Y tú… ¿alguna vez has sentido miedo?
Un libro lleno de recursos para atrapar a un lector de amplio arco generacional, acostumbrado a la viveza del thriller característico de la narrativa cinematográfica de las últimas décadas.
¿Es esta novela la máxima expresión del miedo?
Se podría decir que es el miedo al propio miedo. Esa forma irracional de sentirnos tensos, incómodos, ese pánico que nos entra cuando tememos algo, o a alguien. No es una historia de terror sanguinolenta, ni provocará interrupciones en la lectura por no poder soportarlo. Es una provocación a tu mente, a tus sentidos, una invitación a plantearte por qué estás asustado.
¿Qué puede contarnos del argumento?
La historia nos presenta a Bruce Struzan, un psiquiatra atormentado por su pasado y por un trabajo que ha arruinado su vida personal, que se enfrenta al caso más complicado que haya tenido que resolver; debe decidir si Ananda, una joven con un turbio historial y una extraña capacidad para introducirse en las mentes ajenas, está en óptimas condiciones para abandonar el hospital en el que lleva ingresada desde hace años. Los indicios apuntan a que es la culpable de los sucesos paranormales que han ocurrido a su alrededor desde que era una niña, pero la verdad no es siempre tan sencilla de encontrar como creemos.
¿Cómo definiría entonces Expediente Ananda?
Es una novela donde el miedo está presente en cada una de sus frases, en cada página, con claros matices de la narrativa clásica del género ya desde la época romántica: el de un protagonista marcadamente racional y desdeñoso de supersticiones, ni más ni menos que un psiquiatra, que pese a las reticencias con que intenta combatir unas experiencias cada vez más contundentes, acaba vencido y absorbido por lo fantástico.
¿Qué análisis podría hacerse por tanto del Dr. Struzan?
Es un personaje con un seductor drama interno. Es el protagonista que lleva la novela a sus espaldas. Abocado a ser imperfecto a pesar de su potencial de ser un buen padre. La impotencia, el remordimiento, el sino de no poder ser el padre que desea ser, parecieran empujarle por ese camino de penitencia que atraviesa sobre las baldosas de su propio infierno.
¿Y quién es Ananda?
Es quizá la gran pregunta. Es una joven que lleva gran parte de su vida encerrada, primero en internados, después en un hospital para pacientes con enfermedades mentales, y nadie se atreve a decidir si es apta para integrarse en la sociedad o no. A lo largo de su vida, todas las personas que la han rodeado se han visto envueltos en extraños sucesos, muchos de ellos mortales. Aunque no hay pruebas en contra de ella, parece tener la capacidad de meterse en los pensamientos ajenos, provocando tal grado de sugestión que acaban en las más trágicas circunstancias. Es un personaje tremendamente atractivo, tanto en lo psicológico como en lo físico, incluso con cierta inocencia, por increíble que parezca.
Lo fantástico tiene en la historia cierta coloración religiosa, ya que se antoja como una especie de castigo infernal para el protagonista, ¿no?
Sí, la propia estructura de la novela invita a la idea de ese castigo, del que parece que no hay salida. La historia se reparte en siete días consecutivos, que no se relacionan con el canon de los pecados capitales, sino con el septenario del relato creacionista del Génesis. Es precisamente en el capítulo sexto (día sexto) donde se insinúa que la responsabilidad de los hechos paranormales es del mismo diablo en aparente conexión con Ananda. Aunque como digo, no es más que una hipótesis, ya que en realidad corresponderá al lector decidir si es así, o es sólo fruto de la sugestión que la joven genera en el resto de personajes, sobre todo en el Dr. Struzan.
Cualquiera diría que le gusta jugar con la mente de los lectores…
Y tendría toda la razón del mundo. Me encanta hacer pensar a la gente. Que sean lectores activos, atrapados en cada línea de la novela. Mi objetivo es que según avancen en la historia, se hagan preguntas e incluso se contradigan a ellos mismos. En el fondo la vida está llena de esas incertidumbres, de esas falsas apariencias. Todos sentimos confusión en algún momento, y lo que hoy nos parece negro, mañana puede empezar a resultarnos blanco. No me gusta dejar de lado los grises, así que por el camino cada cual debe plantearse la verdad y resolver sus propias dudas.
¿Dónde está ambientada la historia?
Me decidí por situarla en algún lugar en mitad de ninguna parte. Son obvias las referencias anglosajonas, pero en realidad es una historia que podría ocurrir en cualquier sitio. Me parece interesante la idea de que cada lector se imagine el punto geográfico que su imaginación quiera crear.
Tiene muchas referencias cinematográficas, ¿se podría considerar un homenaje a películas como El silencio de los corderos, o Expediente Warren?
No creo que pudiera interpretarse como un homenaje, pero sí es cierto que el ritmo de la novela es trepidante, muy cercano a la forma que tiene el cine de contarnos las historias. Me gusta escribir de esa manera, imaginando las escenas como si fueran secuencias de una película. Y de nuevo hago referencia al juego que propongo en mi novela; es como decir, ahora os voy a poner en la cabeza las imágenes que yo quiero. Soy como un proyector en la mente de los lectores.
¿Cuál es el tipo de lector que busca atrapar con su historia?
Mi intención es que puedan ser personas de edades muy distintas. Creo que la novela está llena de recursos que atrapan a un lector de amplio arco generacional. No un lector que busque necesariamente metáforas o preciosismos, sino al más acostumbrado a la viveza del thriller y los temas de lo psicótico, posesiones y otros recursos familiares al género. Como lector, siempre he concebido la lectura como un entretenimiento, como una forma de evadirme, de sumergirme en personajes variopintos y realidades distintas. Como escritor quería seguir esa misma línea y despertar en la gente sentimientos.
Editorial: Berenice (Grupo Almuzara)
Colección: POE
Páginas: 160
ISBN: 978-84-16750-25-2
PVP: 15,95€