuesto.
6. Si pudiera reencarnase en algún escritor/es, ¿a quién elegiría?
Me gustaría vivir una mañana como Virginia Woolf, un día como Marguerite Duras, una semana como Emily Bronte, un mes como Safo de Lesbos y un año como Wislawa Szymborska, a poder ser en lo mejor de su romance con Kornel Filipowicz.
7. ¿Qué recomendaría a los autores noveles?
Obsesionarse con aprender a leer antes que con aprender a escribir. Buscar buenas maestras y maestros. No tener miedo. Escuchar mucho. Y escucharse mucho.
NO SE VAN A ORDENAR
SOLAS LAS COSAS
Nuria Labari
Páginas de Espuma, 144 pp., 17 €