El irlandés Colum McCann es autor de cinco novelas y dos libros de relatos. Ha obtenido los galardones literarios más prestigiosos, entre ellos el Pushcart Prize, el Rooney Prize, el Hennessy Award, el Irish Independent Hughes and Hughes/Sunday Independent Novel of the Year 2003, y el Ireland Fund of Monaco Princess Grace Memorial Literary Award. Su novela Que el vasto mundo siga girando fue galardonada con el National Book Award y el International IMPAC Dublin Literary Award.
En junio de 2014, Colum McCann sufrió una agresión en New Haven, Connecticut: después de tratar de ayudar a una mujer que había sido víctima de una agresión por la calle, fue atacado por el marido de esta, que le dio un puñetazo por la espalda y le dejó inconsciente. De aquella experiencia nace Trece formas de mirar, un libro profundamente personal, sutilmente subversivo, divertido y reconfortante, que cree en el poder sanador de la literatura y su papel en un mundo en el que el lenguaje y la memoria, aunque flaquean a menudo, nunca nos fallan.
¿Cómo concibió este libro? ¿Escribió las historias pensando en un solo volumen o, una vez escritas, se dio cuenta de que todas tenían algún nexo común?
Originalmente quería escribir trece historias, pero empecé a sentir que quedaban con calzador, así que lo corté. Creo que un escritor debe operar como un director de orquesta: quieres crear una sinfonía, una música de todo lo que acontece. Y, por tanto, tienes que concebir y sentir la sinfonía en su conjunto.
En la primera historia se puede sentir, de alguna manera, cuán poderosa es la voz narradora y, por tanto, el propio lector también deviene poderoso, gracias a las cámaras que le dan una nueva perspectiva de la historia.
Sí, me interesaba el efecto caleidoscópico y quería ver el mundo desde distintos ángulos. Quería cuestionar qué era «verdad», que era «real» y que era «imaginario». Creo que esas son preguntas fundamentales de nuestra época –especialmente en estos momentos en que algunas personas cuestionan las noticias falsas─.
Un autor trabaja volcado en sus obsesiones. Volvemos al pasado para dar sentido al presente. Y el pasado es un país fértil ─imaginativamete hablando─.
¿Que es la ficción? La ficción se modela, pero también la no ficción. En mi opinion, el periodista y el biógrafo la modelan tanto como el novelista. Y todos construimos novedades. Pero, como alguien dijo una vez, la ficción es la novedad que siempre permanence igual.
Tanto las cámaras como los saltos pasado-presente advierten al lector de que algo malo le va a suceder a Eliot. ¿Era su intención crearle al lector esta advertencia?
Me interesa la noción del tiempo, cómo el pasado afecta al futuro. Y como nuestra percepción del presente es igualmente valiosa de cara al futuro. Las cámaras son un doloroso y, en ocasiones, mordaz recordatorio.
Sh´kol es una potente y dolorosa historia de amor, miedo y pérdida. ¿Sabía Vd. cómo sería el final cuando empecé a escribirla?
Nunca tengo pistas. Me consider un explorador: sé que quiero llegar a algún sitio, pero nunca sé a cuál, ni siquiera sé si llegaré. Me encanta este sentimiento de misterio en la escritura. Escribimos con el fin de descubrir.
¿Son estos elementos ─el amor, el miedo, la pérdida─ autobiográficos?
Todo es, en el fondo, autobiográfico. La imaginación lo es. La poesía también. Pero no podría señalar un elemento en particular y decir «esto es totalmente autobiográfico». No suelo plasmar directamente mi vida en la ficción. Mi vidal real es, últimamente, bastante aburrida. Soy un irlandés de clase media blanca viviendo en Nueva York con tres hijos y un perro. ¡Y eso no es algo sobre lo que quiera escribir!
¿Podemos considerer que Beverly ─protagonista de Tratado─ es una heroína moral?
Sí, indudablemente es una heroína y una persona honrada. Pero también está herida, confusa y perdida. En otras palabras, es igual que nosotros. No es ningún dechado de virtudes, sino una mujer complicada.
Me pregunto si el personaje de Carlos se autocondena, ya que la reacción ante Beverly es una muestra de miedo, culpa y furia.
Diría que sí.
Para acabar, no me resisto a preguntarle como se siente un irlandés viviendo en la ciudad de Nueva York en pleno Brexit británico y en plena era Trump.
Odio a Trump. Me levanto cada mañana preguntándome cuál es la atrocidad del día que nos espera. Es embarazoso en todos los sentidos: embarazoso si sepiensa en ello, embarazoso si se observa, embarazoso pensar que representa a la que fue una gran cultura, que se está devorando a sí misma a gran velocidad.
En cuanto al Brexit, ¿no es lo mismo? Lo que más me preocupa es cómo va a afectar a la frontera co Irlanda. Hemos estado casi veinte años sin frontera entre norte y sur y ahora, eso esta bajo amenaza. Me da miedo.
María Borràs