El best-seller francés Gilles Legardinier se pasa al thriller histórico con El milagro original (HarperCollinsIbérica).
Raquel Moraleja
Gilles Legardinier está acostumbrado al éxito. Si le preguntas cuál es la fórmula para que todas sus novelas -o guiones, cómics, obras de teatro…- funcionen, te dirá que no existe tal receta. Pero algo debe tener para vender más de tres millones de libros. ¡Y eso sólo en su país natal! Legardinier se ha hecho famoso en todo el mundo principalmente por sus comedias.
Ahora se pasa a un subgénero fructífero y recientemente inventado: el thriller histórico. Misterios antiguos sin resolver, manuscritos y mapas, secretos ancestrales… Y dos protagonistas a la carrera por el mundo entero. El milagro original (Harper Collins) es una novela de aventuras divertida, no exenta del particular humor del francés, sólida en su documentación y que hará las delicias de aquellos que ya estén buscando una lectura trepidante para el verano.
─Se trata de una novela muy diferente a los últimos títulos que han llegado a España, Como el perro y el gato (2016) o Mañana lo dejo (2013). ¿A qué se debe este cambio de registro?
Para mí realmente no es un cambio de registro. Como en mis otras novelas, los protagonistas son un hombre y una mujer. Lo que quería era llevar a mis protagonistas, y a todos los lectores, a viajar por el mundo. Es la historia de una pareja, una historia llena de sentimientos dentro de una aventura que pasa por encima de ellos y les supera en muchas circunstancias.
─También ha escrito literatura juvenil, guiones, cómic… ¿En qué género se siente más cómodo?
No sabría decirte muy bien, supongo que en la comedia. Nosotros no nos vestimos siempre igual, ni vemos las mismas cosas en televisión, leemos cosas distintas… ¿Por qué un autor no va a hacer cosas distintas?
─¿Cómo varía el trabajo de un género a otro?
Soy muy adaptativo. Cuando hablas a un niño no le hablas igual que a un adulto, cuando hablas a tu abuela no le hablas igual que al banquero… Es un poco lo mismo.
─Respecto al público, ¿cómo cambia el recibimiento de las obras?
Yo escribo para los lectores. No soy uno de esos escritores que escriben para sí mismos. El feedback, los lectores me lo dan cuando acudo a los salones de firmas, a las ferias… El público viene a hablar conmigo, así que tengo un contacto muy directo con él. Les tengo mucho respeto a los lectores. Quiero entretenerlos. El lector me está dando su tiempo: unas horas, unos días… Y yo quiero ser honesto con ellos. Cuando cambio de género y de estilo lo que busco es la confianza de mis lectores, decirles: os estoy proponiendo una cosa nueva, pero confiad en mí que os va a gustar.
─Entonces, a la hora de escribir, ¿tiene en cuenta el gusto de su público?
¡En absoluto! Tú puedes querer mucho a tus hijos, les das todo lo que puedes, pero no les preguntas cuando vas a cambiar el coche o a pintar la casa. Puedes querer a tus lectores e intentar darles lo mejor, pero siempre tienes que darles algo tuyo. Si empiezas a intentar darles algo que ellos te han pedido, la literatura se convierte en clientelismo.
─Aunque se trata de un thriller, seguimos encontrando mucho humor. ¿Es indispensable en su literatura?
Sí, es una parte esencial. Una aventura no se puede vivir sin humor. Si quieres afrontar una aventura como ésta sin humor, estás condenado desde el principio.
─¿Por qué es tan importante hacer reír al lector en los tiempos que corren?
El humor es una de las herramientas más útiles para llegar a cosas muy serias. Mis comedias hablan del luto, de la muerte, de la pérdida de un hijo… Son temas duros, y si no nos las tomamos con un poco de distancia y humor, nos llevarían al suicidio.
─Los protagonistas son dos personas muy curiosas. ¿Tomó rasgos de otros personajes de ficciones similares?
No, no ha habido ninguna inspiración. En la base, todos los personajes tienen un sentimiento. Ben es una persona que no ha llegado a madurar, y que tiene debajo de él un mal de amores, como muchos hombres que a esa edad, si no tienen detrás una mujer que les empuje, no están perfilados del todo. Y Karen es una mujer joven, con sentido del deber, del trabajo, con ganas de hacer las cosas bien… Lo que debe descubrir es por qué y para quién hace lo que hace. Se acercan a los arquetipos.
─El milagro original parece seguir la estela de una corriente de novelas que se inició hace muchos años con El código da Vinci, una mezcla de thriller y hallazgos históricos. ¿Es una fórmula exitosa?
No siempre, a veces se fracasa. Muchos lo intentan y a pocos les funciona.
─¿Y cuáles son los ingredientes?
No podría responderte, porque entonces sería que todo es una receta, un libro calculado y eso sería un producto. Yo creo mi historia y va surgiendo. No hago cálculos de por dónde ir, qué meter… Yo invito al lector a seguir esa historia.
─¿Qué tal la acogida que está teniendo en Francia?
Excelente. En un principio, mis lectores de comedia han sufrido un cierto rechazo: no es el mismo estilo, ni las mismas portadas… Pero eso me ha permitido acceder a nuevos lectores. Y los lectores de siempre, al final, han dado el paso y les ha encantado igual. Mis lectores suelen ser mujeres que enganchan al marido. Y en este caso, ha sido al revés: han llegado muchos hombres a comprar el libro que luego han animado a sus mujeres a leerlo.
─Secretos ancestrales, manuscritos enigmáticos… En esta clase de novelas, ¿cuánto hay de ficción y cuanto de verdad histórica?
Para mí, una buena mentira siempre está al límite de la realidad. Todos los elementos, sobre todo aquellos que parecen en cursiva, son absolutamente exactos. ¡Salvo uno! Mi secreto. Los submarinos alemanes que desaparecen, realmente desaparecieron. Las expediciones arqueológicas de los alemanes del Tercer Reich en Egipto también ocurrieron.
─¿Cómo fue llegando a todos estos elementos históricos y los unió entre sí al servicio de la historia?
Ha sido un proceso de ocho años, entre cosas que ya sabía y han ido madurando, otras que he investigado y he ido descubriendo y así las he añadido al esquema de la historia que quería contar.
─Y respecto a los lugares, Japón, Egipto…, ¿es necesario visitar estos lugares para poder escribir sobre ellos?
A la mayor parte hay que ir. Más allá de la descripción del lugar, está el espíritu de ese sitio, y eso no se encuentra en la Wikipedia. Además, uno de los grandes placeres de ser escritor es poder ir a esos sitios, encontrarte con la gente, intercambiar información con ellos…
─Una de las reflexiones que se extraen de la lectura de El milagro original es la comunicación entre civilizaciones antiguas que eran muy diferentes. Aunque hoy en día poder comunicarnos con cualquiera en un segundo, ¿seguimos teniendo problemas para entendernos entre culturas diferentes?
Para mí lo más importante es el individuo, y sus mecanismos de amor, de odio, de miedo… Son los mismos para todos. Si luego los presentamos por su color de piel o por la forma en la que comen, entonces empezamos a diferenciarles. Pero si volvemos a lo que nos hace humanos de verdad, volvemos a unirnos.
─¿Los libros son una herramienta para volver a esa unión?
Mi objetivo es distraer, emocionar e intentar que la gente se plantee sus propias preguntas. Una de las cosas que más ilusión me hace es que gente que se ha leído esta novela llegue y me diga: “¡aquí todo es posible!”. He tenido incluso correos electrónicos de investigadores e historiadores que después de leer el libro han continuado investigando, más allá de la ciencia, y han descubierto más cosas.
─¿De qué género será su próximo libro?
Ya tengo pensados varios. El próximo es una comedia, el siguiente también, después un drama histórico y el cuarto una ciencia ficción.