La remontada de la Feria del Libro de Madrid 2017 da nuevas esperanzas al sector editorial.
Las ventas de la recién clausurada 76ª edición han crecido un 8 por ciento con respecto al año pasado. Se han superado los 8 millones de euros de facturación repartidos en los ejemplares adquiridos por más de 4.000 visitantes.
Raquel Moraleja
Desde hace ya más de 70 años ―76 este 2017, para ser más exactos―, la Feria del Libro de Madrid es el evento del sector editorial más importante del año. Junto con Sant Jordi en Barcelona, la feria de la capital ocupa el Parque del Retiro durante una quincena de días (últimos de mayo y primeras dos semanas de junio). Los jardines se llenan con cientos de casetas ocupadas por todos los agentes del sector editorial, desde los gigantes hasta los más humildes.
Grandes conglomerados editoriales como el Grupo Planeta y Penguin Random House ocupan casetas que son cuatro o cinco juntas en realidad. Todo es cuestión de alquileres: tamaño, posición estratégica con respecto a los puntos de entrada y los puestos de comida… Después están las editoriales pequeñas, las que arriesgan con cuatro o cinco títulos al año que nadie más publicaría. Éstas tienden a agruparse en una caseta de las pequeñas, ya sea porque pertenecen al mismo grupo, porque se llevan bien o porque el apoyo es más importante que la competencia, y deciden compartir gastos. Por otro lado, las librerías traen los títulos más demandados de sus escaparates a una feria que se convierte en su segundo hogar al término de la primavera. Si paseamos por la sede original de muchas durante estos días, veremos un cartel en la puerta anunciando el número de caseta en el que se encuentran sus inquilinos, realizando la misma labor que cada día, pero en un espacio más pequeño a la vez que más inmenso. Se les nota a ellos, a los libreros, lo fácilmente que atraen a los paseantes que miran de soslayo, lo bien que colocan su adorada mercancía. Aunque para adoración, ninguna supera la de los editores que acarician las tapas de sus libros mientras interactúan con los lectores, rostros invisibles, números agradecidos en la cuenta a final de mes, a los que rara vez ponen rostro.
Por otro lado se encuentran las distribuidoras, aquellas que, durante el resto del año, tienen en sus manos el destino de gran parte del resto de casetas. Uno no es nadie ―en el sector del libro― si no está bien distribuido. Las grandes superficies comerciales, las que a diario mezclan libros con perfumes, refrescos y televisores, tienden a acaparar las colas más largas para las firmas de rostros mediáticos, esos que llegaron a la página escrita de rebote. Y, entre las que restan, organismos, asociaciones, diputaciones, bibliotecas…
Un fresco que retrata, en apenas 15 días, el presente y el futuro del libro español.
Buenas cifras para el 2017
Clausurada la feria el pasado 11 de junio, todos esperaban ávidos los resultados. La lluvia les había respetado. Todos los días, a cualquier hora, había que sortear visitantes para acercarse a las casetas. Los sábados y domingos, directamente, aquello se convertía en una concentración de curiosos o compradores compulsivos. Bolsas y bolsas con ese gato que tan bien abrió la feria, en boca de todos por sus bigotes naif hechos con la imagen que aparece en Google al teclear la palabra «libro». O te encantaba o lo odiabas, pero todo el mundo hablaba del minino rojo.
Los datos oficiales confirman la buena sensación que se paladeaba cada día de feria. Las ventas han crecido un 8% con respecto al 2016. De 8,2 millones facturados en las casetas se ha pasado a 8,8 millones. Un tímido ascenso, pero más que considerable, y un horizonte luminoso para el sector. Los tiempos continúan siendo difíciles. Casi la mitad de los españoles no lee un libro en todo el año; las encuestas así lo afirman. Tecnología y libro no se odian, pero aún están aprendiendo cómo quererse. Sin embargo, la cita en el Parque del Retiro deja buen sabor de boca, ganas de más, de ser valientes y atrevidos el resto del año, de amar todos y cada uno de los oficios ―escritores, editores, libreros…― que estos días se han arrejuntado.
Con respecto a los visitantes, los indicadores procedentes del muestreo realizado registran, por primera vez, alrededor de 4.000 personas. De su estudio demográfico, quizá libreros y editores deberían extraer conclusiones. El 66 por ciento de los visitantes han sido mujeres, y de ellas, muchas jóvenes en torno a la veintena. ¿Son las principales consumidoras de libros de nuestro país?
Un 20 por ciento de los visitantes procedían de otras comunidades autónomas, lo que parece confirman que la Feria del Libro de Madrid se está convirtiendo en una cita anual de atracción turística. Las casi 4.000 entrevistas que la organización realizó a los visitantes revelan más datos: un 85 por ciento de los encuestados dice haber visitado anteriormente la Feria, mientras que para un 15 por ciento la actual edición ha sido su primera vez. Entre los encuestados, un 55 por ciento afirmó que gastaba en libros entre 20 y 50 euros; el 27 por ciento entre 50 y 100 euros, y el 10 por ciento, más de 100 euros.
Las encuestas a pie de parque también han revelado un esperanzador dato: ha aumentado considerablemente el público juvenil. ¿A por qué libros vienen los adolescentes a la Feria del Libro de Madrid? Eterna pregunta: ¿lo importante es que se lea o lo que se lea? Nuevas editoriales de poesía sencilla y emocional, cantautores, presentadoras de televisión… y, por supuesto, el último fenómeno viral: los youtubers.
Youtubers frente a grandes autores
Todos los medios de comunicación coincidieron el lunes 29 de mayo con una noticia: ¿cuál había sido la cola más larga del primer domingo de la Feria del Libro de Madrid, el día de mayor afluencia? En una esquina del ring, Fernando Aramburu, narrador consagrado, autor de esa magnífica joya que es Patria; en la otra, Luna Dangelis, veinteañera con miles de seguidores en la red social de vídeos Youtube que ha publicado en Planeta su primer libro: Crea tus sueños.
Puede que lo importante sea traer otro dicho a colación: para gustos, los colores. La youtuber, conocida por sus vídeos sobre Pokemon y Minecraft y diversos retos frikis, acaparó una cola que superó el tiempo de firmas ―las terminó sentada en un banco del parque―, formada principalmente por chicas de entre 13 y 20 años. Aramburu firmó durante horas y horas, mañana y tarde, a jóvenes y mayores, hombres y mujeres, pero todos ellos emocionados, agarrados a su ejemplar y a lo que su lectura había cambiado en ellos.
Es el hombre de moda del mundo de las letras. Lleva 18 ediciones y más de 400.000 ejemplares vendidos. No había caseta de librería que no tuviese sus ejemplares de Patria bien a la vista, y todos se los llevaban. La de Aramburu ha sido una de las novelas que más ha revuelto a tantos lectores y tan diferentes en los últimos años en España. Un bestseller de altísima calidad literaria. Bienvenido sea.
Homenaje a Miguel Hernández
La Feria del Libro de Madrid ha recordado a Miguel Hernández en la voz de una veintena de poetas, con motivo del 75 aniversario de su muerte.
Un verso de Cancionero y romancero de ausencias, aquel que dice «Yo siempre en pie quisiera verte», ha dado título a una velada con la mediación de los poetas Jordi Doce y Javier Lostalé. Entre otros muchos poetas, Marta Agudo leyó Me sobra el corazón; Joan Andión, Me llamo barro aunque Miguel me llame; José Cereijo, Nanas de la cebolla; Jordi Doce, Canción última; Ariadna García, Eterna sombra; Aarón García Peña, Los cobardes; Enrique Gismero, [Umbrío por la pena, casi bruno] y Yo sé que ver y oír a un triste enfada; José Luis Gómez Toré, Hijo de la luz y la sombra, III…
Eventos como éste, junto con el nacimiento de nuevas editoriales dedicadas a la poesía ―principalmente orientadas a un público muy joven―, denotan un buen estado de salud de un género siempre minoritario.
Nueva literatura juvenil frente a la de toda la vida
Frente a los youtubers o fenómenos de masas adolescentes como Blue Jeans, resisten, un año más, los grandes autores de narrativa juvenil, aquellos con los que crecieron ―y quizá gracias a los que se engancharon a la lectura― los paseantes de veintitantos en adelante.
El escritor Jordi Sierra i Fabra, durante una de las jornadas, se dirigió, a través de El Micro de la Feria, a los niños y jóvenes que en ese momento paseaban entre las casetas del Paseo de Coches de El Retiro: «A vuestra edad, yo leía un libro al día y leer me salvó la vida. Era un mal estudiante, no era brillante, era tartamudo, no podía hablar con nadie, pero leer me dio la cultura que tengo y me ayudó a superar la tartamudez». Su invitación a la lectura vino acompañada por la expresión de gratitud hacia la Feria, en la que ha participado en todas las ediciones durante los últimos treinta y siete años: «Me siento honrado de formar parte de esta familia. Leyendo se aprende a vivir, a pensar».
Los historias que nos llevamos
- Connerland, de Laura Fernández (Literatura Random House)
- Los primeros editores, Alessandro Magno (Malpaso)
- Cuentos de hadas, de Angela Carter (Impedimenta)
- Patria, de Fernando Aramburu (Tusquets)
- Clavícula, de Marta Sanz (Anagrama)
- Redención, de Ray Loriga (Alfaguara)