Los lectores interesados en el gnosticismo se enfrentan con el problema de que, o bien los libros publicados sobre este complejo tema son de tipo muy superficial y sensacionalista (cuando no directamente esotérico), o bien se trata de grandes compendios y estudios filológicos orientados a los especialistas. Precisamente, El árbol de la gnosis, de Ioan Culianu, publicado por Erasmus Ediciones se sitúa entre esos dos tipos: es tanto un erudito trabajo académico que no renuncia al rigor científico, como un ensayo de alta divulgación que puede ser disfrutado por un amplio público general (aunque conviene tener algunas nociones de historia del cristianismo primitivo). Este título ha inaugurado brillantemente la colección Mnemósine de la editorial, una colección dedicada a obras serias sobre mitología, magia y esoterismo que augura grandes alegrías a los interesados en estos temas heterodoxos.
A Ioan Petru Culianu (Iasi, Rumanía, 1950-Chicago, 1991) lo conoce sobradamente cualquier aficionado a los estudios sobre mitología e historia de las religiones por sus colaboraciones con su compatriota Mircea Eliade y por ser autor de importantes obras como Eros y magia en el Renacimiento, Experiencias del éxtasis y Diccionario de las religiones (con Eliade). El árbol de la gnosis, que fue publicado de manera póstuma, creo que aparece por primera vez en lengua española. También escribió Culianu algunos libros de ficción, todavía no vertidos al español. Como curiosidad hay que indicar que Ioan Culianu murió asesinado en los aseos de la Universidad de Chicago en 1991, crimen que nunca llegó a resolverse (el profesor de la Universidad de Chicago Ted Anton escribió una biografía del estudioso rumano titulada El caso del profesor Culianu donde insinuaba que se trató de un crimen político).
Ioan Culianu, que abandonó en 1973 su inicial interés por la indología para centrarse en el estudio del gnosticismo, culmina casi dos décadas de investigación con este importantísimo Les Gnoses dualistes d’Occident: Histoire et mythes (París, Plon, 1990), cuya versión inglesa de 1992 apareció con el sugestivo título de The Tree of Gnosis. Dejemos que sea el propio autor quien exponga el objetivo de El árbol de la gnosis: «El tema de este libro es el estudio de una serie de tendencias, primero en la religión y luego en la filosofía, la literatura y la ciencia, que comparten una serie de supuestos comunes, como que este mundo y su creador son, si no malos, al menos inferiores. […] Creo que la novedad básica de esta obra no reside tanto en el volumen de información reunida por primera vez como en su método». En efecto, más que una síntesis más o menos exhaustiva sobre el gnosticismo (cosa que ya es una labor titánica), Culianu propone una novedosa visión dinámica del pensamiento gnóstico indagando en los tópicos comunes con que se fueron construyendo las numerosas variedades y ramificaciones del gnosticismo y el dualismo.
El árbol de la gnosis se divide en once capítulos (cada uno con una amplia cantidad de notas al final) en los que se traza una aproximación al difuso asunto de la gnosis religiosa, desde los primeros siglos de nuestra era hasta época medieval y el mundo contemporáneo. En algo más de 400 páginas se tratan los tópicos fundamentales del tema: alcance y definición de la gnosis, fuentes y textos antiguos, principales corrientes y personajes, tales como la gnosis valentiniana, el marcionismo, el maniqueísmo, el paulicianismo (una especie de marcionismo tardío), el borgomilismo, el catarismo, y unas conclusiones finales sobre el nihilismo moderno. La edición se completa con una amplia bibliografía recomendada.
Obviamente, no vamos a seguir todo el itinerario que realiza Culianu en la presente obra, salvo anotar algunas ideas centrales y originales del profesor rumano. Se propone que el punto de partida del mito gnóstico es la exégesis del Libro del Génesis. Esta exégesis invierte, constante y sistemáticamente, las interpretaciones recibidas y aceptadas de la Biblia («La exégesis inversa puede señalarse como el principal principio hermenéutico de los gnósticos»). En realidad, los gnósticos lo veían como un Génesis restaurado. «Proceden hacia esta operación de restauración —señala Culianu— a partir de una regla única que produce un número ilimitado de soluciones: El dios del Génesis no el el Dios supremo de la tradición. Esta conclusión es revolucionaria». Considera que las especulaciones gnósticas son semejantes a las de un juego de mesa o del ajedrez («también la filosofía, la ciencia e incluso la literatura son procesos computacionales»), es decir, ante cada interrogante que se plantea el teólogo existen unas pocas respuesta posibles. Un ejemplo de alternativa binaria: ¿En el origen del mundo había uno o dos principios? O el mal deriva del bien y entonces el bien no es tan bueno y el mal no es tan malo, o por el contrario el bien y el mal existen por separado, el mal es genuinamente malo y el bien genuinamente bueno. ¿Son bien y el mal dos principios que están mezclados? ¿Hay una jerarquía entre bien y mal o son iguales en poder? Dejo que Culianu lo explique: «A partir de una semilla, la gnosis crece hasta convertirse en un árbol que comienza a dividirse en ramas; algunas ramas siguen siendo virtuales, otras crecen realmente. El modelo generativo de los sistemas gnósticos es en realidad un árbol, el árbol de la gnosis. De este árbol de conocimiento los eruditos, en su profundo respeto por la tradición, rara vez comen; pero una vez que lo hacen deben reconocer hasta qué puntos las creencias y teorías humanas están relacionadas con los juegos humanos. […] Cualquiera de los grupos gnósticos que producen textos parece jugar cada vez de nuevo al juego de mesa y, por tanto, los resultados son diferentes; son transformaciones unos de otros». Estas transformaciones lógicas pueden originarse de forma bastante independiente en las operaciones de las mentes humanas en cualquier entorno y época.
Ciertamente El árbol de la gnosis es un libro de lectura algo exigente, pero queda compensada con la información de unas doctrinas teológicas de una fantasía torrencial y una sutileza lógica sombrosas (no extraña que los gnósticos fascinaran a Jorge Luis Borges). Para terminar no puedo dejar de referir la alucinante exégesis de Giovanni di Lugio, uno de los últimos cátaros: «La Biblia es absolutamente falsa para este mundo, pero es absoluta y literalmente verdadera en otro mundo, al que se aplican las narraciones perfectamente históricas del Antiguo y del Nuevo Testamento». Sugiere la existencia de universos paralelos, en definitiva.
José Luis Rodríguez