Los pacientes del doctor García, Almudena Grandes, Tusquets, 768 pp., 22,90 €.
La dimensión de la empresa literaria de Almudena Grandes es titánica. Bajo el epígrafe general de Episodios de una guerra interminable, asume una tarea narrativa que la convierte en una rara avis de las letras contemporáneas. Sólo Tu rostro mañana de Javier Marías tenía una ambición parecida, aunque su planteamiento fuera diametralmente opuesto.
Los pacientes del doctor García supone la cuarta entrega ─a la galdosiana manera y forma─ en la que Grandes se afana en levantar las faldas de la guerra y la dictadura para rescatar a los titanes anónimos, a los malos que no lo son tanto ─o lo son demasiado─, las gestas ignorada, los personajes históricos implicados o los romances clandestinos… para poner frente al espejo a héroes olvidados o cabrones redomados que el viento de la Historia se ha encargado de barrer o enterrar. Todo comenzó con Inés y la alegría, para continuar con El lector de Julio Verne y Las tres bodas de Manolita. A la presente entrega le que seguirán: La madre de Frankestein y Mariano en el Bidasoa, que completarán un total de 4000 páginas dispuestas a no permitirnos olvidar. Si en anteriores novelas se centró en narrar el Madrid del hambre, las cárceles de posguerra pobladas de inocentes o la explotación laboral de hijos de los vencidos… ahora nos habla, en modo de suspense, de conspiraciones nazis, de misiones de espionaje y de la Alemania del ocaso del Tercer Reich para recalar en la Argentina peronista donde irán a parar muchos de los asesinos resultantes de la Segunda Gran Guerra. Como en anteriores libros, «la marca de la casa Grandes» pasa por algo nada fácil sin buen pulso narrativo: hacer interactuar a personajes históricos ─como Negrín o Clara Stauffer─ con seres de ficción, y dotarlos de verosimilitud, sin perder la raíz decimonónica trufada de legua popular cuando es preciso, como haría el maestro de Los episodios nacionales.
Los pacientes del doctor García nos habla de criminales de guerra nazis así como de la participación activa del gobierno franquista en connivencia con el peronista. Mención aparte merece «Clarita», la única mujer que fue reclamada por los aliados por su participación en la red de acólitos del Führer, escapados a Sudamérica y que, por esa rara suerte del destino, murió en su cama en el Madrid de 1984…. ¿Cómo lo consiguió?: con dinero, conspiraciones varias, contactos y una medida doble identidad (española y alemana; nazi y falangista; deportista competitiva y propagandista de la opresión de la Sección Femenina). Desde su pisito del foro dirigió una red clandestina que ayudó a 800 criminales de guerra a eludir la justicia internacional a partir de 1945, cuando el viejo continente acababa de terminar su periodo más convulso. Un ardor justiciero, por cierto, que fue aminorándose conforme se calentaba la Guerra Fría y se enfriaba la Segunda Guerra Mundial, que llegó a salpicarla. Fue la única mujer que figuró en la Lista de los 104 reclamados en 1947 por el Consejo de Control Aliado al ministro de Asuntos Exteriores, Martín-Artajo. Ni uno solo de todos ellos, tampoco Clara, hija del director de la cervecera Mahou e íntima amiga y correligionaria de Pilar Primo de Rivera, fueron entregados por el régimen franquista, que protegió a lo más granado de la industria del exterminio que desató el Tercer Reich. Y así avanza el libro, siguiendo una trama de espionaje organizada por Negrín y el embajador Pablo Azcárate, desde Inglaterra, que intentará devolver por vía diplomática la democracia que las armas arrasaron. Una misión en la que se verán envueltos dos espías de tinta ─el médico García Medina y el diplomático Arroyo Benítez─ para llegar a un entente perfecto entre creatividad y verdad. Los fragmentos de la historia serán narrados en tiempos distintos y nos trasladarán a un paisaje político y social donde veremos desfilar a personajes sobradamente conocidos: Pilar Primo de Rivera, Largo Caballero, Andreu Nin, Eva Perón, Norman Norman Bethune, creador olvidado de los bancos de sangre…
Para quienes aman la novela como el formato más interesante que el mundo de tinta ha creado, Almudena Grandes es, sin duda alguna, una de las voces más gratificantes y solventes del panorama actual. Si don Benito saliera de su tumba, se levantaría el cráneo ─a la valleinclanesca manera─ para saludar, no sólo la actual entrega, sino las anteriores… y las venideras.
Por Ángeles López
SINOPSIS
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
Thriller y novela de espías, Los pacientes del doctor García es tal vez la historia más internacional y trepidante de Almudena Grandes, su narración más ambiciosa, en la que conecta acontecimientos reales y desconocidos de la segunda guerra mundial y el franquismo, para construir las vidas de unos personajes que no sólo comparten la suerte de España, sino también la de Argentina.
BIOGRAFÍA
Almudena Grandes (Madrid, 1960) se dio a conocer en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón y El corazón helado, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. En 2010 publicó Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y Premio Sor Juana Inés de la Cruz), primer título de la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que siguieron El lector de Julio Verne (2012) y Las tres bodas de Manolita (2014).