Berta Isla, Javier Marías, Alfaguara, 552 pp., 21,90 €.
Esta es la crónica de una espera, el relato de lo no dicho, una remota narración sobre espías, la revisitación del mito de Penélope así como de su odiséico cónyuge pero también de El holandés errante, la crónica de una centinela que lleva una emocional existencia insular –«las vidas (…) como la mía y la suya, y también tantas y tantas, solamente están y esperan»–, el relato de los secretos llevados al terreno de los amantes, el recuerdo a lugares históricos ─IRA, Transición, Islas Malvinas…─ e incluso caben las denuncias antimodernas ─«humanidad sobreprotegida y haragana»─ en las que se escucha la voz del propio autor. Es todo ello y muchísimo más, como ocurre en cada entrega de Marías, pero sobre todas las cosas, es un espacio narrativo creado para hablarnos de la otredad amorosa, la espera, la impenetrabilidad del otro y la identidad.
Berta Isla está emparentada con novelas anteriores del autor. El espionaje del MI6 aparece tanto en Tu rostro mañana como en Los enamoramientos o en Así empieza lo malo. Todas ellas son novelas plagadas de secretos ─por imperativo o voluntad propia─ así como de escrúpulos que atormentan a quien sabe algo o hace cualquier cosa que podría alterar las vidas ajenas. No obstante, estos asuntos ya estaban latentes en obras como Todas las almas, al igual que las relaciones de pareja o la incomunicación.
La sinopsis, como cualquier resumen, resulta reduccionista a la hora de presentar una obra de esta envergadura: Tom (o Tomás) Nevinson, es un políglota angloespañol que trabaja como espía gracias a su particular don de imitar voces y acentos. Nunca sabremos nada de su trabajo, como le ocurre a su mujer, Berta Isla, aunque sí conoceremos su vida personal, a diferencia de cualquier otro espía descrito en la literatura. La pareja se conoció en el instituto, se casó y tuvo dos hijos… pero nuestra protagonista se ve condenada a esperarle durante largos periodos sin saber nada de él, ni en qué ocupa su tiempo ni cuándo regresará. Una relación empañada por secretos, conjeturas, fingimientos y, claro está, resentimiento. Pero todo cambia cuando su Berta crece, evoluciona y cambia de registro vital.
La tendencia de Marías a la digresión y a la morosidad narrativa es de sobra conocida, pero es oportuno recordar que no lo hace de forma gratuita. No dilata párrafos, situaciones o monólogos internos como recreo personal sino para dotar a cada escena de un suspense que bien pudiera haber filmado el Wim Wenders en estado de gracia que conocimos durante París, Texas.
Gracias a las dos voces ─la interna de la protagonista y la omnisciente del narrador─ sabemos de las tribulaciones de Berta en su terrible espera llena de silencios, desconocimiento del otro y necesidad de amor ─que ya tuviera María Dolz, la narradora de Los enamoramientos─, así como de las circunstancias que han empujado a Tomás a una vida clandestina. Algo que nos ayuda a empatizar con los dos extremos del conflicto. El ritmo de la novela así como su agógica de adagio, no solo resulta absolutamente poético, sino privativo del autor de Negra espalda del tiempo.
Las cuestiones en las que abunda la obra ─ser y no ser, suceder y no haber sucedido, ser pero no haber sido nunca─ al igual que la comunicación entre vivos y muertos ─como si Tomás fuese un espíritu de sí mismo, y abordados en las obras de Mankiewicz, Dickens o Shakespeare─, suponen una recurrencia del autor. De igual modo que el desasosiego, la incertidumbre o el miedo, tal y como los aborda, podrían sostener una obra de pensamiento allá donde la novela no puede llegar… Pero las novelas de Marías llegan donde a él le da la gana en tanto que tiene lo que pocos escritores atesoran: buena encarnadura en sus reflexiones, personajes dotados de solidez y un magnífico pulso para el 3D de la ficción.
Berta Isla ─la decimotercera novela del autor, aunque, según sus cuentas, son quince las escritas ya que Tu rostro mañana les supuso un esfuerzo de recomienzo en cada una de sus tres partes─, es la primera ocasión en la que una obra de Marías lleva un nombre propio en el título. El volumen estuvo a punto de titularse Berta Isla de Nevinson, porque ese es el apellido del marido y el autor quería evocar la antigua fórmula de «señora de» pero al final decidió dejarla sola ante el lector que descubrirá caminando en cada párrafo cómo su marido llega a casa después de una eterna ausencia y ella reescribirá a su manera la wagneriana leyenda del navegante. No hay nunca «un mejor Javier Marías» porque todo lo que hace es bueno o superior… y porque el conjunto de su obra es un perfecto contínuum.
Por Ángeles López
SINOPSIS
Berta Isla y Tomás Nevinson se conocieron en un instituto madrileño y muy pronta fue su determinación de pasar la vida juntos, sin sospechar que los aguardaba una convivencia intermitente y después una desaparición. Tomás, medio español y medio inglés, es un superdotado para las lenguas y los acentos, y eso hace que, durante sus estudios en Oxford, la Corona ponga sus ojos en él. Un día cualquiera, «un día estúpido» que se podría haber ahorrado, condicionará el resto de su existencia, así como la de su mujer.
Es la historia de una espera y de una evolución, la de Berta, pero también nos habla de la tenacidad y de la fragilidad de una relación amorosa plagada de secretos, ocultaciones, fingimientos y, a la postre, resentimientos… Es la historia de quienes quieren parar desgracias e intervenir en el universo, para acabar encontrándose desterrados de él.
BIOGRAFÍA
Javier Marías (Madrid, 1951) es autor de Los dominios del lobo, Travesía del horizonte, El monarca del tiempo, El siglo, El hombre sentimental (Premio Ennio Flaiano), Todas las almas (Premio Ciudad de Barcelona), Corazón tan blanco (Premio de la Crítica, Prix l’Oeil et la Lettre, IMPAC Dublin Literary Award), Mañana en la batalla piensa en mí (Premio Fastenrath, Premio Rómulo Gallegos, Prix Femina Étranger, Premio Mondello di Palermo), Negra espalda del tiempo, de los tres volúmenes de Tu rostro mañana: 1 Fiebre y lanza (Premio Salambó), 2 Baile y sueño , 3 Veneno y sombra y adiós, de Los enamoramientos (Premio Tomasi de Lampedusa, Premio Qué Leer) y Así empieza lo malo. En 1997 recibió el Premio Nelly Sachs, en Dortmund; en 1998 el Premio Comunidad de Madrid; en 2000 los Premios Grinzane Cavour, en Turín, y Alberto Moravia, en Roma; en 2008 los Premios Alessio, en Turín, y José Donoso, en Chile; en 2010 The America Award en los Estados Unidos; en 2011 el Premio Nonino, en Udine, y el Premio de Literatura Europea de Austria; en 2012 el Premio Terenci Moix, y en 2015 el Premio Bottari Lattes Grinzane, todos ellos por el conjunto de su obra. Fue profesor en la Universidad de Oxford y en la Complutense de Madrid. Sus obras se han publicado en cuarenta y tres lenguas y en cincuenta y cinco países, con más de ocho millones de ejemplares vendidos. Es miembro de la Real Academia Española.